Posiblemente el factor clave para el funcionamiento
de un sistema democrático es una “actitud democrática”. Esto significa tener la
creencia de que todos los hombres son creados iguales, y el sentimiento de lo
que uno puede llamar un entendimiento de la gente.
C. Znamierowski (1888 – 1967)
La opinión
pública juega un rol importante en democracia pues puede influir en aquellos
tomadores de decisión para que incluyan los requerimientos de la gente en la
definición de política pública; al mismo tiempo la opinión pública puede servir
como un mecanismo de control a los líderes pues le da a la ciudadanía la
oportunidad de expresar su negativa y su descontento con las acciones tomadas
por la autoridad.
La opinión
pública en democracia debería ser tomada como un mecanismo para informar la
política pública; herramientas como las encuestas le dan a los líderes de
opinión una muestra de por dónde va la apreciación de sus ideas o si sus
políticas están teniendo éxito. Hay quienes incluso sostienen que las encuestas
producen “lo que la democracia debería producir” es decir igual representación
para cada ciudadano; una encuesta bien diseñada le da al ciudadano igual
oportunidad de participar y una voz de igual peso una vez que está participando.
Está claro que la popularidad por otro lado no puede ser el único indicador
para medir el éxito de una política o a un líder pues muchos de los miembros de
la audiencia tienen en la mayoría de las veces un conocimiento marginal y como
tales solo están capacitados para una respuesta no razonada.
Ahora, en
sociedades inequitativas este precepto no siempre se cumple (igual
representación para cada ciudadano) pues no todos tienen acceso a organizar sus
ideas o simplemente la opción de participar pues no pueden ser consultados. La
influencia de la democratización de la opinión pública tiene un gran impacto en
una nueva clase de poder donde es la ciudadanía la que adquiere un nuevo rol a
la hora de sopesar el éxito o el fracaso de una autoridad o una política
pública.
Este fenómeno
adquiere otro tinte cuando se incluye otro mecanismo de distribución de opinión
pública que son las redes sociales que tiene un sentido de inmediatez que define
que la retroalimentación sobre una determinada política sea más rápida. Si bien
es cierto se trabaja con un escenario mucho más limitado que el total de los
ciudadanos dando como resultado que no son todos los que tienen la capacidad de
actuar y opinar si presenta una herramienta para medir el impacto directo; en
el caso de Quito se pueden dar varios ejemplos y que ha sucedido cuando las
autoridades no han sabido reconocer la importancia de esta opinión pública. Por
ejemplo, cuando se cortaron los árboles de la av. Naciones Unidas para realizar
trabajos de soterramiento la opinión pública principalmente en redes se
manifestó en contra del tema pero la administración municipal minimizó el
impacto en su evaluación con altos costos políticos. Ya en esta administración
hay varios ejemplos de aparentes virajes en políticas públicas sobre la base de
opinión pública contraria a la gestión lo que tampoco es adecuado pues da la
impresión de que no existe una planificación para poner en práctica las
políticas y estas dependen del vaivén de lo que puede ser también una volátil
opinión pública recordarle al alcalde en Quito que si se pasa demasiado tiempo
preocupándose de las encuestas se olvidará de gobernar y cómo hacerlo
especialmente cuando resulte indispensable.
Rocío Pérez