Los individuos y los colectivos podrán ejercer el derecho a la
resistencia frente a acciones u omisiones del poder público o de las personas
naturales o jurídicas no estatales que vulneren o puedan vulnerar sus derechos constitucionales
y demandar el reconocimiento de nuevos derechos.
Art. 98, Constitución de la República del Ecuador
Pintando
consignas en las paredes
de las casas del Centro Histórico
|
Quito se
apresta a una vez más ser escenario de marchas (por ahora en este post no vamos
a juzgar lo que mueve a la gente a manifestarse, no es nuestro objetivo) y
donde varios grupos han dicho (con diferentes grados de agresividad) que
manifestarán su descontento con varios temas relacionados con el gobierno[1].
Al igual
que en las marchas anteriores probablemente el Municipio de Quito optará por
quedarse en un discreto (y cómodo) segundo plano, en las últimas veces hicieron
el Campus Party o estuvieron fuera de la ciudad. Mi objetivo acá es hacer un
llamado a manifestarse (si así lo consideran justo y con argumentos claros) sin
dañar la ciudad, sin pintar las paredes, ni dañar las plazas milenarias de
nuestro espectacular Centro Histórico.
¡Si al derecho a manifestarse, no al vandalismo!
Foto del
daño a las escalinatas y a la Plaza de San Francisco al día siguiente de las
marchas del 17 de septiembre pasado.
Daños
a la infraestructura pública colocada en la Plaza de San Francisco el 17 de
septiembre pasado
Daños
a la infraestructura pública colocada en la Plaza de San Francisco el 17 de
septiembre pasado
Daños
a la Plaza de San Francisco, el 17 de septiembre pasado.
[1] Incluyo esta nota como pie de página; porque ya
sé que dije que mi objetivo no iba a ser discutir sobre lo que mueve a la gente
a marchar, considero que el Estado tiene la obligación a garantizar el
cumplimiento de los derechos para sus ciudadanos. Sin embargo, les pido me permitan
esta digresión; esta mañana oía a un líder indígena que hablaba sobre las
protestas en una radio de Quito, cuando el presentador le preguntó cuál era su
principal queja la respuesta fue que su hijo estudia gratis en la Universidad
pero no en la que él quiso. El entrevistador volvió a preguntar si no era
cierto que el gobierno le daba un salario básico a su hijo para cubrir sus
gastos de subsistencia, el dirigente respondió que sí, pero que igual no le
dejaron estudiar en la universidad que quería. Argumentos como éstos lectores
escapan a mi entendimiento, como no quise “contaminar” lo dejo aquí.