“Un año, entre logros y dificultades propios
de una urbe compleja”, empieza así el editorial publicado el 14 de mayo en
El Comercio que pasa revista de manera un tanto artesanal al primer año de
trabajo de Mauricio Rodas. Paralelamente, en estos últimos días especialmente
en redes sociales el periódico se ha visto envuelto en críticas contra su
aparente parcialidad con Mauricio Rodas (la encuesta que promovieron para que
los ciudadanos califiquen la gestión de los alcaldes ha estado intermitente, y se
permite no sólo votar varias veces en la misma categoría si no también que los
valores no cambian a pesar de que uno vote por la tendencia contraria) con este
editorial a mi juicio terminan de desnudarse en su intentona de mejorar la
imagen del alcalde a cualquier costo.
El Comercio
empieza lanzando la justificación del caso “es
lógico suponer que los nuevos funcionarios tardan su tiempo” así en el
primer párrafo ya acepta que los logros son escasos, a lo mucho, pero deben justificarse
sobre la base del tiempo, juegan así con aquella salida mediocre de “qué
esperan, solo voy un año” y “el que venía antes fue mucho peor”.
Empecemos
con lo que El Comercio califica como logros:
bajar impuestos (un beneficio para un mínimo de quiteños); asumir
plenamente las competencias en el transporte (decidiendo dar una “inversión
condicionada” a los buses, y elevar las tarifas de taxis más allá de lo que
cualquier estudio indicó); nuevas unidades del sistema Trolebús (unas
financiadas por crédito del BDE y otras que serán a diesel); impulsó el
proyecto de metrocables (lanzado por todo lo alto sin siquiera tener estudios
de factibilidad) que será bandera de su gestión.
Para el
periódico resulta un logro el que Mauricio Rodas haya privilegiado el rol del
sector privado como aquel que solucionará las necesidades de la ciudad. Si bien
es cierto (tal y como El Comercio se empeña en explicar en otra de sus notas de
hoy) las últimas tres administraciones han aceptado la figura de la alianza
público – privada, siempre el énfasis ha estado en el rol del Municipio como
ente de control, algo que no se ve aquí. Para El Comercio otro de los logros es
el peso que se ha dado a la visita a los barrios y a la dotación de obras
(léase al bacheo de varias calles de la ciudad) que es a mi juicio algo que
Rodas supo identificar como un serio limitante de la administración anterior, que es noción de cercanía con el Alcalde (con inversión sea mínima y trabajo
requerido aún menor).
El Comercio
también identifica retos para la administración de Mauricio Rodas con un
optimista “la gente espera con paciencia
pero exige, y con razón” aquí me pregunto, qué hace que se esté dispuesto a
darle al Alcalde una curva de aprendizaje tan grande; un año para descubrir
cómo funciona la ciudad, un año para ponerse al frente de las necesidades de
Quito (sin confiarse en que el sector privado solucionará sus problemas). Me
pregunto dónde a uno le dan tanto tiempo para aprender, si me piden que lo
evalúe diré que para mí como Quiteña, Rodas perdió el año (pero como tiene un
trabajo de cuatro todavía tiene tres años más para dar los supletorios).
Finalmente
resulta risible cómo el periódico hace referencia a “una gran dificultad” de
Mauricio Rodas, y que nace de su partido político, tan solo recordar que ya antes
para el periódico también resultó ser un reto de AP.
Rocío Pérez