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viernes, 7 de abril de 2017

¡Caos y violencia en la Carita de Dios!


Desde hace meses que el partido opositor al régimen, CREO viene fraguando la “teoría del fraude”.  No es casual que en las intervenciones de los dirigentes del partido siempre que tenían un espacio mediático ponían en tela de duda la imparcialidad del CNE, tanto así que luego de la primera vuelta del 19 de febrero ya salieron a calentar las calles de Quito aduciendo un fraude cuando era puro sentido común pensar que si se hubiera querido hacer fraude Lenín Moreno hubiera ganado en primera vuelta y hoy no estuviéramos viviendo el caos al que nos han sometido a los quiteños.  “Vamos a quemar la ciudad si es necesario” decían los de CREO. Como si instigando a la violencia se lograran las cosas. La violencia no trae más de lo mismo: violencia.

Este teoría siguió tomando fuerza durante toda la campaña de la segunda vuelta, no solamente aupada por el partido CREO sino por la complicidad de los medios de comunicación y las encuestadoras que generaron el clima perfecto para crear en el imaginario ciudadano que se aproximaba un “fraude” si ganaba el candidato del régimen. 
Dicho y hecho, al no verse vencedores, el partido de Guillermo Lasso se lanzó a hablar de fraude con más ímpetu y volcó al pueblo a las calles sin más pruebas que su elucubración y la capitalización de lo que construyeron por meses (por si acaso los resultados no le eran favorables como sucedió). Hasta ahora las denuncias de Lasso no han quedado más que en el hervidero de las calles, los medios que lo apoyan y las redes sociales. ¿Por qué no hace la denuncia legal y espera que la justicia lo resuelva? Es evidente que las pruebas son escasas y lo que quieren es crear conmoción social como un último recurso para no aceptar los resultados legítimos.

¿Quién es el gran perdedor ante todo esto? La pobre ciudad de Quito, que está sufriendo los embates de los manifestantes que llevan ya una semana apostados a las afueras del CNE y sus alrededores causando destrozos a la Carita de Dios, pero también caos vehicular y malestar en los vecinos.

Todos están en su legítimo derecho de manifestar sus desacuerdos más allá de si nos parecen prudentes o no, eso no está en cuestionamiento, el problema aquí es que además de que están causando destrozos como quema de llantas, violentando propiedad privada (casas aledañas, autos, etc), quemando basura, etc, es que llevamos una semana con una ciudad con caos vehicular en horas pico, con suspensión del servicio público de transporte y con vecinos molestos porque llevan cinco días sin pegar un ojo por las altas horas de la noche en que se producen las protestas.

El alcalde Rodas emitió un comunicado escueto diciendo que se va a sancionar a los responsables de incautar un camión de basura y regarla en la Plaza Argentina (aledaña al CNE), pero más allá de eso, no se ve su liderazgo como autoridad de la ciudad capital para sancionar los destrozos, aplicar las sanciones para quienes están atentando contra los bienes y los espacios públicos, a quienes obstaculizan el paso vehicular o a quienes generan contaminación auditiva.

Sabemos que el alcalde es aliado de CREO y tal parece que en vez de precautelar la ciudad y a sus ciudadanos está dando todas las facilidades para que los manifestantes hagan en Quito lo que se les antoja.

Los concejales de la bancada de AP reprocharon los actos violentos e hicieron un llamado a la convivencia pacífica,  sin embargo no son quienes tienen la potestad de poner un freno a la ola de caos en la ciudad, necesitamos urgente de nuestro alcalde, que de la cara, que afronte lo que está pasando y ponga un freno a tanto atropello.

Miguel Jiménez