La discusión sobre publicidad es difícil de llevar, por un lado un candidato constantemente en campaña dice que reducirá el gasto en publicidad pues lo cataloga como una forma “absurda” de gastar los recursos de quienes quieren que voten por él. Mauricio Rodas no fue distinto y ya en campaña dijo que disminuiría el tan satanizado gasto en publicidad, aparentemente lo que no pensó es que si no se cuenta con vallas publicitarias, cuñas radiales y de televisión es imposible que el quiteño que votó por él tenga una respuesta de su gestión y de cómo se gasta el dinero que paga en la ciudad.
No voy acá
a satanizar el gasto en publicidad pues considero que es un elemento clave para
la difusión de la gestión pública, pues sirve para que quienes pagamos impuestos
sepamos en qué se gastan nuestros recursos. Por ejemplo, ésta ha sido una queja
constante contra el gobierno central criticando el “excesivo gasto” en publicidad (sin valores
claros y solo considerados excesivos por que sí) la respuesta ha sido que son
mecanismos de rendición de cuentas y que sobre todo se han sobreestimado los
valores, y que se trata de mucho menos de lo que se cree. Resulta imposible
tener un valor consolidado de cuánto gasta una institución tan grande como el
Municipio de Quito en el rubro de publicidad (insisto que el problema no es que
gaste en publicidad) pues cada empresa, cada entidad maneja su propio
presupuesto, lo que se debe discutir es qué tipo de publicidad es la que se pone
en la ciudad. Una vez más como ven todo vuelve a definir qué tipo de ciudad es
la que queremos vivir, a mi juicio hasta ahora el principal interés ha sido
pintar (multicolor) una ciudad que no acaba de cuadrar.
El otro día
caminaba por la Shyris y a la altura del nuevo Bulevar Las Flores, me encontré
con una lona que delimita todo el terreno de intervención, para aquellos que
hemos trabajado en publicidad sabemos que ese material no es barato, sin duda
muchísimo más caro que la lona verde que se solía utilizar. El Telégrafo
reportaba también que otra intervención hecha en la zona de Carapungo
(brandeada de la misma manera) pone en peligro a los peatones, es decir, en un
afán estético se descuida la importancia de aspectos como la
seguridad peatonal; una vez más repito, qué tipo de ciudad se quiere construir.
En fin, en
la semana en la que se cumple un año de gestión de todos los GADs en el país
resulta indispensable insistir en que Mauricio Rodas nos cuente, qué tipo de
ciudad quiere construir, ¿una llena de anuncios vacíos y solamente
publicitarios? Hasta ahora parece ser así, podremos tener un buen publicista
pero todavía no vemos un administrador público y peor aún un Alcalde. ¿Cuánto
tiempo habrá que esperar?
Rocío Pérez