Con gran sorpresa pudimos ver en días
pasados que el Alcalde de Quito realizó un simulacro de evacuación en los
valles de la ciudad. Sin duda el sistema de gestión de riesgos que el Municipio
de la capital tiene desde hace varios años, ha dado varias muestras de ser un
ejemplo en cuanto a enfrentar desastres naturales se refiere. La alta
profesionalización del cuerpo de Bomberos de la ciudad, por ejemplo, ha sido un
referente para varias ciudades de América Latina desde hace casi una década.
Los ciudadanos pudimos ver a un Alcalde muy
bien uniformado con su chaleco del COE, con las botas de trabajo y en pleno
campo de acción, dándonos a entender que es el gran comandante que lidera las
tropas de la ciudad. Esta imagen nos sería sin duda sumamente grata, si al
verla no nos recordara todos los momentos y en todos los problemas que este
mismo personaje (el señor Alcalde), deja de lado por encontrarse fuera de la
ciudad o simplemente por no saber cómo enfrentar los problemas que nos aquejan
a los capitalinos.
Ha pasado más de un año y tres meses de su
gestión y pareciera que al frente de la capital hay un sillón vacío, o mejor
dicho un sillón que al ser muy grande, al personaje que lo ocupa le quedó
chico. Decía que un Alcalde es experto en simulacros porque hasta el momento
eso es lo que hemos podido ver de su accionar en la capital.
Lo vimos con bombos y platillos inaugurando
el inicio de la construcción de los aerocables y hoy, varios meses después, lo
único que hay de eso son los carteles del anuncio dejados en el abandono, proyecto
que fue una de las banderas de campaña del señor Rodas.
Vimos un gran despliegue mediático en una
rueda de prensa y a un Alcalde visitando varios medios de comunicación de la
capital informando que: “el Metro Va”, de esta simulación de decisión, ya hace
más de 200 días y aún no se concreta absolutamente nada.
Y así podemos enumerar varios ejemplos que
demuestran con contundencia que Quito tiene un Alcalde que si algo sabe hacer
es simular. Puede simular con vehemencia que apoya a las marchas entrando a la
carrera y con el puño en alto a la Shyris, gritando que el “no se ahueva” y una
semana después simular que ya está todo bien con el Gobierno y hacer un viaje
relámpago para no tener que responder preguntas incómodas.
Simula la mejora en el sistema de Trolebus,
haciendo las inspecciones a las 11 am (cuando no está saturado) y así demostrar que ahora la gente viaja
mucho más cómoda porque con su “declaratoria de emergencia” pudo arreglar siete
buses que se encontraban averiados.
Simula ser el mayor guardián del respeto al
Patrimonio de la ciudad al insultar al Vecino Mario (actual Concejal de la
bancada de Alianza País) frente a todas las cámaras de televisión, por no haber
obtenido permisos para montar una microonda en la Plaza Grande, pero brilla por
su ausencia cuando los manifestantes destrozan la Plaza Chica, recientemente
inaugurada por él mismo, cuando semanas atrás también simulaba que está
trabajando por el bien de Quito.
Entre tanto simulacro, los quiteños podemos estar seguros de dos cosas: que estaremos alerta frente a posibles desastres naturales; y que el Alcalde, a base de simulacros y grandes despliegues mediáticos, seguirá tratando de convencernos que las obras no son lo importante, siempre y cuando las calles y plazas de la ciudad tengan lindos carteles que simulan que en Quito “si podemos vivir mejor”.
Claudia Armendariz