Un verdadero caos se vivió el viernes pasado
en la ciudad de Quito en los alrededores del parque La Carolina. De pronto las
avenidas Amazonas y Eloy Alfaro estaban inundadas y el tráfico se volvió
insufrible. Casi una hora me tomó llegar desde las Naciones Unidas hasta la
Eloy Alfaro en el bus que cubre la ruta por la avenida Amazonas. No sabíamos qué había ocurrido,
parecía el típico tráfico que se arma cuando ha habido un choque. Minutos más
tarde, uno de los pasajeros pudo enterarse por las redes sociales que se
trataba de una tubería rota en el parque La Carolina. Es todo lo que supimos.
Al llegar a mi destino me entero bien de lo
que pasa, resulta que la constructora Acciona – Odebrecht, la empresa que está
construyendo el Metro de la ciudad, realizando trabajos de excavación en lo que
será la estación La Carolina, accidentalmente rompió una tubería que abastece
de agua potable a más de cuarenta barrios y siete parroquias de la ciudad.
De “error involuntario” lo nombró en su
comunicado la Empresa Pública del Metro. ¿Error involuntario? ¿Cómo es posible
que una obra que cuesta más de 2 mil millones de dólares y que gastó
millonarias sumas en hacer estudios de factibilidad para ver suelos, rutas, etc.
diga ahora que fue un “error involuntario”? ¿Acaso en los tan cuestionados
estudios no dice por dónde va una tubería de semejante calibre? Es evidente que
para ser un daño de tal magnitud no se trata de una pequeñez, se trata de una
tubería estructural.
El caos fue terrible, el agua salía a
borbotones por la calle, un desperdicio de miles de galones del líquido vital,
pero sobre todo, lo que más nos preocupa como quiteños, es que apenas han
empezado las obras para la construcción del metro y ya suceden errores tan
graves. No me quiero ni imaginar qué puede pasar en lugares mucho más delicados
como la Plaza San Francisco en el Casco Histórico, donde se supone deben hacer
los trabajos con mucha más precisión.
¿Resulta ahora que la empresa constructora
no sabía por dónde pasan las tuberías? Esto fue grave, gravísimo, suspendieron
el insumo de agua a decenas de barrios por más de 24 horas.
Todos queremos vivir mejor, claro que sí,
queremos mejor transporte público y eso implica que debamos aguantar el
malestar ahora para en el futuro tener una ciudad con mejor conectividad. Pero
ya aguantamos todos los día que en Carapungo se haga un cuello de botella
porque no acaban el dichoso intercambiador, que en la Granados cada día es más
difícil irse al valle por que las calles están cortadas y la obra está para
largo, que en la Plaza de Toros y en La Carolina los trabajos de las estaciones
del metro nos han dejado sin veredas y así andamos con obras a cada paso que
damos. Eso ya es bastante molestia para los capitalinos como para estar
soportando ahora que para colmo de males la mega obra de la ciudad, que tiene
un elevadísimo costo sufra de “errores involuntarios”. A ponerse la mano en el
pecho señor Rodas y hacer un poco de mea culpa, esperemos no tener más de estos
errores en lo que resta por hacer.
Laura Mejía