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viernes, 25 de agosto de 2017

Paro de transporte ¿Quién paga los platos rotos?



Hoy la ciudad de Quito amaneció sin transporte público. Miles de quiteños sufrimos un verdadero vía crucis para tratar de llegar a nuestros destinos. Un panorama al que ya no estábamos acostumbrados los quiteños porque vivimos tiempos de estabilidad gracias a que gozamos de combustible subsidiado y los famosos paquetazos quedaron en el pasado. Sin embargo, hoy se hizo evidente que la mafia de los transportistas es un cáncer que no se ha logrado controlar.

El alcalde Rodas, en su afán por mantener sus promesas de campaña y contentar a todos, no ha logrado tomar el toro por los cuernos en ningún asunto de su competencia. Todos son acuerdos “parche” que no hacen más que contener momentáneamente los malestares de los distintos sectores que reclaman ajustes ¿Quién paga los platos rotos? Los ciudadanos de a pie.

Hemos escuchado decir en innumerables ocasiones al alcalde que “el transporte de Quito ha mejorado significativamente”, ¿será que nunca se ha subido a un trole a las siete de la mañana, cuando los pasajeros somos tratados como sardinas en lata y a duras penas logramos respirar en el tortuoso trayecto a nuestros destinos de trabajo? ¿Será que no ha visto cómo hacen competencia los buses en la avenida Napo sin respetar paradas, ni a los pasajeros que “nos jugamos la vida a diario”? ¿Acaso el señor alcalde jamás ha visto la cortina de humo que lanzan los buses a diestra y siniestra a pesar de que existen regulaciones para revisiones periódicas de sus motores? ¿De qué mejoras al servicio habla? Demagogia pura.  

Lo cierto es que Rodas negoció con los transportistas para entregarles un subsidio para mejoras del servicio y de sus unidades a cambio de que no exista un alza en la tarifa del pasaje. En dos años se ha entregado una cantidad que bordea los 46 millones de dólares y que equivale a 16.000 USD por cada unidad. ¿Alguien se come el cuento de que el servicio mejoró, que mejoraron las unidades? La verdad es que se les acabó el subsidió el 30 de junio pasado y se les ofreció en cambio analizar (ahora si) en el Concejo Metropolitano el alza de pasajes. Han pasado dos meses y los transportistas fueron a reclamar lo ofrecido, no se dio trámite y como consecuencia paralizaron la ciudad.

La encrucijada en la que se ha puesto el alcalde Rodas no es fácil, esta vez no va a salir bien parado, ni va a poder torear el asunto como está acostumbrado. Hoy hemos vivido escenas de violencia extrema: quema de unidades de transporte y taxis, maltrato a los ciudadanos que luchaban por buscar un medio para transportarse, una decena de detenidos por disturbios, una ciudadanía ofuscada y molesta y unos transportistas que cual niño encaprichado no darán su mano a torcer hasta que se les cumpla el capricho.

Las medidas clientelares a Rodas le están pasando factura, ya no puede tapar el sol con un dedo y debe asumir su responsabilidad como burgomaestre de la capital ecuatoriana. Finalmente a las cinco y media de esta tarde, luego de una jornada de malestar, de maltratos, de violencia salió a frentear el tema diciendo que se va a "revocar los permisos de las compañías que mañana no salgan a prestar el servicio". Una decisión acertada aunque sabe que se le abrirá un frente difícil, la interrogantes es ¿por qué a sabiendas ayer de que iban a paralizar la ciudad el día de hoy no tomó ninguna medida? ¿por qué esperó que se salga de control la protesta? ¿por qué dejar pasar un día de violencia y maltrato?¿Era necesario llegar a esos extremos para ponerse los pantalones señor Rodas? 

Estamos a una semana del inicio del  periodo escolar, son miles de estudiantes que se movilizan en transporte público y los padres de familia vemos con preocupación por un lado la afectación a nuestra economía familiar con el alza de pasajes, pero por otro la seguridad de nuestros niños a cargo de conductores y dueños de unidades con conductas violentas. ¿Acaso con esta amenaza los transportistas se quedarán tranquilos? 

El servicio no ha mejorado señor Rodas, le invitamos no a subirse al trole o a la ecovía dando previo aviso a sus funcionarios, le invitamos a subirse a un “Marín-La Ofelia” o un “Colón-Camal”, mire usted mismo si el dichoso servicio ha mejorado. El servicio de transporte como en cualquier ciudad del mundo debería ser público en su totalidad, ya basta de las mafias de los choferes, sus caprichos y su pésimo servicio. Seguir dándoles dádivas no es la solución. Merecemos vivir mejor señor Rodas, como usted mismo lo ofreció en su campaña.




Miguel Jiménez 

lunes, 31 de julio de 2017

¡Rodas cada vez más solo!


Gracias al ineficiente trabajo realizado durante tres años frente a la alcaldía, Mauricio Rodas no solo perdió su nivel de credibilidad y aceptación entre los quiteños, sino también dentro del Concejo Metropolitano. Fue Incapaz de consolidar durante este período una mayoría con sus propios aliados y hoy más bien son parte de sus opositores. 


En mayo de 2014 cuando inició, la administración de Mauricio Rodas estaba conformada por un Concejo Metropolitano de 21 ediles: 11 pertenecientes al movimiento de Alianza País (opositores) y 10 restantes pertenecientes a diferentes movimientos que respaldaban al burgomaestre y que sumado a su voto dirimente lograba obtener una mayoría en la toma de decisiones al interior del Concejo.

En apenas seis meses en el cargo, la supuesta coalición empezaba a tambalear, la alianza SUMA-VIVE se terminó. El primero en abandonar a Rodas fue el Concejal Sergio Garnica y el distanciamiento se evidenció con su voto en contra de la aprobación para la búsqueda de un nuevo crédito para financiar la fase dos del Metro. Garnica afirmaba días después que como retaliación a su nueva postura, se separó del cargo al Administrador de Calderón, cuota política de VIVE. Luego vendría el escándalo amoroso de la “Ofrecida” de Antonio Ricaurte, principal de VIVE quien por la presión social abandonó el cargo. 


Pero en agosto de 2016 con la desafiliación de la entonces vicealcaldesa,  Daniela Chacón, concejala de la coalición SUMA-VIVE y su principal aliada, dejó claro ante la ciudadanía que su decisión fue motiva por duros cuestionamientos hacia el alcalde y la ausencia de un liderazgo político claro, “con el alcalde tenemos diferencia de visiones, no hay una visión de ciudad, no hay ética en la forma de hacer política, no se toma en cuenta la participación ciudadana. Para ser coherente con mis principios, he tenido que tomar una decisión difícil pero necesaria. No considero ético mantener un cargo cuando hay diferencias de fondo con la política local” dijo en su declaración Chacón.


En julio de 2017, otra de las principales aliadas de Rodas decide abandonarlo: Carla Cevallos que hizo público un distanciamiento que ya llevaba largo tiempo atrás. Desde hace dos años y medio ya no militaba en el movimiento por falta de convocatorias oficiales y de democracia en la toma de decisiones.  “Fui una de las fundadoras de SUMA porque creí en un proyecto político responsable. Lamentablemente, desviaron el camino aseguró Cevallos.   Otra de las fuertes razones de su desafiliación se debió a su posición frente al alza de pasajes que debate actualmente el Concejo. “Nuestra ciudad está viviendo una división social por culpa de la falta de coordinación municipal” Sostuvo así mismo que mantiene su ilusión de hacer una política diferente, “pero con SUMA es imposible”.

Los varias desafiliaciones al interior del Concejo han hechos que las fuerzas políticas deban reconfigurarse. Actualmente está conformado por 9 ediles del movimiento Alianza País, 5 independientes, 4 de SUMA-VIVE, 1 de SUMA y 1 de CREO.


La falta de liderazgo en la ciudad es eminente, su ausencia ha generado un claro proceso de erosión al interior de Concejo que hoy más que nunca pone en riesgo la toma de decisiones importantes para la ciudad al no contar con una mayoría clara. Con tantos  concejales independientes ya no se sabe para qué lado de la balanza se inclina la toma de decisipones y sujeta a quién están. 

El panorama al interior de Concejo Metropolitano atraviesa uno de sus peores momentos, el alcalde ya no cuenta con mayoría, no solo por su falta de liderazgo sino por el sinnúmero de sombras que lo rodean, como el caso Odebrecht, su falso asesor Mauro Terán, su relación nunca aclarada con el cartel de Sinaloa, la opacidad en los procesos de contratación de obras, en fin, Rodas está más solo que nunca y Quito a la deriva.

Arturo Mier


viernes, 30 de junio de 2017

¡No queremos alza de pasajes!




Decir que el servicio de transporte en “Quito ha mejorado significativamente” es una de las mentiras más vergonzosas que escuché decir a Mauricio Rodas entre las tantas que acostumbra. Más del 80% de los quiteños que tomamos bus diariamente sabemos que no es cierto y que a pesar de ser este  uno de los problemas más graves que soporta la ciudad desde hace años, en estos 3 últimos de administración de Rodas y pese al subsidio millonario entregado mensualmente a los transportistas, el servicio empeoró considerablemente.

Desde febrero de 2015, el Municipio capitalino desembolsó al gremio de transportistas un subsidio de más de USD 46 millones de dólares a cambio de mejorar la calidad del sistema, es decir, con el dinero de los quiteños se entregó más de USD 16 000 dólares a cada unidad. Los transportistas se enriquecieron pero la gente siguió, sigue y seguirá mientras Mauricio Rodas sea alcalde, soportando el maltrato diario: abusos, robos, retrasos y un sinfín de humillaciones.

Este 30 de junio se cumple el plazo para terminar con la entrega del subsidio. Al apuro y a último momento como es lo característico de esta administración, se presentó ante el Concejo Capitalino para primer debate la propuesta de ordenanza que regulará la tarifa de transporte, acompañada de un estudio (mal hecho) por el Gerente de la Empresa de Movilidad, Darío Tapia, compuesto de 300 hojas y que se entregó a destiempo a los concejales. En este estudio se propone que la nueva tarifa sea de USD 0,30 ctvs como mínima y USD 0,34 ctvs como máxima.

Con el respaldo de este “insuficiente” documento, que nunca tomó en cuenta el sentir de los usuarios del sistema (que incluye población vulnerable como estudiantes, personas de la tercera edad y personas con discapacidad) que lo usan a diario,  se pretende justificar un alza de pasajes con el desfachatado argumento de que los transportistas cumplieron en este período con el 86% de los parámetros de calidad acordado para la entrega de la compensación económica, es decir, una vez más el alcalde y sus asesores no tienen reparo de engañar o acomodar la información para privilegiar su interés político por encima de las necesidades de la gente.

Para justificar esta medida clientelar, el alcalde Rodas en su momento dijo que lo hizo para “proteger el bolsillo de los quiteños”, en su discurso sostenía que el incremento representaría en “una familia de cinco miembros, un gasto adicional de USD 75 mensuales, para cubrir los pasajes realizados en días laborables”. Pero ahora cuando el Municipio ya no cuenta con el dinero suficiente para mantener el generoso subsidio, el discurso cambia en favor de los transportistas y ya no de la gente.
Y es que esta posible alza de pasajes no es solo de USD 0,05 centavos, este valor representa un incremento del 20% en el costo de las tarifas, cuando la inflación llega apenas a poco más del 1% cada año.
Pero el costo social al que se enfrenta Rodas es aún mayor, el tarifazo al transporte con el que pretende garrotear  a los quiteños se debe una vez más a su incapacidad en el manejo de este sector y al pago de favores pactados en campaña a cambio de votos. En su ambición por el poder y su sueño presidenciable, poco o nada le importamos los quiteños. El manejo político demostrados durante más de 2 años es su nula capacidad para lograr que el servicio y en su defecto este ha empeorado.
Se anunció que el segundo y definitivo debate sería este viernes en Concejo ampliado, pero minutos antes de la hora pactada circuló entre los concejales un oficio donde el alcalde suspendía la reunión.

¿Qué fue lo que motivó a tomar esta decisión de último momento a Mauricio Rodas?
Tal vez las protestas fuera de la alcaldía durante los debates al interior del Concejo que gritaban ¡Fuera Rodas Fuera! si se atreve a dar luz verde al tarifazo.

¿Qué tanto le importa al alcalde que 9 de cada 10 quiteños califiquen al servicio de transporte como pésimo?

El alcalde está en una encrucijada,  porque ni siquiera con el tarifazo logra contentar a sus camaradas que abiertamente han manifestado no estar conformes con una tarifa de USD 0,30 ctvs sino de exigen una de USD 0,34 ctv, y que las mejoras al servicio estarían condicionadas a la nueva tarifa.

Pudo hacer temblar a Rodas la posibilidad de no obtener mayoría en el Concejo ya que en la última sesión, no solo los concejales del oficialismo se mostraron contrarios al alza de pasajes, sino también varios de los ediles que pertenecen a la bancada del alcalde se pronunciaron contrarios a la medida y realizaron serios cuestionamientos al informe presentado.

El alcalde está en uno de sus peores momentos, con apenas un 25% de credibilidad entre los quiteños se encuentra entre la espada y la pared: por un lado debe contentar a sus aliados los transportistas y por otro golpear a mayoría de la población con un significativo incremento en los pasajes.

Los quiteños no olvidan ni perdonan que su alcalde no pueda resolver los temas que más les afecta, no perdonan que sus intereses políticos estén por encima de su bienestar y la verdad es que Rodas cada vez tiene menos apoyo en su ciudad.



Marcelo Calderón


jueves, 25 de mayo de 2017

¡Rodas perdió como alcalde y como presidente!


Si Mauricio Rodas pensó algún día en usar la alcaldía de Quito como un trampolín político para llegar a la presidencia, hoy, después de tres años de una administración deficiente eso está lejos de hacerse realidad. 

Con más del 68% de los quiteños opinando que su gestión es “MUY MALA” este ambicioso sueño se quedó en una quimera. Si así de baja es su aceptación como alcalde no queremos ni imaginar cómo sería de presidente, “libre Dios a nuestro país de este hombre”.

Después de 3 años Rodas ha perdido el aprecio y la admiración de sus votantes que algún día pensaron en él como una figura presidenciable. Ya nadie habla bien de Rodas, nadie lo defiende, al contrario, el grave estado en el que se encuentra la ciudad y su nulidad de actuación es la comidilla diaria entre los quiteños. 

Con burlas, apodos, memes y canciones los quiteños expresan su indignación. No hay quien no cante al tono del “despacito” que “Rodas es el inepto de la capital, despacito, Rodas trabaja despacito…”, los grafitis donde llaman al alcalde “cabeza de canguil” son la nueva marca capitalina reflejo de una ciudad indignada y de una alcaldía a la que poco le importa su descuido y la limpieza del buen nombre de su alcalde.


Rodas tuvo la oportunidad de catapultar a Quito como la gran ciudad del futuro, moderna, innovadora, con mega obras pero no la supo aprovechar. La administración  de Augusto Barrera le agrade o no, le dejó “la mesa servida”, un camino marcado que solo debía seguir, para lucirse, sin embargo su equivocado ego, su desconocimiento como planificador y administrador, su tibieza política, la insoportable presencia de su prepotente esposa y un deplorable equipo de trabajo, le hicieron tomar el camino equivocado y echar su jugada política a la basura.  

El Metro de Quito, la única obra importante que tiene en marcha el Municipio no es su obra emblemática, es heredada y lo único malo que reporta es gracias a la mano de Mauricio Rodas y sus fraudulentos asesores.

Un metro con dos años de retraso, en septiembre de este año ya debía entregarse, inaugurado a la par con la plataforma financiera, obra del gobierno nacional, y que fue planificada en conjunto con el Metro para poder trasladar a la enorme cantidad de gente que movilizará este punto financiero. Habrá que esperar dos años más y con suerte, ya que el Municipio aún no ha dicho nada sobre las estaciones subeléctricas y el sistema de recaudo, elementos primordiales que erróneamente suprimió en las negociaciones informales que mantuvo con Odebrech para decir que se hizo la súper negociación a cambio de la eliminación de dos componentes básicos para su operación, un gravísimo error, tanto o más que la oscura negociación que se realizó con la empresa más corrupta y cuestionada hoy en día en el mundo.

A Mauricio Rodas le quedan apenas dos años como alcalde,  en este corto tiempo que le resta difícilmente podrá llegar a cumplir con las mega obras que ofreció en época de campaña, obras que por su gran tamaño de estructura necesitan tiempo para plasmarse como una realidad (Metroféricos y túnel Guayasamín).  

La condición de Quito es muy triste, transitamos en medio de calles y vías destruidas, en medio de un tráfico insoportable, con agentes expertos en “selfies”, enemigos de los conductores, que nada saben de control,  en una ciudad donde sus servicios básicos han sufrido un grave retroceso, como el de la contenerización de la basura, que pasó de ser un innovador proceso a un servicio deficiente y cavernario que atenta contra la salud de toda una ciudad. En una ciudad donde su Centro Histórico ya no produce orgullo sino lamentaciones, vivimos en una ciudad tomada por el descontrol y el abuso de los espacios públicos, lejos quedó de ser el Quito que caminaba firme a la modernización. Hoy es el Quito que ya no sabe ni qué camino tomar, ni a quién creer por culpa de un alcalde que no ha sabido responder a sus necesidades.

Rodas empieza a oler a cadáver político, dudo mucho que su propio partido (peor CREO) pretendan apoyarlo para la reelección después del papelón que hizo en las últimas elecciones presidenciales donde se subió la camioneta de la derecha cuando le convenía y supo esconder la cabeza cuando vio que “sus aliados” ya no le servía para sus fines políticos. 


Rodas no solo perdió la alcaldía sino también perdió la presidencia, parece que ya nada podrá salvarlo de pasar a ser el “peor alcalde que Quito haya tenido”, porque no solo defraudó los sueños de una ciudad sino los de todo un país.



Mauro Muñoz

domingo, 14 de mayo de 2017

Ofreció mucho y cumplió poco

Este 14 de mayo Mauricio Rodas cumple tres años como alcalde de Quito. Hacer un diagnóstico a su gestión resulta obligatorio desde la veeduría ciudadana de @QuitoVigila”que lo  ha acompañado en este largo camino desde el mismo día de su posesión en el cargo.
Nuestro balance es que Rodas frente a la alcaldía ha tenido una pésima actuación, tanto en lo administrativo como en lo político y no lo decimos solo nosotros, varios concejales capitalinos le han dado una calificación de CERO a su gestión.
En tres años se ha mostrado incapaz de cumplir las promesas de campaña, basta revisar sus “Propuestas para la alcaldía de Quito 2014” donde claramente se ve que las maravillas que ofrecía hasta a los más optimistas los ha dejado en total desconcierto. Treinta hojas  de soluciones para temas de: movilidad, viabilidad, impuestos, trámites, cultura, educación, en fín, una propuesta bastante atractiva y bulliciosa, pero que descansa en el papel, porque aún no logra trascender a la ejecución y a tres años ya deberían por lo menos tener la mayor parte de estos ofrecimientos en marcha. En todo este tiempo como alcalde lo único que ha hecho es limitarse a inaugurar un sin número de obras improvisadas, al apuro o a veces cumplimiendo bajo la presión de las manifestaciones que son pan de cada día fuera del cabildo.  Más de una vez nos hemos preguntado desde este espacio ciudadano, ¿por qué Rodas actúa solo bajo presión?, más como un reclamo, porque la respuesta es clara: Rodas nunca tuvo un plan de ciudad y hasta el día de hoy no muestra un camino claro a seguir.
Quito no tiene ninguna obra por heredar de esta administración y es evidente que en los dos años que le quedan difícilmente podrá hacer realidad sus “Mega Obras”  como Quito Cables y el Proyecto Guayasamín, no solo por el tiempo que toma la construcción de estas grandes extructuras sino por la cantidad de opacidad que arrastra cada una. Dos grandes proyectos presentados al apuro, sin estudios, sin presupuestos, con el respaldado de documentación  falsa y sin ninguna socialización entre la comunidad. Proyectos que por cierto ya inauguró, con un gran aparataje comunicacional y marketinero por detrás, porque si para algo son buenos Rodas y su equipo de trabajo es para sacar el mejor provecho a la imagen del alcalde con sus medios de comunicación  y los medios privados donde la inversión en publicidad es elevada.
En tres años hemos visto cómo Rodas en más de una ocasión se ha dado el lujo de inaugurar con la mayor solvencia desde una tapa de alcantarilla hasta programas heredados por la anterior municipalidad a los que simplemente les cambió el nombre. En este tiempo las obras valiosas que ha podido entregar a la ciudad son las que heredó; basta mencionar el Metro de Quito, la obra más importante de la ciudad, que gracias a que la recibió bien planificada hoy se construye pese a su vinculación con los escándalos de corrupción y soborno de la empresa Odebrecht, a los absurdos dos años de retraso, a la informalidad de la negociación de su costo que lo único que consiguió fue un sobreprecio de 500 millones de dólares que solo han demostrado que Rodas habla mucho y nada hace. “Mucho ruido y pocas nueces”.
El desconocimiento del manejo público y la enorme responsabilidad que conlleva saber aplicarlo ha sido la sombra que acompaña a Rodas y a su gente. En este período hemos visto la la caída de procesos de contratación, la mala adjudicación de contratos, la no continuidad de las obras, la falta de información proporcionada al Concejo de Quito, ente regulador y fiscalizador que hasta el día de hoy Rodas desconoce.
Rodas no sabe dirigir la ciudad, el puesto le quedó demasiado grande y es que prácticamente le cayó la alcaldía del cielo. Sabemos que el voto de rechazo fue el que lo llevó a ser alcalde, no sus capacidades ni sus propuestas. Acostumbrado a conducir torpemente sus actuaciones y justificar sus errores echando la culpa al anterior alcalde o hasta seres alados como “San Pedro” porque todos tienen la culpa del mal estado de Quito, menos él.
En tres años Rodas tuvo tiempo suficiente para corregir los errores del pasado a los que tanto criticó, tuvo tiempo para transformar la vida de los quiteños como lo ofreció, tuvo tiempo para demostrarnos que conoce a Quito y sus problemas. Lastimosamente para los quiteños el tiempo ha transcurrido en medio de Shows mediáticos, entre el pago de favores que hizo en tiempo de campaña, entre escándalos de corrupción y relación con el narcotráfico.
Lo único que consiguió en este tiempo es manchar el buen nombre de la ciudad como nunca antes, investigado por la fiscalía, acorralado por los taxistas formales e informales, presionado por los transportistas a los que entregó un subsidio millonario sin lograr ninguna mejora de la calidad. Un sinfín de respuestas por resolver como el de su asesor fantasma  Mauro Terán que tenía más poder que él mismo dentro de la alcaldía y con ninguna relación formal que lo hiciera responsable de sus actos, con protestas diarias a fuera de la alcaldía exigiendo medidas a sus problemas.
Es público que los problemas de la ciudad desde un inicio se trataron en una pequeña mesa cuadrada conformada por los “amigos” de confianza del alcalde y de su propio hermano. Se privilegió el parentesco, el grado de amistad y no el de conocimiento. Convirtiendo a la informalidad y a la improvisación en el modus operandi del despacho del alcalde y de toda entidad municipal. El balance de 2014, 2015, 2016 cerró con presupuestos no ejecutados, con obras de prioridad para los barrios sin realizarse, con el recorte de presupuesto en salud, educación y cultura a cambio del incremento en publicidad y propaganda.
Los medios de comunicación del municipio, creados para servir a los quiteños se esfuerzan a diario en construir un mundo paralelo al real, donde Quito tiene el mejor alcalde, bien maquillado y lleno de gesticulaciones que  se amparan en un discurso retórico donde hace aparecer sus pequeñas obras como las “Mega Obras”. La ciudad de Quito después de tres años no solo se ha estancado sino que sufre un preocupante retroceso hasta en los temas más básicos, como el de recolección de basura, limpieza de garafitis y baches. Para muestra un botón: el transporte público, problema medular de la capital, sigue siendo igual o peor que antes, la demanda de buses en horas pico sigue aún sin solución. Los biarituculados a diésel son otro de los grandes errores de Rodas para Quito, más contaminación, no calzan en las estrechas calles del centro histórico, no se adaptan al tamaño de las paradas, no son nada incluyentes, es decir son el mayor fiasco que recibió la ciudad en todo este tiempo de las manos de Rodas. En tres años seguimos a la espera de la reducción del exagerado gasto en publicidad y propaganda para favorecer su imagen, que suspenda sus innumerables viajes al exterior que de nada le sirven a la ciudad, que haga algo para solucionar el tráfico infernal que vivimos a diario y que nos roba cada día más tiempo con nuestras familias.
¿Cuándo empezará a construir el tren de cercanías, los ejes exprés y rápidos este oeste a lo largo de la ciudad? ¿Qué pasó con el tren ligero que conectaría los valles, la vía que enlazaría Quito con Tababela por Gualo? ¿Qué pasó con el programa súper innovador Ángel Guardián, los festivales musicales semejantes a Viña del Mar, la exoneración y eliminación del pico y placa, los estacionamientos subterráneos y elevados, los pasos elevados, la vía rápida de la Rodrigo de Chávez a la autopista Rumiñahui, la vía perimetral, la 10 de Agosto del futuro, las curvas en las vías para que un trole le pase al otro trole, los miles de empleos para los jóvenes, entre otros ofrecimientos? Rodas tiene una deuda enorme con Quito y los quiteños, como alcalde y como político. Hoy la ciudad capital ha perdido su liderazgo político, así lo vimos en las últimas elecciones, donde la ausencia de liderazgo se hizo más notoria que nunca, donde reinó el desorden y la anarquía,  donde se interrumpió su paz y tranquilidad sin una figura que responda por este grave irrespeto. Quito navega a la deriva, sin un horizonte, sin el alcalde que tome las riendas y solucione los problemas que nos aquejan a diario. El  balance de estos tres años es que el alcalde Rodas “Ofreció mucho y cumplió poco”. Quito Vigila Colectivo ciudadano


domingo, 7 de mayo de 2017

Rodas, ni político ni alcalde




En una semana se cumplen tres años de la alcaldía de Mauricio Rodas, tiempo suficiente para evidenciar si hubo un giro sustancial en la forma de administrar Quito, pero también para analizar  la  puesta en marcha de su programa de gobierno y en su forma de liderar a la capital de los ecuatorianos. 
El balance que hacemos desde Quito Vigila y que lo hemos denunciado en múltiples ocasiones es que a Mauricio Rodas el cargo de alcalde le ha quedado muy grande. No ha logrado consolidarse como un político y líder de su partido (SUMA), ni tampoco como un alcalde que ha sabido resolver los problemas de una ciudad que crece a pasos agigantados y que demanda soluciones inmediatas.
Rodas llegó a la alcaldía de Quito con el respaldo de muchos quiteños que vimos en él un hombre joven, sin los vicios de la partidocracia y con planteamientos frescos, diferentes.  Sus propuestas innovadoras en temas de conectividad, de diversificación del empleo, de soluciones viales lo mostraban como la figura que podría darle un giro a la Carita de Dios, sin embargo, hoy, luego de tres años de su administración el panorama es preocupante.
Más allá de consolidarse como un alcalde que ha sabido imponerse, que ha logrado acuerdos y consensos en el núcleo del Concejo Municipal y con actores sociales, tenemos un alcalde timorato, tibio, sin el liderazgo claro para mantener a sus propios concejales de bancada que a lo largo de este tiempo lo han ido abandonando y que lo contradicen. No logró afianzar su partido y a sus partidarios, pero tampoco fue lo suficientemente astuto para lograr una alianza fuerte con sus aliados de CREO.  Se pensó en algún momento que podría ser el binomio de Lasso, pero no supo o no pudo entrar en el “juego de la política” como se debe.
Aunque  la alianza SUMA-CREO se hizo pública, fueron casi nulas sus apariciones junto al candidato-banquero.  En todo el periplo de protestas por el supuesto fraude que aducía Lasso, el alcalde Rodas desapareció. No lo vimos dando declaraciones públicas, ni apoyando la teoría del fraude y mucho menos haciendo respetar a la ciudad de Quito como su máxima autoridad  frente a los destrozos y el caos generado por las protestas.
Nos hemos acostumbrado a una alcaldía que solo figura en la opinión pública cuando es parte de un escándalo: ya sea de corrupción como el sonado caso de la constructora del metro, Odebrecht, o cuando se cuestionan las obras con falta de visión y planificación urbana como los Quito Cables o la Solución Víal Guayasamín.
¿Cuál es la obra emblemática por la que pasará a la historia la administración de Rodas? Nos preguntamos.  Haciendo un balance de sus tres años de gestión vemos que solo ha seguido con los proyectos que ya estaban planificados por la administración anterior y que su aporte no ha sido más que hacer unas mejores mínimas en parques y paradas de trolebús. 
Rodas, torpemente no supo capitalizar su juventud y por el contrario se enquistó en una suerte de letargo adornado con bambalinas  cada vez que hace una aparición pública.
Vemos cada día cómo aumenta el malestar de los sectores a los que ofreció soluciones como los taxitas y los comerciantes que lo apoyaron y a quienes hoy les ha dado la espalda. Vemos también cómo la viabilidad de los quiteños cada vez es más compleja y no hay una solución a corto plazo para este problema. Somos testigos de la falta de prevención con la llegada de la época de lluvias y vemos una ciudad cada día más deteriorada. Vemos con tristeza que más allá de haber un cambio positivo con un alcalde joven, nuestra querida ciudad se hunde cada día.  
Esperamos que el recuento se haga también casa adentro, que se haga un análisis a conciencia y un mea culpa, hay que ser autocríticos y tratar de ver en dónde se falló para enmendar los errores en este corto tiempo que aún le queda.  Aunque sinceramente hemos perdido casi toda esperanza tras tres años de una actuación que nos deja más dudas que certezas, más desesperanza que anhelos y más frustración que alegrías.

Miguel Jiménez

viernes, 28 de abril de 2017

“La culpa es de San Pedro”


Fue la genial respuesta que se le ocurrió dar a Mauricio Rodas a los medios de comunicación en rueda de prensa, ante las críticas de los quiteños por las inundaciones que sufrió la ciudad la tarde del lunes 24 de abril, tras el fuerte aguacero. Respuesta inverosímil viniendo de una autoridad como el alcalde de la ciudad que nos dejó a todos sorprendidos con su nivel de ineptitud frente a la alcaldía una vez más.

Y con la misma brevedad que fue replicada en los medios masivos semejante disparate, en segundos en las redes sociales el alcalde Rodas empezaba a ser motivo de mofa, asombro, vergüenza y repudio por parte de miles de quiteños indignados por el tamaño de la irresponsabilidad que tenía esta cándida respuesta.

Con las etiquetas de #NoCulpesASanPedro, #SanPedro y #QuitoSinAlcade, autoridades, ex alcaldes, políticos, periodistas, canales, radios, artistas, presentadores y cuentas ciudadanas empezaron a expresarse de forma sarcástica con mensajes, memes y bromas. No había una sola persona que no mencionara el tema y que le echara la culpa de todo el descuido municipal en la ciudad a “San Pedro” más allá del tema de la lluvia.

  






El Municipio y su alcalde nunca efectivizaron su “plan de lluvias” y como mencionó el mismo Rodas en apenas 40 minutos la lluvia hizo de las suyas en un Quito abandonado por 3 años de nula prevención.

Cientos de expresiones ciudadanas aprovecharon de la ridícula declaración de Rodas para criticar en todas las formas y maneras posibles  la falta de planificación e intervención del Municipio en la infraestructura citadina. Por  largas horas Rodas fue el bufón de todo Quito. No faltó la originalidad y la sal quiteña, tan grande fue la decepción que provocó, que hasta una canción en versión ballenato le compusieron. 

Pero más allá de la broma y de la oportunidad para quejarse, la fuerte temporada invernal anunciada desde meses atrás, fue el detonante del vergonzoso grado de descuido en el que Quito está sumergido y que tarde o temprano iba a colapsar y convertirlo en un riesgo para sus habitantes. 

La lluvia generó graves daños y evidenció la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra la capital, pero así mismo desató el malestar generalizado que sienten los quiteños con su alcalde por sus deficiencias como administrador y como líder político. 

Si bien el clima es difícil de pronosticar, más aún en una ciudad tan impredecible como Quito, Rodas lleva al frente 3 años, tiempo suficiente para trabajar en un plan bien estructurado que logre minimizar el impacto invernal. 

El lunes 24 de abril fuimos testigos de lo que nunca se hizo y las acciones mediáticas del alcalde sobre estudios y próximas inauguraciones de colectores a nadie convencen ni calman, menos aún cuando al tratar de librarse de toda culpa logra quedar en ridículo.

¡Qué nivel de acalde tenemos! ¡No sé si reír o llorar o tal vez mejor esconderme en un bache!  

Dolores Rengifo.



lunes, 17 de abril de 2017

Una alcaldía marcada por el clientelismo


Hace poco más de un año en la cuenta oficial del Municipio de Quito se podía leer en un gran titular “Multitudinario apoyo del taxismo legal al alcalde Rodas”. El artículo resumía lo contento que estaba el gremio amarillo del control realizado al taxismo informal por parte de la autoridad municipal. Esta Información no causó mayor sorpresa ya que además del aumento de tarifas era “el gran ofrecimiento” que durante la época de campaña se decía que los taxistas formales habían transado con Rodas a cambio de votos. 
Rodas cumplió con el tema tarifario: “le metió la mano al bolsillo de los quiteños” y  el 2 de abril de 2015  el Concejo Metropolitano de Quito aprobó las nuevas tarifas para el servicio de taxis en la capital, con 13 votos a favor de los concejales de la bancada del alcalde y nueve ausencias el costo de la carrera mínima subió a US$1.45 durante el día y US$1.75 durante la noche. 

Los valores se fijaron por encima del estudio encargado por el Cabildo a la Universidad Católica y  las fórmulas determinadas por la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) para calcular los valores del servicio”. Es decir, el alcalde cumplía su ofrecimiento a los taxistas por encima del bienestar de los quiteños. Fue un duro golpe que molestó a los usuarios del servicio, sin embargo obtener el apoyo del gremio amarillo era un punto más  importante a su favor; es conocida la fuerza movilizadora de los taxistas en la capital.  

“El compadrazgo” logrado entre Los Amarillos y Rodas parecía ser tan estrecho que más de una vez llegaron fuera de la alcaldía con gritos y pancartas ratificando su apoyo a la administración de Rodas cada vez que esta tambaleaba.  Eran la fuerza de choque del alcalde Rodas. 

La última muestra de su apoyo la hicieron hace apenas tres meses. En la segunda quincena del nuevo año vimos movilizarse hasta la Plaza Grande a varias cooperativas de taxistas formales tras el escándalo que descubrió el vínculo que tendría el principal asesor y hombre de confianza del alcalde, Mauro Terán con los sobornos realizados por la Empresa Odebrecht en el Metro de Quito,  situación que hacía tambalear  como nunca antes la institucionalidad del Cabildo y de su principal figura. Los taxistas estuvieron presentes para apoyar la gestión de Rodas. 

¡Y oh sorpresa para todos! Quito amaneció este lunes 9 de abril paralizada en 19 puntos estratégicos de la ciudad, norte, centro y sur de la ciudad. 200 cooperativas de taxis formales  desde las 6 de la mañana hasta el medio día pararon sus actividades para protestar por la falta de control del Municipio con el taxismo informal. 

Una escena no vista por los quiteños desde hace diez años en la ciudad:  Cientos de autos amarillos impedían el normal flujo vehicular, por más de 5 horas colapsaron las principales avenidas, demostrando un poder capaz de caotizar la capital del país, haciéndose notar y  exigiendo al alcalde que se respeten los acuerdos.  

Terminó el “compadrazgo”

En medio del grave malestar que esta paralización ocasionó a la gran mayoría de quiteños nos preguntamos todos ¿qué fue lo que pasó, por qué terminó el compadrazgo, por qué estaban los taxistas en contra de Rodas? 

La explicación es sencilla: llegar a la alcaldía con una votación condicionada por el pago de favores se traduce como la firma de un cheque en blanco sujeto a cobro en cualquier momento y por un monto bastante alto.

El clientelismo político es una de característica de la administración de Mauricio Rodas. El intercambio extraoficial de favores y  la concesión de prestaciones  a cambio de apoyo electoral era lo que realmente movía a los taxistas hasta la Plaza Grande, demostrando que los que realmente tienen el poder son ellos, no el alcalde.
Esta paralización dejó en evidencia que el supuesto apoyo se fortaleció todo este tiempo con la amenaza, si el alcalde no colabora o no cumple con sus exigencias simplemente lo perjudican. 

No fue solo el alza de tarifas y el control a la informalidad lo que se pactó, otro pago de Rodas a Los Amarillos y que salió a la luz después de este paro, fue la postulación de  la candidatura de su principal dirigente, Carlos Brunis, presidente de la Unión de Cooperativas de Taxis de Pichincha por la alianza SUMA-CREO  a una curul en la asamblea pero el voto popular no lo favoreció y surgió un nuevo conflicto entre Brunis y Rodas que ahora lo pagamos todos. 

Dolido por la pérdida, no pudo seguir haciéndose el de la vista gorda con sus compañeros y denunció el malestar que les provoca la falta de control con los  vehículos informales que prestan servicio en la ciudad y cómo estos automotores los perjudican. 

El Municipio no cumplió con su parte del pacto, no pudo controlar que día a día la informalidad del taxismo crezca en la ciudad, ocasionada en gran parte por la ausencia de la autoridad y también por un malo y abusivo servicio prestado por los formales. ¿Por qué el Municipio no solo no controla y sanciona la informalidad, tampoco controla el uso de taxímetros adulterados, no controla la selección de carreras cuando el taxista te pregunta a dónde va y dependiendo de esto hace o no la carrera, nunca tienen cambio, son poco educados en el trato, violentos e inseguros, no hay tampoco control de nada de esto.

La falta de sanción ante el incumplimiento de la ley con los informales también dio pie a que las mafias existentes al interior de las cooperativas regularizadas vendan sus puestos de trabajo a cifras irracionales, según denuncias realizadas se dice que el auto tiene un valor de $20.000 USD y el puesto regularizado similar valor. En este tiempo según manda la ordenanza 0047 el Municipio debió realizar un estudio sobre la oferta y demanda de unidades y así dar inicio a un nuevo proceso de regularización, pero nada se hizo. 
5 largas horas duró la protesta y sus alcances se conocieron por medio de las redes sociales como Twitter y Facebook, donde los ciudadanos reportaron los problemas que tuvieron para movilizarse, especialmente en arterias vitales como la Mariscal Sucre (Occidental) que atraviesa la ciudad de sur a norte. Con el hashtag #Taxistas ContraRodas los reclamos al alcalde fueron innumerables por parte de los propios taxistas y los quiteños perjudicados por la irracional medida. En este tiempo el alcalde fue incapaz de pronunciarse, permaneció en silencio como de costumbre.

Rodas usa los medios de comunicación institucionales para mencionar  el concurso de fanesca o postear lo feliz que es con su esposa pero es incapaz de expresarse y  tomar medidas que le eviten a la ciudad este tipo de daños y contra tiempos. Es inhábil y torpe a la hora de administrar Quito y lo ha demostrado un centenar de ocasiones en estos casi 3 años de gestión.  

Ayer fueron los de un partido político y los taxistas formales, mañana serán los informales los que paralicen la ciudad. Quito es tierra de nadie y el que quiera la caotiza porque tal parece que Quito no tiene alcalde.

Rómulo Muñoz.