Hace pocos días llegaron cinco de los
80 buses bi-articulados que el alcalde Rodas viene anunciando con bombos y
platillos como la gran solución a la movilidad de la ciudad. Está claro que
adquirir buses de 27 metros de largo en una ciudad con calles angostas es algo
que nos extraña, pero también resulta terriblemente absurdo que en pleno siglo
XXI con todo lo que se sabe sobre la contaminación del aire, y luego de que el
propio municipio instaurara el uso de energía sustentable en sus sistemas de transporte público (trolebus eléctrico y
ecovía), estas unidades gigantescas funcionen nada más y nada
menos que con Diesel, el combustible que genera mayor cantidad de polución.
Pero más allá del tema
medioambiental, que ya de por sí afectará la calidad del aire de los quiteños,
los buses bi-articulados que le costaron
al municipio 40 millones de dólares, no están diseñados para atravesar las
estrechas calles coloniales de nuestro Centro Histórico y resulta que ahora que
ya están comprados, que ya está en marcha la remodelación de las 47 estaciones
del sistema trolebus con un costo de otros 10 millones de dólares, según el
gerente de la Empresa Metropolitana de Obras Públicas, habrá que hacer “al
menos 15 arreglos” en el casco colonial para que estos buses atraviesen sus
calles. ¿Qué quiere decir esto, que van a tener que picar y achicar las veredas
de nuestra ciudad? Según el propio alcalde, en su cadena semanal, explicaba la
semana pasada que se hicieron todos los estudios para que estas unidades tan
grandes atraviesen las calles de Quito, pero ahora resulta que no. ¡Ups. Nos
falló el cálculo!, entonces ahora si tocará mochar un poquito las –ya de por si
estrechas- veredas del centro para que pase el bi-articulado.
El problema de la movilidad en Quito
se ha convertido en el principal de todos. Es realmente urgente tomar el toro
por los cuernos y poner como prioritario el tema del transporte. La capital del
Ecuador no fue diseñada para albergar un parque automotor como el que cuenta actualmente
con cerca de 360.000 autos ni para albergar a los miles de habitantes que
llegan cada año a vivir en la ciudad, sin embargo es algo que puede
planificarse, proyectarse y por tanto tomar las precauciones del caso.
Es verdad que los quiteños merecemos
tener un sistema de transporte de “última tecnología” como lo anuncia el propio
alcalde y que tanto las unidades como las estaciones nuevas van a contar con
modernos sistemas de vigilancia y con servicio de Internet gratuito, por supuesto que estamos contentos con las cosas
nuevas, pero si hilamos un poquito, vemos que son simples bambalinas. Las estaciones del trole necesitaban arreglo,
de eso no hay duda, pero me pregunto, ¿era necesario hacer estaciones de 50
metros y cambiar absolutamente todo? Con un costo de diez millones para la
ciudad. ¿Era necesario me pregunto también, comprar bi-arcitulados que
contaminan y que no alcanzan en las calles angostas del Centro Histórico en vez de comprar nuevas unidades iguales a
las ya existentes? ¿Era necesario poner wi-fi en las unidades?
Si, el problema del transporte en
Quito requiere medidas urgentes y sabemos que no se pueden hacer de la noche a
la mañana, pero el señor Rodas ya lleva de alcalde dos años, ha tenido suficiente
tiempo para ampliar el servicio de trole como ofreció, de hacer los famosos
Quito Cables como ofreció, de hacer una ciudad “más humana y solidaria” como
ofreció, más amigable con los sistemas alternativos como la bicicleta en vez de
inventarse un nuevo intercambiador, de dar solución al transporte en sentido
este-oeste y una serie de otros ofrecimientos que iba a hacer por nuestra
querida ciudad. Solo buscamos lo mejor para todos los habitantes de la ciudad,
solo queremos “vivir mejor”.
Miguel Jiménez