Bret Dawson
escribió que la cultura tal y como se la experimenta a través de íconos,
imágenes y arquetipos ha caído en manos privadas quitándonos el derecho a
contar nuestras historias y mantener nuestra vida privada como privada e
incluso como curar a los enfermos. Para Dawson la privatización de la cultura
va apoyada de un aparato legal que permite que se castigue el compartir bienes
culturales que otro podría consumir; Dawson continúa su análisis incluso para
el tema de salud pues a pesar de contar con drogas más baratas éstas no se
hacen públicas pues las grandes farmacéuticas tienen la patente sobre la opción
más cara; para más sobre la privatización de la cultura se puede consultar
cualquiera de estos
links.
En el caso de
Quito, acabamos de vivir lo que esta administración vendió como un renacimiento
de las Fiestas de Quito donde se pretendía recuperar la “majestuosidad” perdida
en las ediciones anteriores principalmente como resultado de la cancelación de
las corridas de toros que involucren la muerte del animal en el ruedo acatando
lo decidido en Consulta Popular por la mayoría de los Quiteños.
La siempre
optimista administración de Mauricio Rodas desde un principio sostuvo que las
Fiestas de Quito habían perdido su luz original fruto de una pobre
administración municipal y por tanto en un afán de equiparar quiteñidad con
fiesta nos habíamos vuelto cada vez menos quiteños. Ya en campaña se habló de
un festival musical que recupere esa visión y que por tanto lleve el nombre de
Quito por todo lo más alto, así nació Quitonía que sirvió para juntar en un
mismo escenario artistas de los más diferentes géneros musicales que resultaron
ser los únicos disponibles con tan poco tiempo de anticipación tal y como confesó
en una entrevista el Secretario de Desarrollo Productivo y Competitividad del
Municipio de Quito, mientras se insistía en que éste era más que un festival y
que se transformaría en una iniciativa de recuperación económica para la
ciudad.
Hablar de
cultura implica entender que ésta deviene de compromisos sociales
fundamentales, hay varias aserciones sobre la palabra las más actuales hacen
referencia a la “coherencia simbólica
(aunque nunca absoluta) del conjunto de las prácticas (sociales, económicas, políticas,
religiosas) de un grupo particular” (Cuche,
La noción de la cultura en las ciencias sociales) acá nos apegamos a una
noción más sociológica de cultura que incluye “procesos de desarrollo intelectual,
espiritual y estético” del acontecer humano, incluyendo la ciencia y la
tecnología. Hay varias definiciones, si
se quiere una explicación didáctica recomendamos leer este.
El Municipio de
Quito a través de la Secretaría de Cultura se lanzó a buscar la definición de
esta cultura quiteña la cual iba a ser la “festejada y ensalzada” en estas
últimas fiestas sin embargo su ejecución se limitó a lo que la controversial
Secretaria asumió que era lo que debía significar dicha cultura; inicialmente
negó el apoyo a las carreras tradicionales coches de madera por considerar que
su ejecución a manos de un mismo organizador durante los últimos 40 años
implicaba una monopolización de la “cultura”; los desfiles de la confraternidad
fueron adjudicados a organizadores privados a 4 días de su ejecución e
incluyeron a los estudiantes de distintos colegios quienes originalmente no
iban a participar porque la Secretaria asumió que no representaban esa
“cultura” que defendían.
Llama la
atención que la Secretaria quién se reconoce a sí misma como una gestora
cultural haya dado tantos traspiés en su gestión y acepte que no espera tener
políticas culturales en la ciudad “pues el tiempo es demasiado corto”; incluso
ahora mientras escribimos estas líneas suenan nombres para reemplazarla parece
entonces que la gestión cultural sigue dando tumbos en Quito. En el caso de Quitonía (evento estrella de este
renacimiento de la cultura quiteña) este fue llevado a cabo por la ala económica
de la ciudad donde se privilegian los mega eventos que tienen al menos en
teoría la posibilidad de generar rédito económico.
Al igual que en
otros ámbitos de la gestión pública (movilidad, gestión de desechos sólidos,
planificación urbana, uso del suelo) la ciudad reclama soluciones claras y una
definición del curso de acción; ya pasó el tiempo suficiente para hacerse cargo
de la ciudad.