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viernes, 28 de abril de 2017

“La culpa es de San Pedro”


Fue la genial respuesta que se le ocurrió dar a Mauricio Rodas a los medios de comunicación en rueda de prensa, ante las críticas de los quiteños por las inundaciones que sufrió la ciudad la tarde del lunes 24 de abril, tras el fuerte aguacero. Respuesta inverosímil viniendo de una autoridad como el alcalde de la ciudad que nos dejó a todos sorprendidos con su nivel de ineptitud frente a la alcaldía una vez más.

Y con la misma brevedad que fue replicada en los medios masivos semejante disparate, en segundos en las redes sociales el alcalde Rodas empezaba a ser motivo de mofa, asombro, vergüenza y repudio por parte de miles de quiteños indignados por el tamaño de la irresponsabilidad que tenía esta cándida respuesta.

Con las etiquetas de #NoCulpesASanPedro, #SanPedro y #QuitoSinAlcade, autoridades, ex alcaldes, políticos, periodistas, canales, radios, artistas, presentadores y cuentas ciudadanas empezaron a expresarse de forma sarcástica con mensajes, memes y bromas. No había una sola persona que no mencionara el tema y que le echara la culpa de todo el descuido municipal en la ciudad a “San Pedro” más allá del tema de la lluvia.

  






El Municipio y su alcalde nunca efectivizaron su “plan de lluvias” y como mencionó el mismo Rodas en apenas 40 minutos la lluvia hizo de las suyas en un Quito abandonado por 3 años de nula prevención.

Cientos de expresiones ciudadanas aprovecharon de la ridícula declaración de Rodas para criticar en todas las formas y maneras posibles  la falta de planificación e intervención del Municipio en la infraestructura citadina. Por  largas horas Rodas fue el bufón de todo Quito. No faltó la originalidad y la sal quiteña, tan grande fue la decepción que provocó, que hasta una canción en versión ballenato le compusieron. 

Pero más allá de la broma y de la oportunidad para quejarse, la fuerte temporada invernal anunciada desde meses atrás, fue el detonante del vergonzoso grado de descuido en el que Quito está sumergido y que tarde o temprano iba a colapsar y convertirlo en un riesgo para sus habitantes. 

La lluvia generó graves daños y evidenció la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra la capital, pero así mismo desató el malestar generalizado que sienten los quiteños con su alcalde por sus deficiencias como administrador y como líder político. 

Si bien el clima es difícil de pronosticar, más aún en una ciudad tan impredecible como Quito, Rodas lleva al frente 3 años, tiempo suficiente para trabajar en un plan bien estructurado que logre minimizar el impacto invernal. 

El lunes 24 de abril fuimos testigos de lo que nunca se hizo y las acciones mediáticas del alcalde sobre estudios y próximas inauguraciones de colectores a nadie convencen ni calman, menos aún cuando al tratar de librarse de toda culpa logra quedar en ridículo.

¡Qué nivel de acalde tenemos! ¡No sé si reír o llorar o tal vez mejor esconderme en un bache!  

Dolores Rengifo.



lunes, 17 de abril de 2017

Una alcaldía marcada por el clientelismo


Hace poco más de un año en la cuenta oficial del Municipio de Quito se podía leer en un gran titular “Multitudinario apoyo del taxismo legal al alcalde Rodas”. El artículo resumía lo contento que estaba el gremio amarillo del control realizado al taxismo informal por parte de la autoridad municipal. Esta Información no causó mayor sorpresa ya que además del aumento de tarifas era “el gran ofrecimiento” que durante la época de campaña se decía que los taxistas formales habían transado con Rodas a cambio de votos. 
Rodas cumplió con el tema tarifario: “le metió la mano al bolsillo de los quiteños” y  el 2 de abril de 2015  el Concejo Metropolitano de Quito aprobó las nuevas tarifas para el servicio de taxis en la capital, con 13 votos a favor de los concejales de la bancada del alcalde y nueve ausencias el costo de la carrera mínima subió a US$1.45 durante el día y US$1.75 durante la noche. 

Los valores se fijaron por encima del estudio encargado por el Cabildo a la Universidad Católica y  las fórmulas determinadas por la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) para calcular los valores del servicio”. Es decir, el alcalde cumplía su ofrecimiento a los taxistas por encima del bienestar de los quiteños. Fue un duro golpe que molestó a los usuarios del servicio, sin embargo obtener el apoyo del gremio amarillo era un punto más  importante a su favor; es conocida la fuerza movilizadora de los taxistas en la capital.  

“El compadrazgo” logrado entre Los Amarillos y Rodas parecía ser tan estrecho que más de una vez llegaron fuera de la alcaldía con gritos y pancartas ratificando su apoyo a la administración de Rodas cada vez que esta tambaleaba.  Eran la fuerza de choque del alcalde Rodas. 

La última muestra de su apoyo la hicieron hace apenas tres meses. En la segunda quincena del nuevo año vimos movilizarse hasta la Plaza Grande a varias cooperativas de taxistas formales tras el escándalo que descubrió el vínculo que tendría el principal asesor y hombre de confianza del alcalde, Mauro Terán con los sobornos realizados por la Empresa Odebrecht en el Metro de Quito,  situación que hacía tambalear  como nunca antes la institucionalidad del Cabildo y de su principal figura. Los taxistas estuvieron presentes para apoyar la gestión de Rodas. 

¡Y oh sorpresa para todos! Quito amaneció este lunes 9 de abril paralizada en 19 puntos estratégicos de la ciudad, norte, centro y sur de la ciudad. 200 cooperativas de taxis formales  desde las 6 de la mañana hasta el medio día pararon sus actividades para protestar por la falta de control del Municipio con el taxismo informal. 

Una escena no vista por los quiteños desde hace diez años en la ciudad:  Cientos de autos amarillos impedían el normal flujo vehicular, por más de 5 horas colapsaron las principales avenidas, demostrando un poder capaz de caotizar la capital del país, haciéndose notar y  exigiendo al alcalde que se respeten los acuerdos.  

Terminó el “compadrazgo”

En medio del grave malestar que esta paralización ocasionó a la gran mayoría de quiteños nos preguntamos todos ¿qué fue lo que pasó, por qué terminó el compadrazgo, por qué estaban los taxistas en contra de Rodas? 

La explicación es sencilla: llegar a la alcaldía con una votación condicionada por el pago de favores se traduce como la firma de un cheque en blanco sujeto a cobro en cualquier momento y por un monto bastante alto.

El clientelismo político es una de característica de la administración de Mauricio Rodas. El intercambio extraoficial de favores y  la concesión de prestaciones  a cambio de apoyo electoral era lo que realmente movía a los taxistas hasta la Plaza Grande, demostrando que los que realmente tienen el poder son ellos, no el alcalde.
Esta paralización dejó en evidencia que el supuesto apoyo se fortaleció todo este tiempo con la amenaza, si el alcalde no colabora o no cumple con sus exigencias simplemente lo perjudican. 

No fue solo el alza de tarifas y el control a la informalidad lo que se pactó, otro pago de Rodas a Los Amarillos y que salió a la luz después de este paro, fue la postulación de  la candidatura de su principal dirigente, Carlos Brunis, presidente de la Unión de Cooperativas de Taxis de Pichincha por la alianza SUMA-CREO  a una curul en la asamblea pero el voto popular no lo favoreció y surgió un nuevo conflicto entre Brunis y Rodas que ahora lo pagamos todos. 

Dolido por la pérdida, no pudo seguir haciéndose el de la vista gorda con sus compañeros y denunció el malestar que les provoca la falta de control con los  vehículos informales que prestan servicio en la ciudad y cómo estos automotores los perjudican. 

El Municipio no cumplió con su parte del pacto, no pudo controlar que día a día la informalidad del taxismo crezca en la ciudad, ocasionada en gran parte por la ausencia de la autoridad y también por un malo y abusivo servicio prestado por los formales. ¿Por qué el Municipio no solo no controla y sanciona la informalidad, tampoco controla el uso de taxímetros adulterados, no controla la selección de carreras cuando el taxista te pregunta a dónde va y dependiendo de esto hace o no la carrera, nunca tienen cambio, son poco educados en el trato, violentos e inseguros, no hay tampoco control de nada de esto.

La falta de sanción ante el incumplimiento de la ley con los informales también dio pie a que las mafias existentes al interior de las cooperativas regularizadas vendan sus puestos de trabajo a cifras irracionales, según denuncias realizadas se dice que el auto tiene un valor de $20.000 USD y el puesto regularizado similar valor. En este tiempo según manda la ordenanza 0047 el Municipio debió realizar un estudio sobre la oferta y demanda de unidades y así dar inicio a un nuevo proceso de regularización, pero nada se hizo. 
5 largas horas duró la protesta y sus alcances se conocieron por medio de las redes sociales como Twitter y Facebook, donde los ciudadanos reportaron los problemas que tuvieron para movilizarse, especialmente en arterias vitales como la Mariscal Sucre (Occidental) que atraviesa la ciudad de sur a norte. Con el hashtag #Taxistas ContraRodas los reclamos al alcalde fueron innumerables por parte de los propios taxistas y los quiteños perjudicados por la irracional medida. En este tiempo el alcalde fue incapaz de pronunciarse, permaneció en silencio como de costumbre.

Rodas usa los medios de comunicación institucionales para mencionar  el concurso de fanesca o postear lo feliz que es con su esposa pero es incapaz de expresarse y  tomar medidas que le eviten a la ciudad este tipo de daños y contra tiempos. Es inhábil y torpe a la hora de administrar Quito y lo ha demostrado un centenar de ocasiones en estos casi 3 años de gestión.  

Ayer fueron los de un partido político y los taxistas formales, mañana serán los informales los que paralicen la ciudad. Quito es tierra de nadie y el que quiera la caotiza porque tal parece que Quito no tiene alcalde.

Rómulo Muñoz. 

viernes, 7 de abril de 2017

¡Caos y violencia en la Carita de Dios!


Desde hace meses que el partido opositor al régimen, CREO viene fraguando la “teoría del fraude”.  No es casual que en las intervenciones de los dirigentes del partido siempre que tenían un espacio mediático ponían en tela de duda la imparcialidad del CNE, tanto así que luego de la primera vuelta del 19 de febrero ya salieron a calentar las calles de Quito aduciendo un fraude cuando era puro sentido común pensar que si se hubiera querido hacer fraude Lenín Moreno hubiera ganado en primera vuelta y hoy no estuviéramos viviendo el caos al que nos han sometido a los quiteños.  “Vamos a quemar la ciudad si es necesario” decían los de CREO. Como si instigando a la violencia se lograran las cosas. La violencia no trae más de lo mismo: violencia.

Este teoría siguió tomando fuerza durante toda la campaña de la segunda vuelta, no solamente aupada por el partido CREO sino por la complicidad de los medios de comunicación y las encuestadoras que generaron el clima perfecto para crear en el imaginario ciudadano que se aproximaba un “fraude” si ganaba el candidato del régimen. 
Dicho y hecho, al no verse vencedores, el partido de Guillermo Lasso se lanzó a hablar de fraude con más ímpetu y volcó al pueblo a las calles sin más pruebas que su elucubración y la capitalización de lo que construyeron por meses (por si acaso los resultados no le eran favorables como sucedió). Hasta ahora las denuncias de Lasso no han quedado más que en el hervidero de las calles, los medios que lo apoyan y las redes sociales. ¿Por qué no hace la denuncia legal y espera que la justicia lo resuelva? Es evidente que las pruebas son escasas y lo que quieren es crear conmoción social como un último recurso para no aceptar los resultados legítimos.

¿Quién es el gran perdedor ante todo esto? La pobre ciudad de Quito, que está sufriendo los embates de los manifestantes que llevan ya una semana apostados a las afueras del CNE y sus alrededores causando destrozos a la Carita de Dios, pero también caos vehicular y malestar en los vecinos.

Todos están en su legítimo derecho de manifestar sus desacuerdos más allá de si nos parecen prudentes o no, eso no está en cuestionamiento, el problema aquí es que además de que están causando destrozos como quema de llantas, violentando propiedad privada (casas aledañas, autos, etc), quemando basura, etc, es que llevamos una semana con una ciudad con caos vehicular en horas pico, con suspensión del servicio público de transporte y con vecinos molestos porque llevan cinco días sin pegar un ojo por las altas horas de la noche en que se producen las protestas.

El alcalde Rodas emitió un comunicado escueto diciendo que se va a sancionar a los responsables de incautar un camión de basura y regarla en la Plaza Argentina (aledaña al CNE), pero más allá de eso, no se ve su liderazgo como autoridad de la ciudad capital para sancionar los destrozos, aplicar las sanciones para quienes están atentando contra los bienes y los espacios públicos, a quienes obstaculizan el paso vehicular o a quienes generan contaminación auditiva.

Sabemos que el alcalde es aliado de CREO y tal parece que en vez de precautelar la ciudad y a sus ciudadanos está dando todas las facilidades para que los manifestantes hagan en Quito lo que se les antoja.

Los concejales de la bancada de AP reprocharon los actos violentos e hicieron un llamado a la convivencia pacífica,  sin embargo no son quienes tienen la potestad de poner un freno a la ola de caos en la ciudad, necesitamos urgente de nuestro alcalde, que de la cara, que afronte lo que está pasando y ponga un freno a tanto atropello.

Miguel Jiménez