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sábado, 31 de diciembre de 2016

Crónica de un año en retroceso



Falta poco para que el año termine y es típico de los quiteños que nos volvamos nostálgicos y empecemos a recordar lo bueno y lo malo de lo que vivimos a lo largo del año, que como a muchos, se nos hace cada vez más corto.
Como quiteña de cepa  quiero hacer un recuento de lo que ha vivido mi querida y hermosa ciudad este año que acaba. Viendo en retrospectiva son pocas las cosas buenas que tengo que contar de lo sucedido a lo largo de estos doce meses a cargo de la administración de “Don Canguil”,  joven de sonrisa fingida que de la ciudad capital poco o nada conoce según escuchamos de la propia boca de su asesor Jaime Durán Barba; el experto en sacar a luz a con mucho marketing y engaños a figuras políticas que poco conocen del trabajo real del político que ostenta un cargo, que dista mucho de beneficiar a sus electores.

La deficiente administración de Mauricio Rodas, que apenas transcurridos 13 días del 2016, en enero, vimos cómo parte de la loza del intercambiador de Carapungo se desplomaba como castillo construido en el aire. No fue cuestión de mala suerte, los arquitectos expertos tendrán allí la palabra, seguro algo falló en la construcción ¿acaso no se estaban usando los materiales adecuados? ¿cómo se desploma una construcción enorme con un aguacero fuerte? Inexplicable e inadmisible ¿Y si esto ocurría una vez abierto, con autos y gente transitando, los heridos no hubieran sido solo tres trabajadores sino cientos?
Enero cerró además con los acostumbrados shows del alcalde, donde la publicidad y la propaganda hacen  siempre de las suyas para maquillar la falta de acción. Inauguró un metro sin siquiera haber removido la tierra de una de las estaciones donde se construiría. Obra que a lo largo del año ha ido de tumbo en tumbo: inundaciones en el sector de La Carolina por la rotura de una tubería, hallazgos arqueológicos en San Francisco y el último y sonado caso de Oderbrecht (la constructora concesionada) que aún no se esclarece.
Con estos dos antecedentes se venía un año difícil con pocas alternativas para la solución de los grandes problemas de la ciudad.
Pero sigamos el recuento. El 25 de febrero en un acto público en la Tribuna del sur, Rodas cerró el pacto que se cocinó en época de campaña con los taxistas formales de la ciudad “La Fuerza Amarilla” al negar la legalización a más unidades a cambio de votos. Con esta promesa a los dirigentes del taxismo como Carlos Brunis, presidente de la Asociación de Cooperativas de Taxi de Pichincha, se imposibilitó  la posibilidad de trabajo digno a cientos de familias quiteñas. Una decisión que mantiene en un enfrentamiento permanente a los taxistas formales e informales por las plazas de trabajo.

Marzo  inicia con un duro golpe al bolsillo de los quiteños: se instalan en las principales avenidas de la ciudad diez nuevos fotorradares para control de la velocidad de los automotores. La Agencia Metropolitana reporta 250 sanciones por día. Si bien es cierto es deber de todos los ciudadanos respetar las señales de tránsito y los límites de velocidad, las quejas no se hicieron esperar. Cientos de ciudadanos multados y sin derecho a reclamo porque las multas llegan luego del plazo que hay para pedir rectificaciones, además de las quejas de sensores mal calibrados.
El 13 de abril un video que registra el abuso de los agentes metropolitanos sobre vendedores informales, causa indignación en redes sociales y medios de comunicación. El descontrol de los vendedores ambulantes ha sido permanente en la administración de Rodas, pero eso no justicia la virulencia con la que arremetieron los metropolitanos. Un problema que no han sabido manejar adecuadamente y que ha traído consigo no solo abuso y maltrato por parte de los agentes metropolitanos, sino un sector de la población vulnerable que no encuentra condiciones adecuadas para lograr su sustento diario. ¿Recuerdan también cómo arremetió contra los vendedores de jugo de naranja? ¿Aduciendo que no tienen registro sanitario? Un conflicto entre informalidad y desempleo que no ha sido resuelto.
Nuevos biarticulados se incorporan al sistema de transporte Trolebus en el mes de abril, incrementando la flota existente con 80 nuevas unidades con  escándalos de sobre precio y nada más y nada menos que a diesel, dejando en el olvido los 20 años de uso de sistema eléctrico en la transportación pública quiteña que buscaba desde los años 90 bajar el nivel de contaminación en la ciudad.
El 10 de mayo se abre el debate sobre los nuevos buses cuando su circulación pone en riesgo por su gran tamaño a los transeúntes, no se ajustan a la medida de las paradas y no son nada incluyentes. El apuro y la desesperación  del alcalde por cumplir con uno de sus ofrecimientos pudo más que la lógica de la ciudad y de las necesidades reales de los usuarios de este sistema. Paradas que no calzan con los buses y arreglos en las veredas del casco patrimonial de la ciudad fueron algunas de las desventajas de los afamados buses nuevos.

A las innumerables protestas que llegan a diario hasta la alcaldía, en el mes de junio se une una vez más el grito desesperado de los taxistas informales que cansados de una intensa persecución de los agentes metropolitanos exigen que se inicie el proceso de regulación y que el alcalde deje de perseguirlos como “delincuentes” y que cumpla con lo ofrecido en campaña. Hasta la fecha solo han recibido largas de parte de la alcaldía.

El 21 de julio en la zona del Troje al sur, más de 500 volqueteros paralizaron sus actividades para exigir al alcalde que se les permita trabajar en la construcción del Metro con una remuneración justa y que se elimine la tercerización. Que por cierto ya es ilegal según la nueva Constitución y que sin embargo resulta inverosímil que se siga desconociendo el marco legal.


Pero los problemas no son solo de falta de ejecución de obras y de promesas incumplidas, los problemas también están en el desconocimiento de temas tan importantes como la memoria histórica y el patrimonio cultural. Mediante una carta pública la artista Dolores Andrade, autora del monumento a la "Memoria de los Desaparecidos"  denunció que el 26 de agosto de 2016 se derrocó su obra de arte que se hallaba ubicada en el interior del parque El Arbolito y que fuera erigida en 1997 en homenaje a los desaparecidos hermanos Santiago y Andrés Restrepo víctimas del gobierno socialcristiano de Febres Cordero. Golpe fuerte y arbitrario de la administración de Rodas a la memoria colectiva no solo de Quito sino de todo el país. Lo más patético fue la respuesta: hacer una nueva obra con la misma artista, como si el simbolismo de este bien cultural no significara nada. 



Transcurrido más de medio año el malestar de diferentes grupos ciudadanos  amenazados por una deficiente y poco efectiva administración es una bomba de tiempo. Denominada como “La Marcha de los Indignados” #UIO14S  unidos en un solo grito de “fuera Rodas fuera” marcharon hasta la alcaldía el 14 de septiembre. Perjudicados del Proyecto Habitacional Bicentenario, barrio Bolaños, barrio San José del Condado, trabajadoras sexuales, taxistas informales, vendedores ambulantes, afectados por el proyecto vial Guayasamín, entre otros colectivos ciudadanos.  Son miles de quiteños que expusiseron su malestar a Mauricio Rodas y su nefasta alcaldía y este como siempre, hizo oídos sordos a sus reclamos.
Rodas “político no alcalde” confirmó su apoyo a la candidatura de Guillermo Lasso, vendiendo a la ciudad de Quito a cambio de votos para el banquero el 19 de octubre en la sede de su partido político SUMA.  Era de esperarse luego de que la vicealcadesa, Daniela Chacón, en una hábil jugada política se desmarcara de SUMA, en principio porque no estaba de acuerdo con el manejo de algunos megaproyectos de la alcaldía (aunque luego se supo también de su acercamiento al banquero candidato) y se pusiera en su lugar a un adepto de Lasso, Eduardo del Pozo.

Pero el proyecto que causó tal vez más malestar y que tuvo protestas de manera sostenida durante casi todo el año son los famosos Quito Cables. Cuando pensábamos que iba a dar marcha atrás, el alcalde Rodas se salió con la suya.  El  viernes 18 de noviembre al mediodía, el Concejo Metropolitano aprobó el uso de predios municipales en el noroccidente de Quito para la construcción del proyecto Quito Cables. Con maniobras fuera de la ley al puro estilo de “levantamanos” en un proceso viciado de artimañas para conseguir quórum, a costa de vulnerar los parámetros éticos, todo para aprobar un proyecto sin información suficiente y sin consenso.

Y, cuando pesamos los quiteños que lo peor ya había pasado, la obra más soñada para la ciudad, el metro, se embarró en un escándalo internacional de sobornos por una posible vinculación del alcalde y la constructora brasilera Odebrecht, empresa encargada de construir el metro con un sobreprecio de más de 500 millones de dólares. Un tema que hasta ahora no se esclarece y del cual el alcalde Rodas ha dado escuetas declaraciones.
Quito termina un año más caracterizado por el constante reclamo de los quiteños que día a día se reúnen fuera de la alcaldía para exponer su descontento. Plantados con la esperanza de encontrar respuestas de un alcalde que cierra las puertas en vez de abrirlas, alejado totalmente de como se mostraba en campaña.
Una vez más se queda pendiente el plan de movilidad, se reducen presupuestos a áreas estratégicas como la regularización de barrios o simplemente no se ejecutan las decenas de obras ofrecidas.

La esperanza debe ser lo último que debe morir, pero el tiempo pasa y vemos que los intereses de Mauricio Rodas apuntan hacia otro horizonte, que Quito fue un pretexto para sus ambiciones políticas y que poco o nada podemos esperar de un alcalde que no  termina de conocer su ciudad.
2016 termina con más peros que aciertos. Aciertos que no son suficientes para apagar las voces de miles de quiteños que gritamos y exigimos respuestas, porque no dejamos de soñar en un “Quito moderno, inclusivo y solidario” como se nos ofreció.
Renata de la Torre

martes, 6 de diciembre de 2016

¡Qué viva Quito!


¡Quito y todos los quiteños estamos de fiesta! 
La capital cumple 482 años de su aniversario de fundación y vive por todo lo alto  la riqueza de su gente y su cultura.

Quito es una de las ciudades más lindas del mundo, prueba de ello es el sinnúmero de reconocimientos internacionales de turismo que ha recibido durante cuatro años consecutivos. El premio a la mejor ciudad como destino turístico de Sudamérica en los World Travel Awards 2013, 2014 , 2015 y  2016.
Esta hermosa ciudad rodeada de un enorme y majestuoso collar de montañas y nevados, única por su singular geografía con quebradas, lugares altos con miradores de gran belleza y con mayor cantidad de áreas verded per cápita que cualquier ciudad latinoamericana.  Declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad, posee el Centro Histórico mejor conservado de Suramérica.
Quito es una ciudad de todos y para todos por su gran diversidad cultural, gastronómica y arquitectónica. 

Compartimos sus mejores postales que confirman que tiene mil y un razones para festejar con gran orgullo su fiesta de fundación. ¡Qué Viva Quito!

                                          La Ronda

                                          El Panecillo

                                          La Plaza Grande

                                          Av. Naciones Unidas

                                          Vista oriental de Quito    
                                    
                                          Quito moderno, Hotel Marriott

                                          Quito colonial, La Catedral y Carondelet

                                          Quito moderno, Gonzalez Suárez
                                      

                                          Mitad del mundo

                                          Basílica del Voto Nacional

                                          Plaza de San Francisco-QuitoColinial

                                          Panorámica de Quito

                                          Panorámica de Quito,
                                          Estadio Olímpico Atahualpa
                                    
                                         Volcán Cotopaxi


                                          Virgen del Panecillo guardiana de Quito

domingo, 4 de diciembre de 2016

Taurinos vs antitaurinos



La historia de las corridas de toros en Ecuador tiene sus inicios en la colonia, cuando los españoles introdujeron la tradición en nuestro país (como tantas otras). Aunque en ese entonces la tauromaquia (como se conoce a la actividad del toreo) aún se realizaba más al estilo de los toros de pueblo, en Quito se construye la primera plaza de toros en el centro de la ciudad en 1920, la Plaza Belmonte y las corridas de toros empiezan a realizarse con mayor asiduidad.

En 1960, con la construcción de la Plaza de Toros Quito, al norte de la ciudad,  se inaugura también la Feria de Quito o Feria Jesús del Gran Poder, convirtiéndose en una de las principales ferias taurinas de Latinoamérica donde asistían los más afamados “toreros”. Tanta importancia tuvo esta feria que por décadas las corridas de toros fueron el plato fuerte de las fiestas de la ciudad y gran parte de la actividad de la fundación de Quito giraba en torno a los días de feria. Por cincuenta años la Feria de Quito se consolidó como una de las más importantes a nivel mundial.

El 7 de mayo de 2011 se realizó un Referéndum que tenía entre otras preguntas, la de consultar a la ciudadanía si estaba o no de acuerdo con prohibir la muerte de un animal en espectáculos públicos. En Quito ganó  el no y con ello la Feria de Quito se vio en grandes aprietos ese año. Con una organización ya en marcha, la empresa que organizaba la feria debió cancelar el evento ese año.

Los reclamos de los taurinos no se hicieron esperar. Con una afición cautiva y con un negocio que movía grandes capitales económicos y humanos, la asociación de toreros, de ganaderos y de empresas dedicadas a esta actividad debieron redefinirse. Pero así mismo la organización del festejo a manos del Municipio capitalino que durante todo ese tiempo fue parte de la organización del espectáculo de las corridas de toros.

Las fiestas de Quito, desde ese año (2011) dejaron de tener como núcleo central las corridas de toros y se abocaron a realizar cientos de eventos pequeños en los barrios y ofertar conciertos de gran escala para el público capitalino. El ambiente taurino que se vivió por más de medio siglo durante las fiestas de la ciudad se apagó. Sin embargo, han pasado ya cinco años de eso y los quiteños que somos “noveleros” por naturaleza y finalmente seres de costumbres, fuimos acomodándonos a esta nueva dinámica.  

¿Qué pasó con los taurinos? Al año siguiente, en 2012 se organizó una feria en Tambillo, se organizaron toros en Latacunga y en jurisdicciones donde el referéndum no cambió la situación y está permitido “matar al toro”. Los  amantes de la tauromaquia han debido acomodarse y trasladarse donde se llevan a cabo los espectáculos.

El Municipio de Quito por su parte, el mismo año de la consulta, debió reformar la ordenanza de las corridas de toros. Si bien es cierto, la consulta popular prohíbe la muerte del animal en espectáculos públicos, las corridas de toros no sufrieron mayores modificaciones, siguen haciendose a la vieja usanza, con piquetes, con banderillas, rejoneo, etc, la única variante es que el toro no muere frente a los espectadores, aunque se sabe que luego de tal faena el animal debe ser sacrificado.  Aquí entramos en arenas movedizas para los detractores de la tauromaquia y los defensores de los animales, los toros igual sufren durante el espectáculo, igual son maltratados y su destino final es la muerte.

La ordenanza 0127 donde se estipula con pelos y señas cómo deben hacerse las corridas de toros en la capital, desde los permisos, sanciones, personajes que intervienen, hasta los derechos de los espectadores, básicamente dice que deben acogerse a lo estipulado por la ciudadanía en la Consulta Popular, pero que las corridas de toros quedan tal cual se hacían anteriormente.

Adicionalmente el artículo IV, 196 de la ordenanza dice que “Se reconoce los espectáculos taurinos como tradición ancestral de los quiteños, siendo deber del Municipio fomentarlos y difundirlos como acervo cultural y elementos irrenunciables de la identidad histórica de Quito”.

Es evidente que si las corridas de toros son parte del acervo cultural de los quiteños no iban a desaparecer de un pincelazo. De lo que se trató en ese momento es de no eliminar esta actividad y por otra parte respetar la decisión ciudadana expresada en las urnas.

Pese a ello, los movimiento antitaurinos (que por cierto ya existían desde hace años y protestaban todos los diciembres frente a la plaza de toros) aducen que esta actividad debe dejar de hacerse en Quito, amparados en lo que dictamina la reforma a la Constitución.   

El colectivo ciudadano Diabluma presentó  el 15 de marzo de 2015 ante el Concejo Metropolitano, una Iniciativa Normativa Popular Ciudadana donde solicitan que  a través de la reforma a la Ordenanza de Espectáculos Públicos 003 se prohíba la realización en el cantón de eventos en los que mueran, se torture o se maltrate animales.  El Concejo Metropolitano acogió la iniciativa ciudadana, se reunió en múltiples ocasiones con los dirigentes del colectivo y prometieron darle trámite, pese a lo cual llevan más de un año solicitando que se de paso a la propuesta y no han recibido respuesta por parte del Alcalde o el Concejo.

Las corridas de toros continúan haciéndose en la ciudad. En estos días de fiestas de Quito, la Plaza Belmonte ha servido de escenario para hacer nuevas jornadas de corridas y los aficionados (aunque sin la estocada final) siguen  disfrutando de lo que a su criterio es un “arte”.

Con este antecedente ponemos a consideración de los lectores otros argumentos a favor y en contra, para que cada uno juzgue con su propia vara.


ARGUMENTOS A FAVOR                                         
La tauromaquia es parte del patrimonio                   
cultural de los quiteños.                                            

Al toro de lidia se lo cría y se lo trata                       
muy bien.                                                                   

Las corridas de toros no son un deporte                    
son arte.
                       
Los toros de lidia solo son criados por                     
su bravura.  La abolición                                          
de las corridas implica la pérdida de esta
especie.         

Las corridas de toros son una parte                           
Importante de la industria turística,                          
así como los cientos de personas que viven              
de esta actividad.      

Dónde queda el derecho de cada persona               
de elegir el espectáculo que quiere ir a ver             
En ningún momento se toma en cuenta                  
que los toreros también están arriesgando              
su vida.                                                               


ARGUMENTOS EN CONTRA

Es una costumbre colonialista, 
impuesta por los españoles.

El hecho de que se lo trate bien
no justifica su sufrimiento posterior.

Esto no disminuye su crueldad.

Ningún animal pide ser criado para
sufrir. 

Es una mala publicidad para Quito y
quienes se dedican a esto deberían
buscar otras opciones.

Ecuador es pionero en estipular en 
Constitución los “Derechos de la 
naturaleza” es inverosímil seguir con
esta actividad que va en contra de la
Carta Magna. 

Entramos entonces en una gran dicotomía: ¿o defendemos el acervo cultural o nos volcamos por la defensa de los animales?  El cuestionamiento hoy por hoy es que la alcaldía no adopta una posición clara frente al tema y mientras tanto taurinos y antitaurinos continúan con su enfrentamiento.


Miguel Jiménez