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lunes, 12 de enero de 2015

Ciudades para la gente

Las ciudades son lugares donde la gente se reúne para intercambiar ideas, relajarse y disfrutar. El espacio público de la ciudad – sus calles, plazas y parques – es el escenario catalizador para estas actividades.
Richard Rogers – Ciudades para la gente.


Para mejorar el desarrollo de las ciudades es necesario diseñarlas pensando en el ser humano como su principal actor; por tanto, deben ser sustentables, saludables, seguras y vivaces. Es esta dimensión humana la que por años ha sido dejada de lado, se ha priorizado temas como el  tráfico o el estado de las calles; esta noción modernista ha dado poco peso al espacio público, este lugar de convivencia ciudadana que enriquece tanto a la ciudad como al individuo.

La función tradicional de la ciudad como un lugar de reunión ha sido reducida o completamente eliminada. En los países en desarrollo la dimensión humana es aún más compleja y seria; la gran mayoría de la población está forzada a usar el espacio de la ciudad intensamente para sus actividades diarias. Por primera vez en la historia a nivel mundial, poco después del milenio, la mayoría de la población se convirtió en urbana; con ciudades que han crecido rápidamente siendo una tendencia que continuará en los próximos años.

El desarrollo de ciudades más vivas, sustentables y saludables debería ser el objetivo primordial de cualquier administración pública; en el caso quiteño, esta planificación pensada en el ser humano ha sido casi nula, se han privilegiado, por lo menos en discurso, temas como el tráfico, mientras que iniciativas como las ciclovias han tenido un éxito marginal y han sido muy criticadas.

En cuanto a la vivencia de los espacios públicos éstos han estado casi siempre atados a una visión mercantilista del espacio, sin siquiera mencionarlos como catalizadores de una vivencia cultural de la ciudad. Al parecer, este criterio, frío, poco elaborado, complaciente sigue siendo el eje de trabajo del Actual Alcalde de Quito, Mauricio Rodas, quien con poca capacidad de liderazgo no ha logrado transmitir, a los altos funcionarios de su administración, su visión de ciudad (si es que la tiene, pues no se la conoce).

Esta falta de visión o falta de liderazgo a provocado la renuncia del equipo de la Secretaría de Cultura del Municipio, Miguel Alvear ex Director de Creatividad, Memoria y Patrimonio decía en El Comercio que la renuncia del equipo se debía a que el Municipio de Quito se empeña en seguir entendiendo a la cultura como un tema de espectáculos y  acontecimientos y que la visión de su equipo era distinta. Francamente entendemos que jamás existió una acción coordinada entre la Alcaldía y la Secretaría de Cultura, esto explicaría las acciones de unos y otros en temas como: Coches de madera, venta y posterior gratuidad de las entradas del concierto de Sting, el mismo concierto de Sting  y otros acontecimientos que los ciudadanos comunes jamás comprendimos.
 
A la renuncia de Andrade y su equipo se unió la del Gerente de la Empresa de Pasajeros de Quito, quien de acuerdo con versiones extraoficiales, se negó a firmar un contrato. Otra renuncia fue la del  Procurador del Municipio.

En principio no hay nada de malo en una “oxigenación” del equipo, en especial cuando éste no tiene las mismas concepciones de la autoridad; está claro que lo que se necesita es un equipo de gente cohesionado tras una visión de ciudad clara y una definición de objetivos para que puedan sacar adelante los proyectos (si es que existen proyectos). Sin embargo, lo que nos llama la atención es lo rápido que ha ocurrido esta oxigenación en la actual administración, sin un plan claro de ciudad y con soluciones sólo tipo parche es inevitable que funcionarios más activos en su área de gestión no estén dispuestos a comprometerse con una visión exclusivamente política, (como parecería ser el caso de Andrade y compañía) de una autoridad obsesionada con mantener solamente su buena imagen, una autoridad que al parecer, desconoce cómo gobernar y que puede tener grandes problemas de reacción cuando sea necesario.