En marzo de 1982 se publicó un artículo
titulado
“La Política de seguridad barrial, teoría de la ventana rota” que relataba un
experimento realizado por Philip Zimbardo de la Universidad de Standford.
Como parte del experimento Zimbardo
dejó dos vehículos idénticos sin placas en la calle, el uno en el Bronx en
Nueva York y el otro en Palo Alto California. En el Bronx luego de 24 horas el
vehículo había sido totalmente desmantelado; mientras que el que estaba en Palo
Alto no sufrió ningún daño durante la primera semana. Luego de esto Zimbardo procedió
a romper una de las ventanas del automóvil en Palo Alto e inmediatamente
después el vehículo empezó a recibir más daños; la conclusión fue que una propiedad
sobre la cual no se ve una evidente preocupación se convierte en un blanco
legítimo para gente que ya sea disfruta de la destrucción o tan solo se ve incitada
a caer en vandalismo y que no lo haría bajo ninguna otra circunstancia.
Zimbardo argumentó que en una
comunidad que vive en el “anonimato” y donde se ha visto que no hay a quien le importe
una determinada propiedad, el daño empezará antes; a diferencia de comunidades
donde aparentemente se respeta más la propiedad. Sin embargo, una vez que se ve
que se pierde ese respeto el comportamiento cambia.
Las conclusiones de este
experimento se formalizaron en la Teoría
sobre las Ventanas Rotas que ha sido llevado al extremo en especial por los
departamentos de Policía, recomiendo consultar este
artículo si se quiere conocer más sobre los limitantes de la teoría; sin
embargo se ha demostrado que cuando se ve que no existe ningún mantenimiento a la
propiedad pública o privada esta será más propensa a ser dañada.
La Ruta Viva en Quito es un
ejemplo, inicialmente pudimos observar un grafiti en los taludes del
intercambiador Auquitas sobre la av. Simón Bolívar en el punto de ingreso a la
vía. Pasaron los días y las autoridades no dieron muestras de interés sobre su
mantenimiento, al grafiti original le siguieron varios en el mismo talud; hoy
había uno nuevo más abajo en uno de los pasos elevados que cruzan la vía y ya
se nota basura en el parterre central. Está claro que se trata de un esfuerzo
conjunto entre ciudadanía y autoridad para cuidar la propiedad pública pero
también resulta evidente que cuando alguien rompió la ventana y se nota que a
nadie le importó habrán quienes estén dispuestos a seguir destruyendo el bien.
Esperemos que la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas
EPMMOP tome en cuenta esta reflexión y no encuentren más razones para no dar
mantenimiento a esta importante obra vial de la ciudad.