Soy una de las
primeras que aplaudió la idea de tener un sistema de bicicletas públicas en la
ciudad. Parecíamos ciudad de primer mundo a lo París o Berlín. Me fui corriendo
a sacar mi carnet de la Bici Q en la Secretaría de Movilidad del Municipio. A
la par con el novedoso sistema de transporte público, se implementaron ciclo
rutas para que los ciclistas se puedan movilizar sin que los conductores se
portaran abusivos. Fui varias veces a mi
trabajo en Bici Q. Debo reconocer que hice un gran esfuerzo por que las
subiditas de Quito no son fáciles y menos aún con una bicicleta súper pesada y
hecha para personas que miden más de metro setenta (a lo europeo mismo). Sin
embargo, y a pesar que hubo quejas de porque hicieron por un lado o por otro
las rutas, de porqué no abasatecen tales o cuales sectores; la inciativa sin
duda fue un referente para otras ciudades del país.
Hoy veo con gran
entusiasmo que no solo se han incrementado los usuarios de este sistema de transporte,
sino que también se han incrementado quienes con una conciencia del medio
ambiente y de hacer un poquito de deporte, han optado por la bicicleta como su
habitual medio de movilización dentro de la ciudad. Imagino que el crecimiento
de ventas de bicicletas se habrá incrementado notablemente y me parece que es
algo positivo para aliviar la contaminación y la congestión de nuestra hermosa
capital. También veo con asombro que de
a poquito los conductores están respetando un poco más a los ciclistas, y esto
no solo ha sido gracias a que existen bicis públicas, sino por el incremento de
ciudadanos que han optado por dejar de lado el carro y usar la bicicleta para
trasladarse de un destino a otro.
Aunque la Bici Q
fue creada por la administración anterior, (ahora creo que se llama BiciQuito,
pero sigue siendo lo mismo) y tuvo tanto
éxito que se tuvieron que comprar más bicis por que no daban abasto; he
utilizado últimamente el servicio, ya no para transportarme a mi lugar de
trabajo porque el esfuerzo con estas bicis tan pesadas es un poco duro y llegaba
bastante maltrecha, pero si para pasear por el parque La Carolina o en el
Bicipaseo. He podido constatar que han comprado nuevas bicicletas y es una
suerte que te toque una de estas, por que las anteriores dejan mucho que
desear: están bastante usaditas diría yo, ya es tiempo de que renueven el
stock.
Si bien es
cierto es una de los cosas buenas por las que recordaremos al anterior alcalde,
también es cierto que algunitos tienen la mala costumbre de maltratar lo que no
les pertenece. He visto en más de una ocasión estas bicis abandonadas a su
suerte y muchas otras golpeadas, con asientos raspados y en no muy buenas
condiciones. Nunca sobran los
“comedidos” que creen que público es sinónimo de “quemimportismo”.
Por otro lado,
un reclamo a la administración actual. Recuerdo que iban a aumentar las estaciones
de las bicicletas públicas y hasta habían anunciado que iban a haber unos buses
para trasladarse en distancias más largas con bici y todo, ¿qué pasó? Se
limitaron a seguir con la misma gestión anterior, cambiaron un par de bicis,
quitaron la señalización de un par de puntos de las bicirutas y ¡Zan, se acabó!
Si ha tenido tanto éxito, si ven que la ciudadanía está contenta con este
sistema, ¿por qué no invertir un poquito en hacer de este un mayor y mejor
servicio? ¿Por qué no aumentan paradas, unidades, horarios y rutas? Creo que
hay que aprender de los buenos ejemplos y este es sin duda uno que hay que
seguir impulsando.
Gigi Briceño