El
proyecto de Quito Cables fue una propuesta de campaña desde la primera
candidatura a la alcaldía de Antonio Ricaurte en 2008. Al aliarse con Mauricio
Rodas en las últimas elecciones seccionales, fue impulsado nuevamente por
Ricaurte, ahora ya en ejercicio de su poder dentro de la nueva administración
municipal. Este proyecto fue de las pocas propuestas innovadoras de la bancada
Suma-Vive y parece ser que la planificación de su ejecución fue bastante
analizada por el actual alcalde y su equipo de trabajo antes de incluirla en su
oferta electoral.
Quito
Cables es un proyecto ambicioso que seguro será de gran utilidad para los
habitantes de los barrios altos de Quito, pero así mismo es de alta complejidad
y costo; requiere de estudios serios que
lo hagan viable; de ahí, que los anuncios hechos por el alcalde Rodas
sorprendieron a muchos por el corto tiempo que requirieron.
En
enero de 2015, mediante comunicados de prensa y entrevistas se anunció que ya
se tenían listos los estudios para iniciar el proyecto y que por tanto su
construcción ya era una realidad para Quito. El anuncio causó gran expectativa
en los ciudadanos, sobre todo en la población directamente beneficiada, ya que
prometía ser una importante solución al difícil problema de movilidad que
enfrenta la capital.
En
abril de este año el alcalde -en su ya acostumbrado show mediático-, montó un magno evento en la Argelia,
colocando la primera piedra de la construcción de los Quito Cables y mostrando
a los vecinos la cabina que ellos usarían en este novedoso y moderno sistema de
transporte. Un montaje mediático más del Municipio, que a falta de obras realiza
para contrarestar las críticas de su incipiente gestión.
Cuatro
meses han pasado desde que Rodas se tomó
la foto donde se levantaría la primera línea de los Quito cables. Centenares de
tweets con fotos de moradores que expresaban su agradecimiento por llevar esa
obra a su barrio y decenas de notas en los medios indicando que ya inició la
construcción. En la Argelia, Pisulí , Toctiuco y Tumbaco, lo único que quedó de
la oferta son las vallas colocadas el día del evento; ahora ya rotas y
desgastadas por el tiempo.
La justificación dada por los directivos de
la EPMMOP (empresa municipal a cargo de la construcción) es que previo al
inicio de estas obras se debía hacer un “adecentamiento del sector” (obras que hasta
la fecha tampoco han sido ejecutadas).
Frente a este escenario, el alcalde
nuevamente decidió no pronunciarse y mandó a sus funcionarios a que dieran la
cara; muy diferente a lo que hizo en campaña cuando salía en todos los medios
acusando a la anterior administración de que mentía a Quito cuando publicitaba
el Metro, - obra que sí tuvo un avance -
Quito comienza a acostumbrarse a tener
espectáculos en lugar de trabajo, a tener una vedette en lugar de alcalde. Tristemente los quiteños debemos
aceptar que el desarrollo de nuestra ciudad entró en una recesión de cinco
años, deteniendo su progreso y retrocediendo los avances que anteriores
alcaldes hicieron en la ciudad.
Claudia Armendáriz