La
semana pasada nuevamente causó revuelo en el Municipio capitalino la salida de
la vicealcaldesa Daniela Chacón y su desafiliación de SUMA, partido por el cual
fue escogida. Es la quinta concejala en independizarse en los dos años que
lleva instaurado el Concejo Metropolitano, tomando en cuenta la renuncia de
Antonio Ricaurte. Tal parece que este Concejo no logra una cohesión para
trabajar en pro de la ciudad, cada concejal está velando por cuidar su nicho de
poder y poco vemos de su trabajo efectivo en beneficio de la ciudad y los
ciudadanos que los eligieron para ocupar estos cargos. Lo que sale a la luz
para la opinión pública son las desavenencias políticas al interior del
Concejo, los escándalos de faldas y los camisetazos. Un vivo ejemplo de cómo
eran los diputados en el antiguo Congreso Nacional.
El
Concejo escogido en las elecciones de 2014 sufrió algunas variaciones a los
anteriores: se aumentó en número, se dividieron en zonas para tener mayor
representatividad (5 concejales por el norte de la ciudad, 5 por el centro y 5
por el sur y 6 Concejales por las parroquias rurales, un total de 21). De los
21 concejales 11 fueron escogidos de Alianza País (AP), 9 de SUMA y 1 de CREO.
A pesar de que aparentemente Alianza País tendría mayoría en el Concejo y
podría equilibrar la balanza entre un alcalde de otra bancada y el Concejo
Metropolitano, esto en la práctica no ha sucedido en los más de dos años que
llevan ejerciendo funciones. Con la desafiliación de Eddy Sánchez y Karen
Sánchez, AP quedó sin mayoría. Pero no solo hubo desacuerdos en la bancada
oficialista, el propio alcalde Rodas se ha ido quedando sin sus adeptos. Ivonne
Von Lipke y Sergio Garnica fueron los primeros en separarse de la alianza
SUMA-Vive. Antonio Ricaurte, una de las figuras que dio impulso a Rodas para su
elección renunció por un “escándalo de faldas” que protagonizó con la concejala
Carla Cevallos y; más recientemente la segunda al mando de la alcaldía, Daniela
Chacón no solo que renunció a su cargo, sino que se desafilió de SUMA, el mismo
día que en la prensa se publicaron fotografías de ella junto al banquero-candidato
Guillermo Lasso.
Y si
pensábamos que el Concejo iba a tener momentos de calma y de retorno al curso
de su razón de ser, nos equivocamos. Esta semana debían escoger un nuevo
vicealcalde, alguien que reemplace a Chacón, que sea el segundo al mando, de confianza
del alcalde Rodas. Para asombro de todos, cuando pensamos que iba a ser alguien
de la bancada de SUMA, por evidente lógica, resultó escogido el único concejal
que tiene el partido del banquero Lasso, Eduardo del Pozo. ¿Qué pasó con los 9
concejales de AP que ni siquiera propusieron un candidato? ¿Qué pasó con los
independientes, con el propio partido del alcalde que mocionaron a Del Pozo,
teniendo otros cuadros que podían ocupar ese puesto? Aquí hay gato encerrado
definitivamente. Es evidente que los manejos políticos que se están dando por
debajo de la mesa a pocos meses de las elecciones presidenciales, están
saliendo a flote en el Municipio. Estas actuaciones nos dan mayor claridad,
pero también más incertidumbre. ¿Será que Rodas está pensando seriamente ser el
binomio de Lasso y dejar encargada la Alcaldía a Del Pozo? ¿Eso queremos los
quiteños, que se quede de alcalde un segundón, que nadie eligió para guiar los
destinos de nuestra ciudad? El mandato dice claramente que el Concejo
Metropolitano de Quito “ejerce el poder legislativo del Distrito Metropolitano
de Quito para expedir ordenanzas, resoluciones y acuerdos”, esa es su misión,
esa únicamente, no aprovechar la coyuntura para hacerle el juego a los partidos
políticos a puertas de una nueva elección.
Gigi
Briceño