Existen al menos
dos problemas graves en la mayoría de regímenes democráticos; el primero que la
mayoría no cree en sus oficiales electos y el segundo que casi siempre están en
lo correcto. En sociedades acostumbradas a experimentar una poca confianza en
el gobierno las opciones representativas son casi siempre poco eficaces. No
pretendo desarrollar una discusión de teoría política acá, pero sobra con decir
que la idea es que, una persona delega
su capacidad de participación y toma de decisiones a favor de un tercero que al
menos en teoría, luchará para honrar el derecho otorgado. Recordemos que una de
las premisas básicas de la democracia es que cada persona representa un voto (cada persona una
decisión); así por ejemplo, en el caso de los organismos locales de
administración pública existe una figura que lidera la política, el Alcalde,
quien representa a la voluntad mayoritaria de quienes votaron por él, y de
aquellos que no lo hicieron (como nosotros) pero que aceptamos las reglas del
juego democrático; a la par del Alcalde existen los concejales que condensan la
voluntad política de un sector que votó por ellos.
En el caso de la
política local son estos concejales los que deben traducir la voluntad
entregada a ellos por parte de los votantes, que tienen cuestiones y
preocupaciones más locales y centradas. Así, en el caso del Municipio de Quito
ésta responsabilidad recayó en Jorge Albán, Soledad Benítez, Susana Castañeda,
Carla Cevallos, Daniela Chacón, Eduardo del Pozo, Pedro Freire, Sergio Garnica,
Mario Granda, Mario Guayasamín, Anabel Hermosa, Luisa Maldonado, Renata Moreno,
Carlos Páez, Marco Ponce, Luis Reina, Antonio Ricaurte, Karen Sánchez, Eddy
Sánchez, Patricio Ubidia e Ivone Von Lippke; 21 personas que representan a
todos los barrios de Quito, éstas personas representan diferentes tendencias
políticas.
Como hemos dicho
en varias entregas no somos un colectivo partidista, somos un grupo de
ciudadanos que demandamos de nuestras autoridades una coherencia y una
responsabilidad para interpretar nuestros requerimientos. Es hora de que éstos representantes se
articulen con el pedido de la ciudadanía; trascendiendo de un tibio
requerimiento de fiscalización a través de redes sociales y a un par de
entrevistas mal organizadas. Son los concejales los llamados a entender el
sentido de la ciudadanía y exigir del Alcalde una gestión transparente y
alineada con una idea de Quito clara y definida. Hasta ahora (y a pesar de las
“promesas” de Mario Guayasamín y de Patricio Ubidia) no hay información clara
sobre cuál (si es que hubo alguno) fue el beneficio del festival Quitonía para
la ciudad. Por ejemplo Anabel Hermosa, a
pesar de ser Vicealcaldesa no ha sabido entender el requerimiento de quienes
votamos por ella para que asuma el papel de contrapeso (pensado y argumentado)
en el Municipio; por su lado Carlos Páez se ha centrado en defender el proyecto
que impulsó desde que era funcionario de la anterior administrador, mas, los
esfuerzos por armar una postura coherente y unida han sido muy débiles.
Por el otro lado
Antonio Ricaurte se ha movido entre una oposición y una alianza a la
administración de Mauricio Rodas; fue el primero en votar con el bloque de
Alianza País pero desmintió cualquier cambio de alianzas. Critica ciertas
acciones de Mauricio Rodas pero al parecer tan solo por un afán de protagonismo
propio y nada más; Daniela Chacón juega el papel de mediadora y negociadora
enfrentando los problemas más grandes que ha tenido la administración
Municipal; Carla Cevallos se subió por primera vez en un bus de transporte
público tan solo para tomarse el “selfie” para su cuenta en Facebook e Ivone
Von Lippke se concentra tan sólo en palear ciertos problemas de Tumbaco.
En fin, no vemos
una cohesión en ninguno de los bloques; los concejales han respondido que “no
les dan información” pero Quito exige que acepten definitivamente la
responsabilidad que les fue confiada jugando el rol que deben tomar. Por
ejemplo, ninguno insistió en que Mauricio Rodas explique sus nexos con Muñoz
Orozco y se contentaron con un discurso repetido que fue expuesto ya antes, y
por dos ocasiones, en los medios de comunicación; ninguno ha exigido que
Mauricio Rodas transparente el procedimiento para disponer de USD 370 mil en
efectivo y de contado para pagar la casa que casualmente compró días antes de
asumir.
Repetimos, no
somos un colectivo partidista exigimos que todos nuestros representantes
(Concejales y Alcalde) independientemente del partido político al que
representan acepten las responsabilidades de administrar una ciudad y
reconozcan que no se trata de un tema fácil y bonito y que muchas veces lo que
se necesita es tomar decisiones difíciles y que deberán ser sostenidas a lo
largo de su administración.
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