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domingo, 27 de marzo de 2016

Un chico que casi no conocía Quito


Esta es una de las afirmaciones de las que fuimos testigos esta semana quienes pudimos ver en un revelador video del consultor político Jaime Durán Barba, en donde se explaya explicando a un periodista argentino cómo fue que Mauricio Rodas llegó a ser elegido alcalde de Quito.

En la entrevista realizada hace poco más de un mes en el programa “La hora de Maquiavelo”, Durán Barba se refiere a Rodas de manera asombrosa para un asesor político de su talla: “Un chico que casi no conocía Quito. De las mejores familias de la ciudad –lo cual es malísimo en estos tiempos-, sin ningún pasado, sin nadie que le respalde... solito”  y como si no fuera poco burlarse de la inteligencia de los quiteños, como si hubieramos escogido un verdadero “pelele” como alcalde, Durán Barba continúa su explicación diciendo que Augusto Barrera era un “Excelente alcalde” y que el problema fue que como era “tan perfecto” la gente se aburrió porque al quiteño no le gusta vivir en Suiza, no le gusta que todo este perfecto, que no haya basura en las calles, que tenga que respetar las leyes de tránsito, que se respeten los horarios de cierre de bares, etc. 

Las declaraciones de Durán Barba no solo que rayan en el absurdo y dejan muy mal parado a quien otrora fuera su cliente, sino que se burla de los electores. Como si él estuviera más allá del bien y del mal y pudiera manipular a la gente con un par de consejos que dieron en el clavo, y como si dar consejos políticos fuera cuestión de “coser y cantar” como decían las abuelitas. 

Luego de soltar estas afirmaciones como quien no dice la cosa, siguen las perlas para Rodas, afirma que le dijo: "No tengo dinero, no soy de ningún partido político, no tengo amigos… ayúdame". 

Con la circulación de estas declaraciones Durán Barba dejó absolutamente desprestigiado a Rodas como candidato y como un hombre capaz de gobernar nuestra ciudad, sin embargo, unos días después circuló en redes sociales otro video en donde Rodas hace declaraciones en Ecuadorinmediato negando enérgicamente que Durán Barba fuera su asesor político. 

Más allá de la burla a los electores de Quito, de la ironía al ex alcalde Barrera, de dejar prácticamente como un “bobo” a Mauricio Rodas, debemos preguntarnos ¿cuáles son las reales intensiones del señor Durán Barba? En un año pre electoral, donde seguramente ya está avizorando a qué cuadro arrimarse, es evidente que el asesor político no se va por las ramas y decide con un plumazo quitarle su apoyo a Rodas, como para “bajarle el moco” si es que alguna aspiración presidencial aún quedaba en él y dejar en claro que no va impulsar su candidatura. 

Es enorme la indignación que he sentido como quiteño al ver el video de la entrevista de Durán Barba, así como la mentira de Rodas en Ecuadorinmediato, pero aún más indignante es el sentirme engañado. Una profunda indignación por saber la clase de personas que hemos escogido para que manejen el destino de nuestra ciudad. Sabemos que el juego de la política está en permanente coqueteo con el poder y más allá de las convicciones por querer realizar una gestión a favor de una ciudad que requiere técnicos, planificadores y personas comprometidas con una ciudad más que con un proyecto político individual, es evidente que aquí lo que se evidencia es el manejo de “figuras políticas” buscando un trampolín para permanecer en la jugada, y esta zancadilla al Alcalde Rodas es otra mancha más a un tigre que en el escenario político actual se va convirtiendo de a poco en un inofensivo minino. 


Miguel Jiménez

Los videos en mención:

domingo, 20 de marzo de 2016

¿Esposa del alcalde o la alcaldesa?



Habían transcurrido apenas un par de meses de la posesión del  nuevo alcalde en la ciudad y yo aún mantenía la resaca de la pérdida de la candidatura a la que le aposté,  cuando decidí tomar un paseo citadino por las estrechas pero mágicas calles del centro histórico. Suelo hacerlo con frecuencia, adoro el aroma a café tostado que inunda las calles alrededor de la Plaza Grande y admirar una y otra vez las imponentes estructuras coloniales de casas e iglesias.

Caminaba yo entretenida mirando todo lo que se cruzaba a mi paso, cuando hubo algo que captó mi total atención, un gran titular en una de esas revistas que solo lees cuando vas a la peluquería,  en grandes letras rojas que decía: “María Fernanda Pacheco: El retorno de la “primera dama”, no me pude resistir y decidí gastarme el poco dinero que llevaba en comprar de inmediato la revista. Y como si el mundo se acabara me apresuré a tomar asiento en la primera banca que encontré para localizar el artículo que había detrás de semejante titular. Enseguida devoré  su contenido. La lectura del texto no demoró más de cinco minutos, cerré las páginas y retomé el paseo mientras en mi mente se revolvían una serie de ideas en torno a lo leído pero principalmente sobre la transformación de la mujer que este artículo podía contener y su relación con la nueva imagen que iba ganando notoriedad en nuestra ciudad.

Sin querer sonar poco objetiva por mis preferencias políticas y contradictoria a mis creencias feministas, me surgieron varias dudas ¿Cuándo Quito perdió a su primera dama? ¿De qué primera dama hablamos? ¿Qué título recibimos el resto de mujeres de la ciudad? ¿Porqué realizar esta diferenciación entre unas y otras?

La respuesta es una y clara, y va más allá de un razonamiento de derechos de género y de otorgar espacios a la mujer antes no dados por la sociedad.  Y como más sabe el diablo por viejo que por diablo, enseguida descubrí  la complicidad de este medio de comunicación y la estrategia política que se empezaba a armar alrededor del nuevo acalde y su esposa.

El gran titular donde se reconocía a Pacheco como “primera dama” tenía un trasfondo bien armado, un salto gigantesco del pasado al presente, de la anterior administración a la nueva , otorgar el mérito de pasar de actuar simplemente como una imagen protocolar a una imagen de mujer guerrera y trabajadora, regalarle un nuevo y diferente rol más protagónico y con más poder mediático. Iniciaba con este primer reportaje y desde todos los medios a su alcance,  la construcción de una imagen política, como un instrumento para acceder al poder y para competir por él, para ejercerlo y conservarlo, tomado en cuenta que es sabido por todos que la alcaldía para Rodas no es más que un trampolín político para llegar a la presidencia.

La reflexión que hiciera aquel día no fue nada errada, pasaron dos años ya de aquel titular y durante todo este tiempo he visto cómo diferentes medios de comunicación le han ido otorgando a María Fernanda Pacheco la notoriedad que nunca antes le habían dado a las anteriores esposas de los  alcaldes que tuvo la ciudad, incluso llegando al descaro de desconocer la loable e importante labor que desempeñaron  muchas de ellas al frente del Patronato Municipal San José, que gracias al trabajo de años y a la entrega que cada una de ellas depositó durante su período como presidentas de este espacio, pasó de ser una simple institución benéfica a una ejecutora de políticas públicas en beneficio de los grupos de atención prioritaria de la ciudad. 

Antes de la llegada de Pacheco ya existían programas de alto impacto que trabajaban en contra de importantes problemas de la ciudad como: la erradicación del trabajo infantil con “Míngate por mi educación”, a favor del adulto mayor y su reinserción en la sociedad por una vejez activa y saludable con “60 y Piquito”, en contra de la mendicidad con “Da Dignidad”,  y otros programas más que iban generando concienciación en la ciudadanía.

Lamentable pero cierto, veo y escucho a diario cómo en varios medios se da a conocer la existencia de estos programas como si todos fueran nuevos méritos de Pacheco, y sin el afán de querer ser  injusta con el trabajo que realice casa adentro, no es nada ético usar el poder de un medio para regalar brillantez exagerada a una imagen más allá de sus propios méritos.

Desde mi lógica esta  estrategia armada desde varios medios (Ecuavisa, Teleamazonas, RTS, El Comercio, La Hora; Radio Visión, Democracia, etc.) va a la par y liderada por el propio alcalde que pese a la ley del Cootad (21 de enero del 2014) que establece que la figura de los patronatos deberían desaparecer en el plazo de un año, así como sus funciones, personal, bienes y  que su presupuesto debe transferirse a la estructura administrativa de los gobiernos autónomos. Si embargo, Rodas encontró la figura perfecta  para convertir al Patronato en una suerte de supersecretaría  a la que duplicó este año su presupuesto, mientras en otras secretarías de vital importancia para el cabildo se hubo reducciones sustanciales. Priorizó el empoderamiento de la imagen de su mujer versus el mejoramiento de la calidad de vida de los quiteños.

El 17 de noviembre de 2104 el alcalde dictó una resolución donde dotó al Patronato de estructura y estatuto orgánico para convertirlo de Fundación a Unidad Especial. Pacheco preside el directorio a donorem y su director ejecutivo es un secretario sin voto. 

Dicen que la política es como un juego de ajedrez, en este caso Rodas realiza su mejor jugada, mueve  las fichas de tal manera que “La Reina” pasa a asumir un rol aún  más protagónico ejerciendo funciones que antes le correspondían a otras secretarías. Así, el Patronato con Pacheco a la cabeza pasa a asumir la administración de los centros de educación inicial antes ejercida por la Secretaría de Educación del Municipio.

Pero tal vez el juego no es tan perfecto. Movimientos tan estructurados y poco espontáneos pueden llegar a ser fácilmente percibidos por el común de la gente, no se ejercen en función del beneficio de la ciudad y su población sino por el  beneficio de la imagen pública y sus fines políticos. La pareja Rodas se muestra ante la ciudanía como experta en la utilización de este recurso. 

Para explicarlo mejor citaré el caso de la Teletón. Conseguir dinero  por medio de la compasión, con un solo fin, el beneficio personal y una supuesta“caridad para los pobres”, ¿quién realmente se beneficia de estos espectáculos televisados, donde se explota al máximo la condición humana para recolectar una escasa cantidad de dinero, y donde se proyecta a los organizadores, alcalde y su esposa, como los grandes benefactores, solidarios y comprometidos? La respuesta es obvia, hay un solo ganador y no es precisamente la gente necesitada sino el gran “show man”, quien lo organiza, dirige y lidera: la “primera dama”.

Si bien Pacheco en un inicio se proyectó como una mujer sacada de un cuento de hadas, joven, bonita, casi perfecta; se conoce que en el día a día es manipuladora, vanidosa, egocéntrica, ambiciosa, descortés y como su marido, con la ambición de convertirse en primera dama de la Nación. En más de una ocasión su imagen llega a opacar no solo a los funcionarios municipales como secretarios, gerentes o asesores sino a la propia imagen del acalde.

He seguido un sinnúmero de sus entrevistas. No se siente solo como “la primera dama” sino que se siente dueña del cargo de alcaldesa, razón por la que considero oportuno hacer la correspondiente distinción para no caer en el grave error de llamarla alcaldesa, como varios medios y periodistas lo hacen ¿Qué diferencia existe entre una alcaldesa y la esposa del alcalde?, pues una muy grande, la primera es de elección popular, es decir ocupa un cargo gracias al voto mayoritario de miles de simpatizantes que creyeron  en sus propuestas y la segunda diría yo, es una suerte de azar, ostenta ese título gracias a una relación de parentesco con el político electo, que en muchos casos recae sobre una hermana o una hija, con la opción a ejercer el cargo impuesto o no.

Estoy casi segura por el actuar de Pacheco que no tiene clara esta diferenciación, mucho menos de su compañero, que al otorgarle más poder dentro de la municipalidad a la par ha demostrado una exagerada  dependencia política de su primera dama. Entre los pasillos del municipio me cuentan que lo llaman el alcalde “Mandarina”, título que hasta él mismo lo ostenta con gran orgullo cuando le envía desde su cuenta de tuiter mensajes de amor, entre rendición de cuentas de entrega de obras se pueden leer frases de amor bastante cursis y muy personales, bastante alejadas del verdadero interés ciudadano.

¿Pero cómo se percibe dentro de la institucionalidad municipalidad este juego hasta cierto punto maquiavélico? Hace un par de semanas leí en la cuenta de Teleamazonas que un grupo de concejales puso su voz de protesta  y malestar en el interior del concejo metropolitano por una supuesta sobreexposición de Pacheco al atribuirse funciones que no le corresponden y que estarían perjudicando su institucionalidad, ¡y cuando el río suena! , dicen que su presencia causa malestar incluso dentro del propio círculo de asesores del alcalde ya que ella estaría asumiendo roles que no son de su competencia. 

A mi juicio el malestar de esta presencia absolutamente forzada en la gran mayoría de los casos no solo se vive a nivel de concejales y funcionarios municipales, sino también de la ciudadanía, y es que María Fernanda Pacheco tiene muchos puntos en contra, entre ellos quiero mencionar los que más causan malestar en mí: primero, sus repetidas intervenciones por medio de su cuenta personal de tuiter en contra del gobierno nacional, llegando incluso a victimizarse en repetidas ocasiones, a esto se suma su condición de extranjera, es decir “hablamos mal de un gobierno y un país que nos dio la mano y la oportunidad de vivir y hablar con total libertad”,  apropiarse del esfuerzo de años y el trabajo de anteriores presidentas del Patronato, utilizar el accionar de la institución para el beneficio de su imagen personal, maximizar sus funciones gracias a la manipulación de los medios de comunicación, etc. 

En fin, un movimiento en falso de la figura de la “primera dama”, puede convertirse en un arma de doble filo, restar y no sumar a un futuro proyecto político. La señora Pacheco debe ter claro que una buena y verdadera imagen política no se construye de la noche a la mañana, no se cimienta en torno a lo estético. No se pude pretender que sea el resultado de la simpatía que un medio u otro puedan tener. La legitimidad y el consenso son aspectos que no se generan en programas de radio y televisión sino en el trabajo bien hecho, en su calidad, en apuntar a una verdadera meta social y no a una meta personal.

Quisiera recordarle que el arribismo no es la mejor opción para actuar en la vida, menos aún cuando se está al  frente de una institución de carácter social como el Patronato y  que tarde o tempano la construcción de una falsa imagen generará el rechazo en los ciudadanos. 


María del Pilar Achig

domingo, 13 de marzo de 2016


El parque La Carolina ha sido parte de los lugares emblemáticos de la ciudad de Quito por más de cuatro décadas. Ha sido testigo del desarrollo urbano de la ciudad y ha permanecido como el pulmón del Norte de Quito.

Creo que no existe quiteño que pueda decir que no tiene recuerdos en este parque. Yo, que ya paso de las cuatro décadas (casi la cantidad de años que tiene este parque), recuerdo frecuentar La Carolina en todas las etapas de mi vida.  Recuerdo que íbamos con mis padres y mis hermanas a pasear el día entero en el parque: nos subíamos a los juegos, nos paseábamos en los botes de la laguna, hacíamos pícnic con algo que llevábamos de la casa, luego una espumilla y a terminar con una vuelta en los famélicos caballitos que rentaban por hora. La experiencia completa para sentirse que uno estaba en un auténtico paseo campestre.

Recuerdo de más grande ser asidua visitante con mis compañeros del cole de las canchas de básquet y también ir a tomarme un heladito con el novio de turno.  Mis hijos que ya han vivido el boom de los grandes parques en Quito como: los Metropolitanos, Itchimbía, Cuscungo y otros, han crecido prefiriendo ir a los parques arbolados para tener más espacio verde y poder jugar  en el bosque. Sin embargo, La Carolina sigue estando en el corazón de Quito e invariablemente uno termina visitándola por algún motivo.

Esta área fue una hacienda que se llamaba justamente “Hacienda La Carolina”. Era de propiedad de María Augusta Barba de Larrea, descendiente de los marqueses de Selva Alegre. Como toda hacienda, estaba destinada al pastoreo de ganado y tenía pequeñas lagunas en toda el área.  Fue donada al Municipio de la ciudad y en los años cuarenta se planificó hacer un centro deportivo que finalmente nunca cuajó. Fue recién a principios de los años setenta con la apertura del Centro Comercial Iñaquito (CCI), que la zona se fue desarrollando como un sector comercial y el gran espacio que había sido hacienda empezó a ser usado de manera improvisada por los asiduos visitantes del CCI. En el año 76, bajo la alcaldía de Sixto Durán Ballén se decide incluir los predios de lo que había sido el Hipódromo y se empieza la reestructuración de la hacienda para convertirla en parque.

A lo largo de estos años La Carolina ha tenido varias transformaciones: se ha logrado que permanezca el sentido deportivo con el que inició, se preservaron las áreas verdes para esparcimiento y se incluyeron caminos para ciclistas y corredores. 

Aunque no siempre los quiteños hemos estado a gusto con los cambios que ha sufrido nuestro querido parque, por lo menos hemos encontrado funcionalidad y nos hemos ido adaptando a los cambios.

Durante estas últimas semanas La Carolina ha estado en “arreglos” una vez más. Esperábamos con entusiasmo ver qué de novedoso haría esta administración municipal. Con bombos y platillos -como todo lo que hace el alcalde Rodas-, se inauguró hace pocos días una pista  atlética de color azul de 8.000 metros. También se pusieron unos pocos juegos infantiles nuevos y se inauguró un área para perros. El proyecto fue anunciado como “La Nueva Carolina”.

¿Nueva Carolina? ¿En serio me dicen? ¡Si es el mismo parque La Carolina que he visto toda la vida, si es apenas una manito de gato más que le dan al parque! Pero como todo lo que hace el alcalde aunque sea una mínima cosa lo convierte en espectáculo, se lo anunció como la “gran obra”. Se trajeron hasta a Jefferson Pérez para inaugurar la dichosa pista. Que dizque es una pista con un material de alta calidad y no sé qué otras cosas que suenan súper maravillosas...y ¿saben qué pasó? Pues que a los tres días ya leía en la prensa que la gran pista azul se estaba dañando ¡Qué desperdicio de plata! y para qué tanta alharaca ¡Qué burla para los quiteños!

Debo confesar que yo voté por el señor Rodas, debo confesar que pensaba que nos hacía falta un alcalde joven que venga con ideas innovadoras y con energía renovada para realizar cambios en nuestra ciudad. Debo confesar también, que ahora sí estoy totalmente desconcertada y absolutamente arrepentida. El alcalde no hace más que dar manitos de gato por todo Quito y hacer tremendas inauguraciones para decir que algo hace, pero en el fondo seguimos con los mismos problemas que había hace dos años y a la décima potencia, por que  han ido de mal en peor.

Si claro, ¡qué lindo tenemos pista azul! Pero ¿acaso tenemos un mejor sistema de transporte?, tenemos pista azul pero ¿acaso se pusieron los nuevos contenedores de basura? Tenemos pista azul y la “Nueva Carolina”, pero ¿ya están listos los Quito Cables?¿acaso tenemos las ciclovías ofrecidas, acaso llegaron ya las esperadas bicicletas eléctricas? Y así podríamos seguir con todas las carencias que le hacen falta a esta ciudad y que Rodas ofreció cumplir.

Nos estamos acostumbrando a tener un alcalde al que solo le importa la espectacularidad. Claro que es importante difundir las obras que se hacen, claro que queremos saber  qué está haciendo el alcalde, pero además de ver obritas menores, queremos ver qué se hace por mejorar las condiciones de vida de los quiteños. El parque La Carolina ya es patrimonio  de la ciudad, es parte de nuestro paisaje, de nuestra identidad, no nos afecta en mayor cosa si se lo arregla un poquito, lo que necesitamos es que se cambie sustancialmente nuestra calidad de vida ¿Es que acaso Rodas pasará a los anales de la historia por haber hecho una pista azul?


María de los Ángeles Benítez

lunes, 7 de marzo de 2016

Tirar la piedra y esconder la mano




Quito es de las pocas ciudades latinoamericanas donde los niveles de la calidad de aire aún son aceptables. (20 puntos según datos de la Secretaría de Ambiente, cuando lo recomendable es de 0-50). Si bien es cierto, factores como el aumento constante del parque automotor y la sobrepoblación de la ciudad invariablemente traen consigo mayor polución, sin embargo la ciudad cuenta con la mayor cantidad de áreas verdes en relación a su población y el emblemático programa de revisión vehicular que ha beneficiado en gran  medida a que sigamos gozando con aire de calidad en la ciudad. 

Desde el gobierno central la apertura de un Ministerio de Ambiente y la incorporación de los derechos de la naturaleza en la Constitución ecuatoriana han permitido que los proyectos, programas y regulaciones para el cuidado del medio ambiente hayan sido un ejercicio constante en toda la gestión que involucra a la naturaleza.

A pesar de  toda la labor realizada el propio ministerio toma como ejemplo a la revisión vehicular de Quito para que se implemente en el resto de ciudades del país,  estos días en medios de comunicación y desde su blog personal, la vicealcaldesa de Quito Daniela Chacón ha arremetido contra el gobierno por la calidad de gasolina que se expende en el país,  tratando de embanderar una lucha por la calidad del aire en la ciudad de Quito e invalidando todo el proceso que se ha venido realizando en otras administraciones así como los esfuerzos que se hacen por mejorar la calidad del combustible en Ecuador. Es muy fácil tirar la piedra y esconder la mano. ¿Por qué no mira lo que pasa en su propia administración? Para muestra basta un botón o quizás dos: ¿Quién no ha visto la humareda de los buses articulados en la mal  llamada “Ecovía” que se suponía que eran unidades que debían usar combustible no contaminante o en todo caso que deberían ser unidades con el mantenimiento adecuado para que no echen esas ingentes cantidades de monóxido de carbono? ¿Y qué me dicen de las cooperativas privadas de buses que supuestamente también tienen que hacer la revisión vehicular y sin embargo a vista y paciencia de todos los policías metropolitanos van echando su humo a diestra y siniestra?

Si está en las manos de los propios gobiernos locales contribuir con su granito de arena, ¿por qué no dice nada la vicealcaldesa con  respeto a los nuevos buses biarticulados que acaban de comprar en el municipio? que funcionan nada más y nada menos que con Diésel.

Hace pocos días se reaperturó la Refinería de Esmeraldas y están elaborando gasolina súper de 93 octanos, mayor calidad, no menor como afirma Chacón. Por supuesto que esta gasolina es más costosa pero los conductores también deben tomar conciencia que el uso de esa gasolina no solo trae beneficios para el medio ambiente, sino que alarga la vida del motor de sus autos.

“El populismo y la demagogia valen más que el aire que respiramos” dice Chacón. Me asombra que ella misma se dé con la piedra en los dientes.  ¿Acaso no debería el Municipio del cual hace parte, hacer cumplir las regulaciones a los transportistas y tener unidades de transporte debidamente cuidadas y utilizar gasolina de mejor calidad?

¿Sabe la señorita alcaldesa que el Ecuador está muy por debajo de los niveles mínimos que se pidieron en el acuerdo de París para el cambio climático (1.5 grados)? Por supuesto que falta mucho por hacer y que los ciudadanos también debemos contribuir desde nuestras acciones, pero al parecer es muy fácil criticar sin dar soluciones reales.  Le haría bien mirarse un poco casa adentro antes de criticar hacia afuera y antes de hacer críticas sin sustento.


Miguel Jiménez