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martes, 28 de julio de 2015

A propósito de los colores


La actual administración municipal debe ser una de las que más ha usado colores en sus publicidades, los tradicionales azul y rojo del pasado han sido reemplazados por una serie de colores que de acuerdo con el burgomaestre identifican la múltiple personalidad de quiénes formamos parte de esta ciudad pero que coincidentemente son aquellos identificados con el partido político de la alcaldía. El último cambio se puede apreciar en los uniformes de los policías metropolitanos quienes ya no portan su tradicional uniforme azul marino y ahora tienen una franja turquesa; el director de la Policía Metropolitana explicó que el nuevo color los hace más visibles pero que también inspira confianza, tranquilidad y amabilidad.

Mi acercamiento a este asunto de los colores se limita a un experimento fallido al haber pintado una de las paredes de mi dormitorio en rojo intenso y haberme arrepentido varios días después pues aquella dosis de “energía” temprano en la mañana me resultó demasiado, sin embargo tomando en cuenta el peso que esta administración parece darle a algo como el color es que me puse a investigar este tema.

Una búsqueda rápida en Internet te da varios resultados sobre el significado de distintos colores (unos que se ven más formales que otros) pero todos coinciden en que el turquesa  “ayuda a abrir las líneas de comunicación entre el corazón y la palabra. Se presenta como color amigable y feliz para disfrutar la vida, el turquesa controla y sana las emociones creando un balance emocional y estabilidad” lo mismo que dijo el Director de la Policía Metropolitana y que se citó como un argumento clave para haber dado paso al cambio de uniformes, así entonces veamos que dice del azul que antes portaban “el color de la confianza, la honestidad y la lealtad. Es sincero, reservado y callado y no le gusta llamar la atención. Odia la confrontación y le gusta hacer las cosas a su manera” a excepción de la última parte me parecen características claves para un Policía Metropolitano (asumiendo que realmente el color tuviera un impacto en su gestión).

Más que esta onda new age  me inclino a una visión más publicista del asunto para entonces sugerir que estos cambios se tratan más bien de una publicidad subliminal que utiliza vulnerabilidades, manipulando y controlando la mente de varias maneras. Así la inundación de colores que ahora tenemos en Quito no va con el tema de una ciudad multicolor que el Municipio nos quiere vender sino más bien que se trabaja para de manera subconsciente unir a la idea de gestión/obras/seguridad con el partido político del Alcalde para futuras elecciones.


Rocío Pérez