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lunes, 16 de mayo de 2016

Dos años con Rodas





Se cumplieron 730 días con Mauricio Rodas al frente de la ciudad de Quito como alcalde, es momento de tomar un respiro y hacer un recuento de lo mucho que ofreció y lo poco que cumplió ¿Cuánto se hizo y cuánto falta por hacer?

Los quiteños somos gente tan amable que el primer año al alcalde se lo dejamos para el aprendizaje y supimos mirar con paciencia la falta de liderazgo y accionar de los primeros meses. Callamos el malestar y le seguimos apostando a la buena voluntad y grandes aspiraciones de mejorar la vida de todos. Pero el tiempo pasó y la paciencia se agotó.

Hoy, cuando los problemas que dijo un día podía solucionar se nos vienen encima e impiden el progreso de la ciudad, y más bien suman su retroceso, exigimos respuestas claras y el cumplimiento de lo prometido.

Mauricio Rodas basó su propuesta de campaña en cuatro ejes que los convirtió en su bandera de lucha  y consideró que con su cumplimiento “Podríamos vivir mejor”: Ciudad de oportunidades, ciudad inteligente, ciudad solidaria y ciudad sustentable. Reforzó su discurso de campaña en las molestias que más aquejaban a los quiteños en esos días: tráfico, multas, zonas de parqueo, baches. Problemas que enfrentaba la ciudadanía a diario desde una mirada muy particular y no como grandes obstáculos que podrían intervenir en el adelanto de Quito, que ya iba tomado un significativo impulso para ser catalogada como ciudad del futuro.

Ciudad de Oportunidades:
El alcalde Rodas, recordemos que ofreció la reducción de impuestos, multas, plazos de pago para los sancionados, menos gasto en publicidad, eliminación de trámites, cero papeles, empleo para jóvenes, estímulos tributarios para emprendimientos juveniles, impulso a empresas grandes y pequeñas, generación de miles de empleos y bajar el nivel de desempleo.

Sin duda una oferta bastante atractiva pero con grandes falencias. Los impuestos y multas se rebajaron, y se otorgaron facilidades de pago pero a la par de estas medidas y contradiciendo lo cumplido, enseguida saltó en los medios el reclamo ciudadano de un centenar de barrios que llegaron hasta las afueras de la alcaldía para denunciar irregularidades en el cobro de impuestos, además de la carencia de servicios básicos ¡pagamos puntualmente los impuestos al municipio pero no recibimos obras! me pregunto entonces ¿dónde está el beneficio para la ciudadanía?

Se bajó el valor de las multas pero se incrementaron los mecanismos de sanción como los fotoradares que registran multas a diestra y siniestra, unas acertadas  y otras adulteradas. Peor aún, las sanciones por irrespeto a las normas de tránsito aumentaron, como la multa resulta fácil, también resulta fácil hacer lo que uno quiere. Acaso por “cuidar el bolsillo de los quiteños” se puede permitir que Quito se convierta en la “tierra de nadie”, una ciudad donde prima el descontrol e irrespeto a las normas de convivencia ciudadana.

Otro ofrecimiento de este eje fue la reducción de gastos publicitarios, en este y sin querer sonar muy irónica, podríamos decir que el alcalde reprobó los dos años de alcaldía, no solo que no cumplió sino que lo aumentó. En sus primeros 100 días de gestión invirtió más de un millón de dólares de pautaje en medios, producción de material comunicacional, consultorías y servicios de monitoreo. 
 
Desde que asumió la alcaldía, Rodas ha fortalecido su imagen con un gran aparataje publicitario de varios millones de dólares: vallas, afiches, rótulos, puentes, parques, bicicletas, uniformes, cuñas radiales, spots de televisión, todo en lo que puede poner su marca multicolor lo hace. El gran despliegue publicitario y de propaganda millonaria que criticó de su antecesor en campaña, hoy es un pilar que sostiene su gestión. Basta mencionar, como ejemplo, el titular de prensa del periódico digital, Ecuador Inmediato, de octubre de 2015: “Municipio de quito reduce presupuesto en varias areas y aumenta gasto en publicidad e imagen institucional”, con el mayor descaro restó el presupuesto para la realización de obras prioritarias en barrios,  y lo sumó para gastarlo en publicitar una cara de la ciudad estratégicamente maquillada para engañar a los quiteños.

Aumentó a la parrilla municipal de medios más de 20 radios particulares que transmiten semana a semana su programa radial de los miércoles. Contrató por más de USD 112.000 dólares a periodistas seudo independientes para reforzar la imagen municipal (Janeth Hinostroza, Diego Oquendo, Marcelo Dotti, Félix Narváez). Otra prueba más del alto costo de inversión en publicidad es el entregado al grupo El Comercio, casi un millón de dólares por la impresión de miles de ejemplares del diario El Quiteño que se entrega gratuitamente en la capital. Más todo el presupuesto comunicacional de cada una de sus instituciones, empresas y secretarías.

Del estímulo para generar inversión y miles de empleos para los jóvenes no se ha sabido nada, mucho menos de un dinamismo económico generado desde la alcaldía. Los miles de empleos para los quiteños, jóvenes y adultos mayores se quedaron en el discurso. Hace poco la venta de jugos de naranja por informales fue la gota que derramó el vaso, primero fueron los videos de enfrentamientos palo en mano entre agentes de control y vendedores, luego una campaña mediática que develó una supuesta mafia peruana detrás de los vendedores, dando como resultado una total indiferencia municipal para apoyar a nuevos emprendimientos que ante la falta de apoyo municipal se toman las calles de la ciudad. No son solo los jugos, son los motes, los chochos, el pincho, las gafas, etc. Dos años de completo descontrol en las avenidas y espacios públicos tomados por la informalidad a vista y paciencia de la autoridad, libres de impuestos y con cero calidad, exponiendo incluso la salud de los quiteños. ¿Así se genera competitividad laboral señor alcalde? ¿Cuántas nuevas propuestas se han hecho para bajar la tasa de desempleo en Quito que tanto le asombraba en época de campaña? 

Ciudad inteligente
:
Nos ofrecieron devolver las horas pérdidas que nos roba el tráfico asfixiante en las grandes avenidas para compartirlo con nuestras familias ¡Cuánta mentira! nada ha mejorado. La cosa se puso peor. Hace poco inició la construcción de obras retrasadas, todas a la vez, con escasa información de vías alternas, de horarios de trabajo, con demoras en las fechas de entrega, sin socialización y parece que todo se junta para no salir bien o empeorar la vida de los quiteños.

Nos prometió eliminar el pico y placa, para implementar el sistema de auto compartido, por suerte no se cumplió, no imagino a Quito sin la aplicación de esta normativa, tendríamos más tráfico.

Otro ofrecimiento incumplido fue que mejorara del servicio de transporte público en la ciudad. Si bien se aumentaron varias unidades a los corredores, se botaron paradas en buen estado, se compraron nuevas unidades sin ningún estudio o planificación, unidades más grandes que no calzan en las paradas ni en el centro histórico, más caras y más contaminantes.

Se habla de austeridad y por otro lado se aplica el despilfarro por la falta de  planificación, mientras el día a día de los usuarios es el mismo: abuso, maltrato, irrespeto, aglomeraciones.

Del Metro ni hablar. Dos años le tomó confirmar que los estudios de la administración anterior estaban correctos, tiempo perdido que afectó al valor de su construcción donde lo único que logró fue una muy mala negociación con un pago de USD 500 millones de dólares más y la supresión de compontes importantes como el sistema de recaudación con tarjeta única, subestaciones eléctricas y 13 estaciones más. Suprimir no es ahorrar, mucho menos ser buen negociador.

¿Y los MetroCables, su obra emblemática cuando estará lista? puso la primera piedra para sus amigos de Teleamazonas y nunca más regresó, porque tampoco cuenta con estudios, mucho menos con financiamiento al igual que el proyecto que bautizó como la  Solución Guayasamín, una construcción criticada en anteriores administraciones por el riesgo que correrían un sinnúmero de edificaciones existente sobre y alrededor de la obra. Todo esto sin el mínimo consenso de la ciudanía, que no ha sido informada, peor consultada.

Otra de las ideas para mejorar la circulación diaria de vehículos fueron 11 proyectos viales. Transcurrida la mitad del período se ha culminado uno y 4 más están en marcha, 2 pertenecían a la administración anterior en coordinado con el Gobierno Nacional. Tiene pendiente aún del 55% de su oferta vial.

Del tren ligero para conectar los valles, los ejes rápidos y túneles subterráneos a lo largo de la ciudad, la vía Tababela-Gualo que conecte al aeropuerto con la ciudad con un moderno sistema de transporte metropolitano nada se ha sabido tampoco, tal vez esta semana o la próxima los inaugure con una primera piedra, pero que lleguen a ser una realidad ese es otro cantar.

La recuperación de espacios públicos se ha hecho a medias, se dio prioridad a mejorar parques ya existentes dotándolos de juegos infantiles, pintura multicolor y canchas sintéticas, un trabajo de baja inversión pero de alto impacto, una fórmula pensada más en reforzar la imagen de buen alcalde. Se derrocha en obras que podían esperar como el parque la Carolina o las luminarias del estadio del Aucas, mientras se descuida el tema de regularización de barrios, la recuperación de quebradas, del sistema eléctrico y dotación de agua a barrios de la periferia que no cuentan con los servicios básicos.

A la lista de incumplimientos se suma el súper innovador sistema de seguridad “Ángel Guardián”, que se supone tendríamos instalados en nuestros dispositivos móviles para llamadas de emergencia. Descabellado asunto que tal vez se improvisó en el discurso de campaña pero que le aseguró un par de votos. Otro proyecto era “Mi compu propia” para los jóvenes. No logré encontrar un solo testimonio que confirme esta promesa, no existe hasta el momento en ninguna instancia municipal un programa para la adquisición de computadoras.

Ciudad Solidaria y Fraterna:
La ciudad fraterna con la discapacidad es otra fantasía del alcalde. Veredas, pasos peatonales especiales, funcionarios en el transporte público que sepan del lenguaje para no videntes en las paradas, suman el listado de las obras que aún le faltan por hacer. Se cambiaron las políticas sociales por el antiguo modelo  de la caridad y la mendicidad, modelo apadrinado por la figura de la esposa del alcalde lo que pretende reforzar su imagen con campañas solidarias que recogen pocos recursos pero que la ensalzan como la gran benefactora. Caso similar son las guarderías llamadas Guagua Centros, que se lanzaron con un dudoso modelo mexicano relacionado con el lavado de dinero del Cartel de Sinaloa y que no se pudo esclarecer por completo.

El gran festival a la altura del Viña del Mar, fue el primer fracaso de la Alcaldía que le costó 4 millones de dólares y develó la improvisación y falta de conocimiento del manejo de las instituciones públicas  tanto del alcalde como de su equipo de trabajo. Un concierto que se hizo gratuito solo por la presión de los quiteños, que careció de dinamismo económico y que dejó mucho para la crítica por el mal manejo del espectáculo.

Ciudad Sustentable:
La poca intervención en temas de reciclaje y recolección de basura, tratamiento de aguas servidas, la recuperación de quebradas y espacios públicos, el control de emisiones contaminantes, se heredó de la administración anterior y en muchos de los puntos citados nada se ha hecho.

Los ofrecimientos de campaña que llevaron a Mauricio Rodas a ganar con el 58% de los votos en el 2014, sobrepasan el centenar y cuando se encuentra a medio camino le faltan por cumplir el 75% de estos.



El gran deterioro de la ciudad es el reflejo de lo poco que se cumplió. Resulta más fácil enumerar lo hecho que lo que lo que falta por hacer: una laguna, una pista atlética con serias falencias de construcción, 50 canchas sintéticas de las cuales 20 están en el parque la Carolina, pintura de colores en varios parques, USD 2 millones en luminarias para el Aucas, incremento en las tarifas de taxi,  teletones con muy baja recaudación, 80 biarticulados que no podrán circular por el centro histórico, un sinnúmero de obras retrasadas, proceso administrativos rechazados, alianzas con medios de comunicación para favorecer su imagen; Obras para el alcalde y no para la gente.

A estos escasos logros se sumó la indiferencia a las buenas acciones planteadas y que empezaban a brindar nuevas oportunidades al ciudadano, como el sistema de bicicleta pública, el parque bicentenario, los bulevares, las muestras de arte en espacios públicos, el parque Cumandá, los centros de desarrollo comunitario, el programa Jóvenes Q, etc.

Se consiguió una ciudad de enfrentamientos diarios entre agentes metropolitanos y vendedores informales, taxistas irregulares y regulares divididos, plantones diarios fuera del municipio: de vendedores, tricicleros, transportistas, trabajadoras sexuales, taurinos, aintitaurinos, moradores del sur, de estudiantes, profesores, padres de familia, de toda una población que exige respuestas claras a un municipio que se dedica a tapar el incendio diario y donde escasean las acciones sólidas y bien pensadas.

Quito es hoy el reflejo de una mala gestión elaborada por un candidato que desconocía los problemas de una gran urbe, que desde la campaña no supo plantear un modelo verdadero de ciudad que la proyecte al futuro.

Mónica del Castillo