La Organización Mundial de la
Salud (OMS) recomienda un índice verde urbano de 9mts 2 por habitante. De
acuerdo al último censo del INEC (2010)
Quito estuvo entre las 10 ciudades que cumplían con esta norma. De hecho superó
ese índice, según el último registro de 2014 del Instituto de la ciudad que
hablaba de que Quito cuenta con 20,2mts 2 de áreas verdes por habitante. Si de algo nos hemos enorgullecido los
quiteños es justamente de que tenemos una “ciudad verde” y que las últimas
administraciones se preocuparon por generar nuevos parques metropolitanos, arborizar plazas, rescatar quebradas y
mantener la flora de toda la ciudad para mejorar la calidad de vida de los
quiteños.
Además de que la Constitución
ampara los derechos de la naturaleza, también promueve que los habitantes
tenemos derecho a un hábitat seguro y saludable. En el Distrito Metropolitano, gran parte de
su territorio rural es Patrimonio Natural, lo que también ha coadyuvado a
mantener la biodiversidad y ecosistemas de
estas zonas, aumentando el índice de áreas verdes, sin embargo en el centro
comercial de la ciudad la realidad es muy diferente.
Pensar que veinte metros
cuadrados por habitante corresponde a casi a un pequeño jardín para cada
quiteño y que visto así podría parecer poca cosa, la realidad es que es un lujo
en una ciudad con dos y medio millones de habitantes y en constante
crecimiento.
Pese a las áreas protegidas
dentro del área del distrito, de la creación de extensos parques metropolitanos
(Cuscungo, Las Cuadras, Metropolitano del Sur, Metropolitano del Norte, por
nombrar algunos) el hipercentro de la ciudad cuenta con poquísimas áreas verdes
y es la zona de gran tráfico vehicular y es la zona comercial y de alto
tránsito peatonal. El parque central de
esta área es el emblemático parque La Carolina, que no solo sirve de zona de
recreación para una importante población de la ciudad, sino también que hace
las veces de pulmón de esta congestionada zona.
Hemos visto con tristeza cómo
estas últimas semanas se talaron decenas de árboles que tenían décadas en el
parque con el propósito de hacer una estación del metro. No estamos en contra de los avances de la
ciudad y entendemos que la planificación
y los estudios no permiten que la estación cambie de lugar, pero lo que no
entendemos es ¿por qué los árboles no fueron trasplantados? ¿Por qué se decidió
talar una zona tan extensa de parque?
Justo es la zona del parque más arborizada. Nos han dicho que van a volver a
planta otros árboles, pero ¿en dónde,
cuándo, cuánto tiempo tardan en crecer? Estos árboles llevaban décadas ahí, no
se trata de volver a sembrar árboles en otro espacio, se trata de que se mutila
la naturaleza sin un debido cuidado, yendo en contra justamente de lo que
promueve nuestra Constitución: “los derechos de la naturaleza”.
Quito sigue creciendo a pasos
agigantados y necesita con urgencia que sus espacios verdes no solo se
mantengan sino que logren expandirse. ¿Qué pasó me pregunto con el proyecto de
hacer el parque Bicentenario? La anterior administración dejó un proyecto que
recuerdo tenía la intención de sembrar plantas nativas, hacer grandes jardines
y hasta lagunas. Cuando llego la administración de Rodas, una de las primeras
cosas que prometió es hacer del Parque Bicentenario un nuevo pulmón para la
zona norte, habían unos lindos carteles que decían “Ahora si vamos a hacer un
parque” porque a Barrera le criticaron porque inauguró una “pista de
aterrizaje” y no un parque. Pero ya vamos dos años de alcaldía de Rodas y el
Bicentenario sigue igualito.
El parque La Carolina, tiene 67 hectáreas y según dicen en la página
web de la propia Empresa de Obras
Públicas del Municipio (los mismos que ahora están talando los árboles) “es uno
de los espacios verdes más importantes de la ciudad y tiene un programa
ambiental a través del jardín botánico donde existe un plan de protección de
varias espacies de flora como orquídeas, palmeras, árboles entre otros”. Si el
mismo municipio da cuenta de la importancia de las áreas verdes de este parque,
si desde la propia administración se impulsan programas de reforestación, de
conservación, de áreas protegidas, etc. ¿por qué se contradicen y no hacen un
trabajo técnico con los árboles de La Carolina? De “arboricidio” lo tacharon
los defensores de la naturaleza en la ciudad, porque no cabe otra lógica en
este accionar.
Margarita Figueroa L.