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domingo, 22 de mayo de 2016

Casi dos millones cuestan los foquitos para el Aucas


Tal parece que el alcalde Rodas entendió el refrán de “a palabras necias oídos sordos” pero totalmente al revés. No se ha enterado que existe una crisis mundial por la caída de los precios del petróleo y que el gobierno central atraviesa una falta de liquidez bastante importante. Tal parece también que desconociera que casi el 80% del presupuesto del municipio que él mismo regenta proviene de esas arcas hoy por hoy en apuros. Con este escenario a la vista me pregunto ¿no debería el municipio priorizar sus gastos, planificar de mejor manera las obras urgentes, gastar lo mínimo en temas que no son emergentes? 

Desde hace meses el alcalde viene ofreciendo al club deportivo Aucas iluminación para su estadio. A nadie le pareció descabellado hace seis meses que la alcaldía haga una obra así, el Aucas es un equipo quiteño con más de setenta años y que el municipio quiera ayudarlos no parecía nada del otro mundo, pero resulta que se vino la crisis y aunque simpatizo con el auquitas y me parece bien que tengan un estadio decente, ¿no les parece que los casi dos millones de dólares que cuesta esta obra se podrían utilizar en obras que beneficien a más quiteños, obras para el propio barrio Las Cuadras donde está el estadio al sur de la ciudad?

Las famosas luminarias dicen que van a ser de “última tecnología”: 8 torres de entre 30 y 32 metros donde se instalarán 440 reflectores, la configuración de las luminarias será lineal como se utiliza en los nuevos estadios que se construyen en el mundo dicen. De ahí el millón novecientos mil que cuestan los famosos foquitos.

“El estadio del Aucas tendrá el sistema de iluminación más moderno a nivel mundial y los habitantes del sur se merecían un escenario de calidad ” dijo el propio alcalde Rodas en sus declaraciones a la prensa la semana pasada.  Pero acaso ¿no merecen los pobladores del sur más que las luces de un estadio?  ¿No merecen la ampliación de la Ecovía, el Trole y las ciclovías como ofreció? 

Pero más allá de cómo prioriza su presupuesto el municipio capitalino, que en última instancia podemos darle el beneficio de la duda al alcalde y decir que ya era un convenio firmado, que ya se compraron las luminarias y una serie de posibilidades que bien pudieran haber sucedido con antelación, esta semana Cristóbal Buendía, Presidente del Observatorio de Movilidad de Quito hace una gravísima denuncia, afirma que las instituciones públicas tienen la prohibición de donar fondos públicos a entidades privadas. De acuerdo al artículo 104 del Código de Planificación de las Finanzas Públicas se establece la prohibición de hacer donaciones a entidades de derecho privado.  Increíble que este detallito se les haya pasado por alto. 

Ahora los Concejales han saltado también con la denuncia y piden que contraloría efectúe un estudio especial para verificar las condiciones legales en que se están cediendo estos casi dos millones. ¡Inaudito cómo se manejan a discreción los dineros públicos! ¿Recién se dan cuenta los Concejales? Me pregunto.

 Por un lado no se están optimizando los recursos municipales y por otro se realizan donaciones a entes privados con dineros públicos cosa que en teoría no se podría hacer. Otra vez el alcalde Rodas cae en su ya afamado estilo de espectacularizarlo todo “muchas ruido y pocas nueces”.  Como el fútbol es el deporte de multitudes, como el fútbol despierta pasiones, como a la hora de hablar de fútbol las afiliaciones políticas quedan de lado, pues le apuesta a este nicho. Es como si tuviera un enjambre de asesores viendo en dónde puede hacer show para ganar adeptos, tal es su desesperación parece. Creo que quiso reivindicarse con los pobladores del sur de la ciudad que estaban bastante molestos cuando en una de sus primeras intervenciones en la plaza Quitumbe los tildó de “Quiteños del sur”, como si fueran otra clase de personas, cómo si hubiéramos quiteños del sur y del norte. No señor Rodas, todos somos quiteños vengamos del barrio que vengamos y a ver si empezamos a priorizar los gastos por que ya estamos en época de vacas flacas. 

Miguel Jiménez