San Francisco de Quito, fundada así por los españoles en el
siglo XVI fue la primera ciudad junto a Cracovia en ser nombrada por la UNESCO
como el 1er Patrimonio Cultural de la Humanidad hace 38 años. Obtuvo este importante
reconocimiento por ser la ciudad con el Centro Histórico mejor conservado de
toda América Latina, alrededor de 320.000 hectáreas conforman su casco
colonial.
Pero no son solo las iglesias y monasterios como el de San
Francisco y Santo Domingo o la iglesia de La Compañía, entre otras
edificaciones, constituyen verdaderas joyas de lo que fue la escuela barroca
quiteña durante los siglos XVI al XIX, es debido a la densidad patrimonial que
abarcan el conjunto de edificaciones, obras artísticas y su enorme herencia
cultural las que motivaron este importante nombramiento.
El catálogo de patrimonios de la humanidad de la UNESCO ya
supera los mil en la actualidad; entre naturales, culturales y mixtos, y aunque
cada lugar patrimonial le pertenece al país donde se encuentra, el hecho
de que tenga este título otorgado por del Sistema de Naciones Unidas, es porque
existe un interés por parte de los países miembros de que se preserve la enorme
riqueza material e inmaterial de estos sitios.
Pero ¿entendemos
los quiteños qué implica tener una ciudad patrimonial? ¿Entienden las autoridades
de turno la responsabilidad de preservar este lugar? Estamos tan acostumbrados
a tener esta maravilla frente a nosotros, que ya no nos detenemos a reflexionar
sobre su valor histórico, sobre la importancia de la memoria para la
construcción de la identidad de los quiteños. Y aunque nuestra querida ciudad
hace mucho que dejó de ser solo el Centro Histórico, este constituye la parte
medular de lo que supone la capital de los ecuatorianos.
Pese a los
múltiples intentos por descentralizar las instituciones públicas, reubicar a
los comerciantes y hacer normativas para uso de suelo en esta zona de la
ciudad, nuestro querido Centro Histórico sigue deteriorándose de a poco. Sigue
siendo una zona de paso que conecta el norte con el sur, sigue siendo el lugar
donde se concentran mayor cantidad de locales comerciales y sigue siendo la
sede de las más importantes instituciones del gobierno local y nacional. Cada
vez que la ciudad soporta una movilización, es el centro de la ciudad el punto
de encuentro y el epicentro de sus reclamos. Entendemos que la carga simbólica
de la Plaza Grande no es tan fácil de reemplazar, pero la densidad poblacional
que soporta esta zona de la urbe es enorme y ahora con la construcción del
metro que no solo atravesará de manera subterránea la ciudad, sino que tendrá
que soportar dos estaciones en esta zona habrá que empezar a tomar medidas más
drásticas. El metro es necesario para mejorar la movilidad de la ciudad, lo
sabemos todos, pero este tiene que ser la excusa para modificar de manera categórica
los otros sistemas de transporte que en estos momentos son una fuerte carga
para las estrechas calles del centro de Quito.
Hoy es un día para
recordar que vivimos en una de las ciudades más hermosas del continente. Quito
no solo tiene este reconocimiento, ha sido galardonada por varios años
consecutivos como el mejor destino turístico de Sudamérica, depende de todos
quienes formamos parte de ella seguir conservando este pequeño tesoro que
tenemos.
Miguel Jiménez