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jueves, 17 de septiembre de 2015

#QuitoNoSeMueve



Esta semana se celebra en Quito la Semana de la Movilidad, más allá de un par de tibias celebraciones ha pasado prácticamente desapercibida y para el Municipio se ha convertido en un motivo más para mostrar “buenas noticias para Quito” únicamente.  Mientras escribo estas líneas #QuitoNoSeMueve empieza a ser tendencia en TT, está claro que el número de gente que tiene acceso a esta red es pequeño, pero también es cierto que en esta red en la ciudad hay un buen número de gente con capacidad cada vez más críticas.

La política de movilidad del Cabildo Capitalino se ha reducido a acciones puntuales que sin una articulación con un sistema de movilidad integral, terminan siendo solución parche. Un ejemplo de ello es la  publicitada adquisición de nuevos buses a principios de este año y todo el despliegue mediático que tuvo. Sin embargo,  las paradas que no calzaban, entre otras cosas, produjo unidades sobrecargadas y una vez más no se  cumplió el  objetivo primordial: hacer que los usuarios lleguen a su destino en las mejores condiciones y lo más pronto posible. 

Otro proyecto que no cuadra son los metro cables, anunciados por nuestro optimista burgomaestre con “bombos y platillos” como una solución de movilidad para transportar a los habitantes  de las zonas altas de Quito (aunque hasta ahora no se hace la consultoría para el modelo de negocio, ni los estudios de movilidad), es otra solución de transporte reducida a un producto de marketing.
La vía paralela al Túnel Guayasamín promocionada también por Mauricio Rodas en su campaña, con la finalidad de descongestionar la subida a Quito (para la cual la administración anterior dejó gestionado un crédito para la elaboración de los estudios) tampoco despega. El proceso contractual ha sido declarado desierto en dos ocasiones.

El metro parece un cuento chino  y por cada dos pasos que toma la Alcaldía retrocede tres. Una clara muestra de falta de voluntad política para llevar adelante el proyecto, y sin un plan de movilidad integral (reorganización de rutas sobre tierra, paradas, ampliación de corredores exclusivos de transporte),  se reducirá a un “túnel” en el medio de la ciudad sin ningún impacto en la movilidad de Quito.

La administración anterior inició la implementación del proyecto integrado de semaforización que incluía el componente de “olas verdes”, a fin de favorecer vías de aproximación y de salida del hipercentro de la ciudad, sin embargo, nada de esto funciona todavía.

¡Y qué decir de la movilidad alternativa!  El proceso para la adquisición de las bicicletas eléctricas (que en realidad son motores y una llanta) tomó varios intentos y empieza a ejecutarse de a poco. Y ni qué decir de las ciclovías reducidas en gran parte de la ciudad a carriles donde se necesita una gran dosis de osadía para enfrentar a los hostiles automóviles. 

El principal desafío de las ciudades modernas es aprender a manejar recursos cada vez más escasos (el espacio físico es uno de ellos), en relación con una población en constante crecimiento. Es importante que se consiga la forma de que los problemas de movilidad en una ciudad con más de dos millones de habitantes  se realicen de manera adecuada; pero el  principal reto de las autoridades debería ser cómo devolvernos el tiempo; me refiero a reducir el tiempo que dedicamos a trasladarnos (estar atascados en el tráfico) en vez de dedicarlo a lo que uno quiera.

Un saludo amigos,

Rocío Pérez