El Centro Histórico de Quito es uno de los mejor preservados
de Latinoamérica. Su arquitectura es incomparable y alberga en algunas cuadras
un rico patrimonio cultural que hace que sea parada obligada cuando un turista viene
a la capital. También el Centro Histórico alberga el símbolo del poder político
y de la democracia en el Ecuador: la Plaza Grande y el Palacio de Carondelet o
Palacio Presidencial.
Carondelet ha sido el escenario donde los presidentes han
sido asesinados, otros han jurado morir
en el intento para poco tiempo después salir volando (literalmente) por el
techo, a otros se les ha declarado en abandono de puesto cuando todavía estaban
sentados en su oficina, entre los más sonados; pero no es si no hasta este
gobierno que se ha convertido en un lugar más cercano (se abrieron visitas
guiadas gratuitas para todo público por ejemplo). Es por esto que se convierte en “botín” de
quienes pretendieron en los últimos días vulnerar la institucionalidad constituida
(y que todavía no se han dado por vencidos). Nada fue más evidente que en las
últimas protestas del 13 de agosto, donde el nivel de violencia, no solo contra
la policía que custodiaba el acceso a la Plaza Grande (repleta de gente
apoyando al Presidente) si no también en contra del Patrimonio que terminó con
un buen número de daños a los edificaciones, calles y plazas de Quito, y
también con varios policías heridos.
Tal y como mencionamos en otra entrega, fue la vicealcaldesa
(fungiendo de alcalde) que felicitó el “buen tino” de los marchantes al no
parar en la Plaza Chica (cerca del Municipio) y por tanto no entrar en más
destrozos, sin embargo poco después y a pesar de haber dicho lo contrario,
mencionó que no había información suficiente para exigir la remediación del
Patrimonio (presurosa cuestionó a los correistas apostados en la Plaza Grande,
quienes estuvieron cantando, sin duda una afrenta a la libertad y a la
democracia).
Hoy he visto algunas
personas lideradas por Carlos Pérez Guartambel pintando varias paredes en el
Centro Histórico, en una especie de acto de contrición para con nosotros los
quiteños, que vimos nuestro espacio mancillado, a pesar de los trinos alegres de
nuestra vicealcaldesa, quien dice que parecería ser que la reconstrucción del
Centro Histórico está supeditada a la buena voluntad de quienes lo destrozaron
un par de semanas atrás, pues lo único que también presurosa arregló fue la
Plaza Chica. Me pregunto ¿Este acto de contrición
incluye también visitar a los policías heridos o a sus familias?
Es terrible que dependamos de la buena voluntad de algunos
pocos desubicados, lo ideal sería que se deje en el mismo estado en el que encontraron
el espacio público, que se cuente con el apoyo del Instituto de Patrimonio del
Municipio de Quito (no es cuestión de pintar los grafitis de blanco sobre una
pared color salmón). Tomando en cuenta la improvisación y el doble discurso al
que nos tiene acostumbrados el Municipio de Quito, no me sorprendería si
agradecen la intervención para que luego tenga que ser rehecha por alguien más
capacitado.
Rocío Pérez (nada que ver con Guartambel)