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lunes, 25 de mayo de 2015

“Buena gente”


Estimados lectores, hoy es un post más personal (espero me disculpen) aquellos que me conocen saben que trato de ser una persona más bien optimista (aunque  a veces no resulte tan evidente a través de estos escritos) me cuesta pensar que alguien hará algo intencionalmente para hacerme daño. Trato de guiarme por la premisa de que nada es personal, y si alguien te hace daño no es intencional solamente es un mal entendido, mas, si confieso que a ratos resulta difícil seguir con esta idea.

Me explico; soy relativamente novata en esto de conducir en Quito y es más prefiero no hacerlo a menos que sea necesario. Parquearse y movilizarse en esta ciudad la mayoría de las veces acaba con mi buen ánimo y toma más tiempo que hacerlo en transporte público, sin embargo la semana pasada decidí hacerlo para ir a solicitar mi crédito en el BIESS; les cuento que por fin conseguí un departamento que me gusta lo suficiente y por el cual estoy dispuesta a endeudarme los próximos 30 años de mi vida.

Al tratar de estacionarme, me rodearon 4 hombres que me brindaron sus “servicios” para ayudarme en la tarea de estacionar mi vehículo. Inmediatamente luego procedieron a rodearme vendiendo todo tipo de aditivos que mi vehículo no necesitaba;  yo que me considero una mujer “liberada” y que no necesito el apoyo de nadie (al fin y al cabo aprendí a cambiar la rueda de mi vehículo, lo único que no conquisto todavía es cómo deshacerme de alguna araña viajera que entra en mí casa) me encontré imposibilitada de actuar, racionalmente puedo decir que nada de lo que me “vendieron” era necesario en mi vehículo. Sin embargo me paralicé y aquellos “comedidos” me instalaron el equivalente a unos cuantos dólares de repuestos que no necesito para luego informarme presurosos que les debía en realidad varios cientos y gustos se ofrecieron a conducirme hacia el cajero electrónico más cercano.

Racionalmente también puedo decirles ahora, que fue mi culpa pues no reaccioné como siempre he dicho que lo haría (insultando y gritando a fin de “ganarles con la boca” como dice mi madre) convirtiendo al episodio a mi juicio bastante más problemático, pues darme cuenta del grado de vulnerabilidad que enfrenté me ha costado bastante. Pero en fin, este post no es un intento de “auto análisis” si no contarles lo que me pasó hoy en el sector de la matriz del BIESS no para generar alarma ni para nada más que informar que es bueno ir con los ojos muy abiertos, también ojalá alguna autoridad me lea y ejerzan algo de control a estos “comedidos”.


Si me preguntan qué voy a hacer, les cuento que seguiré siendo tan optimista como soy sin embargo si prometo trabajar en aquello que me volvió vulnerable y trabajar por hacer que mi aparente “liberación femenina” se vuelva más práctica y menos teórica.