La actual administración municipal debe ser una
de las que más ha usado colores en sus publicidades, los tradicionales azul y
rojo del pasado han sido reemplazados por una serie de colores que de acuerdo
con el burgomaestre identifican la múltiple personalidad de quiénes formamos
parte de esta ciudad pero que coincidentemente son aquellos identificados con
el partido político de la alcaldía. El último cambio se puede apreciar en los
uniformes de los policías metropolitanos quienes ya no portan su tradicional
uniforme azul marino y ahora tienen una franja turquesa; el director de la
Policía Metropolitana explicó que el nuevo color los hace más visibles pero que
también inspira confianza, tranquilidad y amabilidad.
Mi acercamiento a este asunto de los colores se
limita a un experimento fallido al haber pintado una de las paredes de mi dormitorio
en rojo intenso y haberme arrepentido varios días después pues aquella dosis de
“energía” temprano en la mañana me resultó demasiado, sin embargo tomando en
cuenta el peso que esta administración parece darle a algo como el color es que
me puse a investigar este tema.
Una búsqueda rápida en Internet te da varios
resultados sobre el significado de distintos colores (unos que se ven más formales
que otros) pero todos coinciden en que el turquesa “ayuda a abrir las líneas de comunicación
entre el corazón y la palabra. Se presenta como color amigable y feliz para
disfrutar la vida, el turquesa controla y sana las emociones creando un balance
emocional y estabilidad” lo mismo que dijo el Director de la Policía
Metropolitana y que se citó como un argumento clave para haber dado paso al
cambio de uniformes, así entonces veamos que dice del azul que antes portaban
“el color de la confianza, la honestidad y la lealtad. Es sincero, reservado y
callado y no le gusta llamar la atención. Odia la confrontación y le gusta
hacer las cosas a su manera” a excepción de la última parte me parecen
características claves para un Policía Metropolitano (asumiendo que realmente
el color tuviera un impacto en su gestión).
Más que esta onda new age me inclino a una
visión más publicista del asunto para entonces sugerir que estos cambios se
tratan más bien de una publicidad subliminal que utiliza vulnerabilidades,
manipulando y controlando la mente de varias maneras. Así la inundación de
colores que ahora tenemos en Quito no va con el tema de una ciudad multicolor
que el Municipio nos quiere vender sino más bien que se trabaja para de manera
subconsciente unir a la idea de gestión/obras/seguridad con el partido político
del Alcalde para futuras elecciones.
Rocío Pérez