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jueves, 19 de febrero de 2015

Lo bueno de vivir en Quito


Estos últimos días he estado alejada del blog, espero lectores que me perdonen. Salí de la ciudad en un viaje relámpago al otro lado del charco y luego a mi regreso me la pasé poniendo en orden la casa, luego recibí la visita de dos amigos españoles que vinieron a Quito y con quienes obviamente cumplí gustosa la tarea de guía turística amateur de esta hermosa ciudad.

Quito y el volcán Antisana, tomada de:
  https://www.flickr.com/photos/bernai-velarde/2870993439/
Para mí resulta un privilegio vivir en esta ciudad, cuando he viajado no he encontrado una ciudad donde la luz tenga esa cualidad especial que pinta a los edificios de tonalidades irreales y que le dota a las montañas de un aire diferente. Vivo asentada en las faldas del Pichincha lo que me permite en las mañanas de verano tener una vista privilegiada de la Cordillera de los Andes y los colosos que bordean a la ciudad, mi favorito el Antisana que pocas veces muestra su cara completa pero que cuando lo hace resulta un espectáculo.

Permítanme insistir en la calidad de la luz de la ciudad, porque no hay nada que recargue más que salir a tomar el sol en Quito, supongo que algo tendrá que ver con el hecho de estar tan cerca de él, realmente no lo sé. Para mí Quito se experimenta a nivel del suelo, caminando, no encerrado en el tráfico; ahí si realmente es cuando la cosa se pone complicada. Sin embargo, para aquellos momentos en los que la ciudad se vuelve demasiado pesada, recomiendo un viaje al Parque Rumipamba, ubicado en la Av. Mariana de Jesús y Occidental, donde aunque parezca mentira, se ha logrado proteger un pequeño pedazo de la fauna original de Quito y estando en pleno centro norte, uno puede desconectarse por algunos minutos de lo que puede ser una vida demasiado ruidosa.

Para los fotógrafos frustrados (y los profesionales) recomiendo un paseo por el Centro Histórico, los colores, los contrastes y los edificios dan lugar a las mejores oportunidades fotográficas de Quito. También indispensable una visita al Parque Itchimbía al caer la tarde para ver cómo las luces de Quito se encienden hasta alturas irreales en el Pichincha.


En fin queridos lectores, a mi juicio el vivir en esta ciudad es un privilegio. Hoy voy a ignorar el tráfico, el caos, el ruido y voy a elegir concentrarme en lo bueno de esta ciudad, en la luz, en la arquitectura, en la gente… Les sugiero que hagan lo mismo (Al menos por un día).

Rocío Pérez