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domingo, 14 de mayo de 2017

Ofreció mucho y cumplió poco

Este 14 de mayo Mauricio Rodas cumple tres años como alcalde de Quito. Hacer un diagnóstico a su gestión resulta obligatorio desde la veeduría ciudadana de @QuitoVigila”que lo  ha acompañado en este largo camino desde el mismo día de su posesión en el cargo.
Nuestro balance es que Rodas frente a la alcaldía ha tenido una pésima actuación, tanto en lo administrativo como en lo político y no lo decimos solo nosotros, varios concejales capitalinos le han dado una calificación de CERO a su gestión.
En tres años se ha mostrado incapaz de cumplir las promesas de campaña, basta revisar sus “Propuestas para la alcaldía de Quito 2014” donde claramente se ve que las maravillas que ofrecía hasta a los más optimistas los ha dejado en total desconcierto. Treinta hojas  de soluciones para temas de: movilidad, viabilidad, impuestos, trámites, cultura, educación, en fín, una propuesta bastante atractiva y bulliciosa, pero que descansa en el papel, porque aún no logra trascender a la ejecución y a tres años ya deberían por lo menos tener la mayor parte de estos ofrecimientos en marcha. En todo este tiempo como alcalde lo único que ha hecho es limitarse a inaugurar un sin número de obras improvisadas, al apuro o a veces cumplimiendo bajo la presión de las manifestaciones que son pan de cada día fuera del cabildo.  Más de una vez nos hemos preguntado desde este espacio ciudadano, ¿por qué Rodas actúa solo bajo presión?, más como un reclamo, porque la respuesta es clara: Rodas nunca tuvo un plan de ciudad y hasta el día de hoy no muestra un camino claro a seguir.
Quito no tiene ninguna obra por heredar de esta administración y es evidente que en los dos años que le quedan difícilmente podrá hacer realidad sus “Mega Obras”  como Quito Cables y el Proyecto Guayasamín, no solo por el tiempo que toma la construcción de estas grandes extructuras sino por la cantidad de opacidad que arrastra cada una. Dos grandes proyectos presentados al apuro, sin estudios, sin presupuestos, con el respaldado de documentación  falsa y sin ninguna socialización entre la comunidad. Proyectos que por cierto ya inauguró, con un gran aparataje comunicacional y marketinero por detrás, porque si para algo son buenos Rodas y su equipo de trabajo es para sacar el mejor provecho a la imagen del alcalde con sus medios de comunicación  y los medios privados donde la inversión en publicidad es elevada.
En tres años hemos visto cómo Rodas en más de una ocasión se ha dado el lujo de inaugurar con la mayor solvencia desde una tapa de alcantarilla hasta programas heredados por la anterior municipalidad a los que simplemente les cambió el nombre. En este tiempo las obras valiosas que ha podido entregar a la ciudad son las que heredó; basta mencionar el Metro de Quito, la obra más importante de la ciudad, que gracias a que la recibió bien planificada hoy se construye pese a su vinculación con los escándalos de corrupción y soborno de la empresa Odebrecht, a los absurdos dos años de retraso, a la informalidad de la negociación de su costo que lo único que consiguió fue un sobreprecio de 500 millones de dólares que solo han demostrado que Rodas habla mucho y nada hace. “Mucho ruido y pocas nueces”.
El desconocimiento del manejo público y la enorme responsabilidad que conlleva saber aplicarlo ha sido la sombra que acompaña a Rodas y a su gente. En este período hemos visto la la caída de procesos de contratación, la mala adjudicación de contratos, la no continuidad de las obras, la falta de información proporcionada al Concejo de Quito, ente regulador y fiscalizador que hasta el día de hoy Rodas desconoce.
Rodas no sabe dirigir la ciudad, el puesto le quedó demasiado grande y es que prácticamente le cayó la alcaldía del cielo. Sabemos que el voto de rechazo fue el que lo llevó a ser alcalde, no sus capacidades ni sus propuestas. Acostumbrado a conducir torpemente sus actuaciones y justificar sus errores echando la culpa al anterior alcalde o hasta seres alados como “San Pedro” porque todos tienen la culpa del mal estado de Quito, menos él.
En tres años Rodas tuvo tiempo suficiente para corregir los errores del pasado a los que tanto criticó, tuvo tiempo para transformar la vida de los quiteños como lo ofreció, tuvo tiempo para demostrarnos que conoce a Quito y sus problemas. Lastimosamente para los quiteños el tiempo ha transcurrido en medio de Shows mediáticos, entre el pago de favores que hizo en tiempo de campaña, entre escándalos de corrupción y relación con el narcotráfico.
Lo único que consiguió en este tiempo es manchar el buen nombre de la ciudad como nunca antes, investigado por la fiscalía, acorralado por los taxistas formales e informales, presionado por los transportistas a los que entregó un subsidio millonario sin lograr ninguna mejora de la calidad. Un sinfín de respuestas por resolver como el de su asesor fantasma  Mauro Terán que tenía más poder que él mismo dentro de la alcaldía y con ninguna relación formal que lo hiciera responsable de sus actos, con protestas diarias a fuera de la alcaldía exigiendo medidas a sus problemas.
Es público que los problemas de la ciudad desde un inicio se trataron en una pequeña mesa cuadrada conformada por los “amigos” de confianza del alcalde y de su propio hermano. Se privilegió el parentesco, el grado de amistad y no el de conocimiento. Convirtiendo a la informalidad y a la improvisación en el modus operandi del despacho del alcalde y de toda entidad municipal. El balance de 2014, 2015, 2016 cerró con presupuestos no ejecutados, con obras de prioridad para los barrios sin realizarse, con el recorte de presupuesto en salud, educación y cultura a cambio del incremento en publicidad y propaganda.
Los medios de comunicación del municipio, creados para servir a los quiteños se esfuerzan a diario en construir un mundo paralelo al real, donde Quito tiene el mejor alcalde, bien maquillado y lleno de gesticulaciones que  se amparan en un discurso retórico donde hace aparecer sus pequeñas obras como las “Mega Obras”. La ciudad de Quito después de tres años no solo se ha estancado sino que sufre un preocupante retroceso hasta en los temas más básicos, como el de recolección de basura, limpieza de garafitis y baches. Para muestra un botón: el transporte público, problema medular de la capital, sigue siendo igual o peor que antes, la demanda de buses en horas pico sigue aún sin solución. Los biarituculados a diésel son otro de los grandes errores de Rodas para Quito, más contaminación, no calzan en las estrechas calles del centro histórico, no se adaptan al tamaño de las paradas, no son nada incluyentes, es decir son el mayor fiasco que recibió la ciudad en todo este tiempo de las manos de Rodas. En tres años seguimos a la espera de la reducción del exagerado gasto en publicidad y propaganda para favorecer su imagen, que suspenda sus innumerables viajes al exterior que de nada le sirven a la ciudad, que haga algo para solucionar el tráfico infernal que vivimos a diario y que nos roba cada día más tiempo con nuestras familias.
¿Cuándo empezará a construir el tren de cercanías, los ejes exprés y rápidos este oeste a lo largo de la ciudad? ¿Qué pasó con el tren ligero que conectaría los valles, la vía que enlazaría Quito con Tababela por Gualo? ¿Qué pasó con el programa súper innovador Ángel Guardián, los festivales musicales semejantes a Viña del Mar, la exoneración y eliminación del pico y placa, los estacionamientos subterráneos y elevados, los pasos elevados, la vía rápida de la Rodrigo de Chávez a la autopista Rumiñahui, la vía perimetral, la 10 de Agosto del futuro, las curvas en las vías para que un trole le pase al otro trole, los miles de empleos para los jóvenes, entre otros ofrecimientos? Rodas tiene una deuda enorme con Quito y los quiteños, como alcalde y como político. Hoy la ciudad capital ha perdido su liderazgo político, así lo vimos en las últimas elecciones, donde la ausencia de liderazgo se hizo más notoria que nunca, donde reinó el desorden y la anarquía,  donde se interrumpió su paz y tranquilidad sin una figura que responda por este grave irrespeto. Quito navega a la deriva, sin un horizonte, sin el alcalde que tome las riendas y solucione los problemas que nos aquejan a diario. El  balance de estos tres años es que el alcalde Rodas “Ofreció mucho y cumplió poco”. Quito Vigila Colectivo ciudadano