Hoy la ciudad de Quito amaneció sin transporte público. Miles de
quiteños sufrimos un verdadero vía crucis para tratar de llegar a nuestros
destinos. Un panorama al que ya no estábamos acostumbrados los quiteños porque
vivimos tiempos de estabilidad gracias a que gozamos de combustible subsidiado
y los famosos paquetazos quedaron en el pasado. Sin embargo, hoy se hizo
evidente que la mafia de los transportistas es un cáncer que no se ha logrado
controlar.
El alcalde Rodas, en su afán por mantener sus promesas de campaña y
contentar a todos, no ha logrado tomar el toro por los cuernos en ningún asunto
de su competencia. Todos son acuerdos “parche” que no hacen más que contener momentáneamente
los malestares de los distintos sectores que reclaman ajustes ¿Quién paga los
platos rotos? Los ciudadanos de a pie.
Hemos escuchado decir en innumerables ocasiones al alcalde que “el
transporte de Quito ha mejorado significativamente”, ¿será que nunca se ha
subido a un trole a las siete de la mañana, cuando los pasajeros somos tratados
como sardinas en lata y a duras penas logramos respirar en el tortuoso trayecto
a nuestros destinos de trabajo? ¿Será que no ha visto cómo hacen competencia
los buses en la avenida Napo sin respetar paradas, ni a los pasajeros que “nos
jugamos la vida a diario”? ¿Acaso el señor alcalde jamás ha visto la cortina de
humo que lanzan los buses a diestra y siniestra a pesar de que existen
regulaciones para revisiones periódicas de sus motores? ¿De qué mejoras al
servicio habla? Demagogia pura.
Lo cierto es que Rodas negoció con los transportistas para entregarles
un subsidio para mejoras del servicio y de sus unidades a cambio de que no
exista un alza en la tarifa del pasaje. En dos años se ha entregado una
cantidad que bordea los 46 millones de dólares y que equivale a 16.000 USD por
cada unidad. ¿Alguien se come el cuento de que el servicio mejoró, que
mejoraron las unidades? La verdad es que se les acabó el subsidió el 30 de
junio pasado y se les ofreció en cambio analizar (ahora si) en el Concejo Metropolitano
el alza de pasajes. Han pasado dos meses y los transportistas fueron a reclamar
lo ofrecido, no se dio trámite y como consecuencia paralizaron la ciudad.
La encrucijada en la que se ha puesto el alcalde Rodas no es fácil, esta
vez no va a salir bien parado, ni va a poder torear el asunto como está
acostumbrado. Hoy hemos vivido escenas de violencia extrema: quema de unidades
de transporte y taxis, maltrato a los ciudadanos que luchaban por buscar un
medio para transportarse, una decena de detenidos por disturbios, una
ciudadanía ofuscada y molesta y unos transportistas que cual niño encaprichado
no darán su mano a torcer hasta que se les cumpla el capricho.
Las medidas clientelares a Rodas le están pasando factura, ya no puede
tapar el sol con un dedo y debe asumir su responsabilidad como burgomaestre de
la capital ecuatoriana. Finalmente a las cinco y media de esta tarde, luego de una jornada de malestar, de maltratos, de violencia salió a frentear el tema diciendo que se va a "revocar los permisos de las compañías que mañana no salgan a prestar el servicio". Una decisión acertada aunque sabe que se le abrirá un frente difícil, la interrogantes es ¿por qué a sabiendas ayer de que iban a paralizar la ciudad el día de hoy no tomó ninguna medida? ¿por qué esperó que se salga de control la protesta? ¿por qué dejar pasar un día de violencia y maltrato?¿Era necesario llegar a esos extremos para ponerse los pantalones señor Rodas?
Estamos a una semana del inicio del
periodo escolar, son miles de estudiantes que se movilizan en transporte
público y los padres de familia vemos con preocupación por un lado la
afectación a nuestra economía familiar con el alza de pasajes, pero por otro la
seguridad de nuestros niños a cargo de conductores y dueños de unidades con conductas violentas. ¿Acaso con esta amenaza los transportistas se quedarán tranquilos?
El servicio no ha mejorado señor Rodas, le invitamos no a subirse al
trole o a la ecovía dando previo aviso a sus funcionarios, le invitamos a subirse
a un “Marín-La Ofelia” o un “Colón-Camal”, mire usted mismo si el dichoso
servicio ha mejorado. El servicio de transporte como en cualquier ciudad del
mundo debería ser público en su totalidad, ya basta de las mafias de los
choferes, sus caprichos y su pésimo servicio. Seguir dándoles dádivas no es la
solución. Merecemos vivir mejor señor Rodas, como usted mismo lo ofreció en su
campaña.
Miguel Jiménez