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lunes, 14 de septiembre de 2015

LOS DUEÑOS DE LA CALLE


Recuerdo cuando hace algunos años se empezó a implementar el sistema de tarifario de estacionamiento público “Zona Azul” en la ciudad de Quito. En un principio causó gran rechazo entre los dueños de vehículos privados,  a los que les parecía inaudito que se regule el espacio público y para colmo que se cobre por su uso. Años más tarde, los quiteños nos acostumbramos a que en las zonas más congestionadas de la ciudad, haya que pagar por el uso de estos espacios.

También recuerdo que se tuvo que capacitar a los “cuidadores de carros” para que empiecen a cobrar la tarifa asignada, hagan los tickets de rigor y trabajen de la mano con la policía metropolitana, encargada de supervisar si se está realizando el pago. Según la ordenanza 0111, el dinero recaudado por este servicio es para el “mejoramiento de la policía metropolitana”. (Habrá que ver si en efecto los dineros se están invirtiendo en eso y si el propósito ha rendido los frutos esperados).

Aunque ya nos hemos habituado a la “Zona Azul”, no faltan los vivos que pagan una hora y se quedan tres, o los que salen corriendo para que los cobradores no les salgan al paso con el ticket ya impreso; ante lo cual quienes se encargan de cobrar por el servicio (que también pueden ser tan o más vivos que los conductores), hacen el ticket y se lo ponen entre las plumas para cobrar cuando el dueño venga a recoger su auto. 
Con sus defectos y virtudes el sistema funciona en horarios de oficina, pero ¿qué pasa con estos espacios una vez terminado este tiempo? En muchos lugares, los propios cuidadores o su relevo se apropian de la calle y empiezan a cobrar a su antojo con tickets valorados que hay que pagar anticipadamente.

Hace unos días fui a comer algo con unos amigos alrededor de las ocho de la noche cerca de la tribuna de los Shyris. Nos estacionamos en zona azul (que a esa hora ya no rige) y enseguida se acercó un muchacho con un ticket valorado en $3. Le dijimos que con gusto pagaríamos a la salida, ante lo cual el muchacho amenzante nos dijo que no respondería si algo le sucedía al carro. ¡Qué tal! Ahora resulta que los “cuidadores” se adueñan de la calle y hay que hacer lo que piden y si no atenerse a las consecuencias.
Por otro lado, los señores cobradores de la “Zona azul” ya no le dicen a uno: “Le cuido el carro”, ellos solo están para cobrar el uso del espacio. Antes por lo menos le cuidaban el carrito, ahora se queda a merced de los dueños de lo ajeno y ya en dos ocasiones he sido víctima de robos parqueada en la “Zona Azul”.


Es necesario hacer una evaluación de cuán favorable ha resultado el “Sistema de Estacionamiento Rotativo Tarifado Quito Zona Azul” (como se llama por ordenanza) y aunque considero positivo que se pague el derecho a estacionarse en zonas de gran circulación, también creo que es menester de todos quienes habitamos esta ciudad velar por que los espacios públicos, sean utilizados de manera responsable.

Gigi Briceño