Transporte
público en Quito
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Este
post toma su título del artículo publicado por Carme Miralles – Guasch y Ángel
Cebollada i Frontera del Laboratorio de Alternativas.
Una
determinada organización de la movilidad y del espacio público implica una
opción política sobre la ciudad y sus ciudadanos.
La accesibilidad
es un derecho individual que depende de las características personales de los
ciudadanos; uno tiene que poder decidir a donde ir y cómo movilizarse. Se torna
una opción política en la medida que la cohesión social y territorial de un
espacio urbano depende de la capacidad de moverse en un territorio.
Las
políticas públicas de movilidad y transporte tienen que relacionarse con la
planificación territorial y urbana, garantizando así la participación (no sólo
con ideas, sino también en la toma de decisiones) de la ciudadanía a través de
herramientas como pactos y mesas por la movilidad. Con esto en mente las
políticas de transporte deberán dar respuesta a los requisitos que tienen los
ciudadanos respondiendo a las necesidades de desplazamiento que dependen de
características colectivas e individuales.
Mapa del
Centro Histórico - Quito
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El actual modelo
de desarrollo urbano asigna una función para cada espacio residencia; trabajo y
ocio, que funcionan como piezas aisladas unidas por los ejes viales. Las calles
se organizan según criterios segregacionistas como espacios conectivos con la
circulación como único uso posible, con esto en mente el auto se convierte en
instrumento central del sistema de movilidad.
Quito –
Google Maps
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Esta cuadrícula
urbana da como resultado un modelo fragmentado, creciente y desigual; son áreas
urbanas que tienden a la homogeneidad interna, la disposición de servicios
privilegia ciertos aspectos y penaliza otros, dando como resultado gran cantidad
de espacio con una mínima implantación de usos, lo que produce una disminución
en las densidades urbanas.
Un sistema que
favorece el uso del vehículo deja de lado iniciativas para la circulación y el
uso masivo del transporte público y no faculta una integración entre las
diferentes áreas de la ciudad. Solucionar este escenario requiere una
planificación urbana clara, una decisión política y una participación
ciudadana; todos elementos que se ven por ahora ausentes de la actual
administración local.