Soy quiteña de nacimiento. He vivido en esta ciudad ya 45
años en varios barrios y a todos los tengo asociados con un recuerdo gastronómico,
porque a mi juicio no hay nada mejor que una buena comida.
Mi primera casa fue en San Juan, en la calle Montevideo y Canadá. El sabor de este barrio
para mí son los deliciosos Motes de San Juan que están en la Nicaragua. Es un sitio pequeño, sin mesas y siempre a full pero que tiene un sabor impresionante. Además, creo que parte del encanto es la posibilidad de comer en tu carro.
Desde San Juan siempre el Centro Histórico quedaba a “un saltito” y donde caminar por sus calles es una delicia culinaria por que a cada paso se encuentra algo con que saciar el antojo. Los mejores sin duda son los sánduches de pernil (antes de que comer un sánduche adquiriera un tinte político) y los helados de paila de la Catedral.
Luego
me mudé un poco más al norte en el Miraflores que todavía mantenía esa onda
pueblerina que ahora ha perdido; sin embargo el principal atractivo era ir a
las fruterías de la Monserrate para comer las mejores ensaladas de frutas y el
que sin duda debe ser el mejor bolón de verde del mundo.
Ahora vivo en el Inca donde mi nueva “hueca” son las
fritadas. El mejor manjar (no para los no iniciados) consiste en una salchicha
negra y un espectacular mote con chicarrón. Con el tiempo mis gustos también
han “evolucionado” y he ido incluyendo otras
opciones más “sofisticadas” como el sushi o la comida internacional, aunque sigo
convencida de que no hay nada mejor que una tradicional comida quiteña.
Quienes hacen este blog pidieron mi colaboración para hablar
sobre Quito y a mi juicio no hay mejor manera de rendir homenaje a esta ciudad
que comiendo sus mejores deleites[1]. Buen provecho y que ¡Viva Quito!
[1]Por
cierto todas las fotos son de Google View, como decía un amigo nos sentimos
primermundistas ;)
Daniela Reyes