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domingo, 3 de abril de 2016

Rodas: la desilusión de Quito



Conocida ya “la macabra” modalidad en la que ganó las elecciones el actual alcalde de Quito Mauricio Rodas luego del revelador video de La Hora de Maquiavelo, no solo me queda la fea sensación de haber sido burlada por las estrategias maquiavélicas de un supuesto “asesor político” que desconoce de ética pero muy bien del juego del cinismo, sino que también y como si se tratara de una relación amorosa, me siento decepcionada, confundida y profundamente engañada ¿el que miente una vez, miente todo el tiempo? me pregunto.¿Por qué una figura política niega la relación estrecha que existe con la persona que lo llevó al poder?¿Podemos seguir creyendo en alguien que ganó la confianza de miles de quiteños en base a la mentira y al engaño? Nos ilusionaron con una figura joven, carismática, nueva en el mundo de la política pero que lamentablemente venía contagiado de los peores trucos que la política puede tener: el discurso populista disfrazado del interés personal.

A mi juicio y segura que coincidiré con muchos más, son tantas las dudas que surgieron en torno a tan grave revelación, que resulta justo aclarar la importancia de la sinceridad como respaldo de toda acción de un ser humano y de su actividad, más aún de una figura política que representa la voz y las ilusiones de los pobladores de una ciudad como Quito.  
  
Transcurridos dos años de la gestión de Mauricio Rodas y una vez desenmascarado por su asesor político - al que niega una y otra vez en repetidas oportunidades y en diferentes medios de comunicación-  de inmediato surge la necesidad de plantearnos la pregunta: ¿Cuánto hay de mentira y cuánto hay de verdad en lo actuado hasta el momento? 
  
Entre el 30 de abril y 2 de mayo del 2014 Mauricio Rodas, el recién electo alcalde compró una casa nueva valorada en USD 370 mil dólares. En ese entonces no supo justificar de dónde se obtuvieron los recursos para el pago de contado del inmueble. Hoy, después del video de Durán Barba donde menciona que “El Chico Rodas se presentó ante él sin dinero, sin amigos, sin partido…”, nos vuelve a causar una inquietante duda. En aquella ocasión, la noticia que tuvo cierta reacción en las redes sociales, no mereció una sola publicación en la prensa privada, que más bien aprovechó para resaltar a la familia del alcalde y su vida de fantasía.  

¡El que miente una vez, miente más! En noviembre del 2014 un nuevo escándalo sale a la luz. El primero de noviembre bajo el título de:  “Los tentáculos del “Chapo” llegan a Quito”, la revista mexicana “Proceso” publica la supuesta relación de Joaquín el “Chapo” Guzmán, fundador del cartel de Sinaloa, y Mauricio Rodas. La noticia con gran resonancia internacional ponía en tela de juicio la cercanía del  “narcolavador” Ignacio Muñoz Orozco con el Municipio capitalino y su intento de penetrar el lavado de activos en nuestro país.

Este tema provocó el  reclamo de los quiteños y una brusca caída de siete puntos porcentuales de credibilidad en un mes. Mientras el concejo capitalino exigía formalmente explicación al alcalde sobre la presencia de  Luis Ignacio Muñoz Orozco, quien viajó repetidas veces a Quito a lo largo del año –presuntamente como consultor de políticas públicas–, este personaje fue acusado en Estados Unidos de ser un lavador de dinero para el cartel de Sinaloa. 
 
Un sondeo divulgado por la firma Perfiles de Opinión el 30 de octubre, pocos días después de la noticia, reveló que el apoyo de los quiteños a la gestión de Rodas cayó siete puntos como resultado del “escándalo Muñoz”. En septiembre de 2014 tenía el respaldo de 81% de los habitantes de la capital ecuatoriana; cayendo a sólo 74% de apoyo. Según la encuesta, 57.7% de los quiteños quedó insatisfecho con la explicación del alcalde sobre sus vínculos con el sinaloense. Con la simplicidad más grande,  Rodas solo supo decir que “no tenía idea de las vinculaciones que tendría con actos ilícitos. Era imposible sospechar semejante cosa”. Si negó una relación directa con Durán Barba durante su campaña, ¿podemos creer lo mismo de Muñoz Orozco? 



Otro tema que a mi juicio genera bastante duda es el de la construcción de la segunda fase del Metro de Quito, una polémica creada por Rodas que en diferentes oportunidades supo justificar el retraso de tan trascendente obra para la ciudad, aduciendo un supuesto error de la anterior administración. A su juicio los costos del Metro sobrepasaron ampliamente los calculados por el ex alcalde Barrera, la continuidad de la obra se habría complicado por el desfase en el valor, por la búsqueda de financiamiento y debido a una  renegociación con el consorcio que presentó la oferta más baja. 


En febrero del año anterior el propio presidente Rafael Correa, al confirmar el compromiso del gobierno de entregar UD$750 millones de dólares para la obra, ratificó que los estudios estaban bien hechos, “trataron de perjudicar la anterior administración diciendo que los estudios estaban mal hechos”, declaró.
Hoy, una vez más renace la duda de que un alcalde “perfecto” (como lo califó Durán Barba a Barrera), podía darse el lujo de equivocarse en su obra más emblemática ¿A quién le creemos?
Lo único cierto entre tanta mentira y falsas promesas es que los quiteños enfrentamos una nueva realidad, tenemos una figura como representante de la ciudad, que llegó al poder respaldada por engaños y que pierde día a día la credibilidad de sus mandantes. La ausencia de experiencia gubernamental se va haciendo tangible cuando vemos y escuchamos que el discurso ofrecido en campaña no llega a cumplirse. Las promesas incumplidas suman decenas: Quito Cables, vía Gualó, vía paralela al Túnel Guayasamín, nuevo Bicentenario y tantos otros ofrecimientos.
 
El papel y la memoria se vuelven cortos para seguir enumerando los desencantos que nos unen a los quiteños y al alcalde Rodas, que ayudado del silencio de los medios de comunicación no han hecho más que ayudarlo al retroceso de nuestra querida ciudad.
¿Cómo recuperar la credibilidad y la confianza en Mauricio Rodas cuando cada vez se me hace más lejana la ilusión de poder vivir mejor?

Mónica del Castillo.