Pensemos
por un momento en cuál es el mejor espacio de nuestra casa, muchos dirán que la
cocina, la cama y la sala; y es que son lugares donde se realizan
celebraciones, se descansa y se socializa. A nivel de ciudad se replican estos
conceptos: los mejores lugares públicos son aquellos donde las celebraciones
suceden, donde se producen los
intercambios económicos o sociales, donde los amigos se encuentran y donde las culturas se mezclan. Cuando
estos espacios funcionan bien sirven como el “escenario” para la vida
pública.
El
Proyecto para Espacios Públicos o PPS (Project
for Public Spaces por sus siglas en inglés, organismo sin fines de lucro
fundado en 1975, que tiene como propósito ayudar a la gente a crear espacios
públicos sustentables), establece que para que éstos espacios funcionen deben
ser accesibles, generadores de actividad, cómodos, con una buena imagen y sociables; es decir, entendidos como lugares donde la gente se
encuentra.
Se
puede juzgar la accesibilidad a un lugar sobre la base de sus conexiones y qué
lo rodea física y visualmente; como una plaza con bordes definidos (ya sea con
calles o con tiendas) y con acceso al transporte público. Un ejemplo de lo que
no funcionaría en nuestra ciudad sería el Parque Metropolitano del Sur ubicado
en la avenida Simón Bolívar, ya que está totalmente desvinculado de la ciudad y
sin acceso a transporte público.
Un
espacio cómodo y con una buena imagen sería aquel que tenga buenas percepciones
sobre seguridad, limpieza y disponibilidad de sitios para sentarse, algo que
casi siempre se deja de lado, y cuando un diseño de espacio público incluye
asientos estos suelen ser incómodos y/o escasos.
Las
actividades son fundamentales en la construcción de un espacio público, le da
razones a la gente para ir a ese sitio y sobre todo para regresar; sentirse
cómodo y apropiarse del mismo. Cuando no hay nada que hacer el espacio permanecerá
vacío. También sentarse a descansar y dedicarle tiempo a la contemplación son
parte de la actividad que la gente disfruta en plazas y parques y para ello
unos buenos asientos son la clave. También cuando la gente ve a sus amigos, a
sus vecinos tienden a sentirse identificados con el lugar y la comunidad, consiguiendo un sentido de
pertenencia que es invaluable.
Hoy
he decidido escribir sobre esto ya que me parece que a veces dejamos de lado la
idea original de este blog que era discutir ideas sobre cómo mejorar la ciudad
y nos dejamos llevar por un escenario más pasional (lo cual no es del todo
malo). Solo aspiro a que en Quito
hubieran más espacios funcionales…
Una buena semana
Rocío
Pérez