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lunes, 12 de octubre de 2015

Tibia despedida a los héroes de Quito


Parecería que  Quito cierra por este año su periodo seco, lo que significa que el intenso sol con los consecuentes incendios van quedando como un hecho del pasado.

La ciudad y sus autoridades deben ahora presentar el informe de lo ocurrido durante esta época en la ciudad; no solo para tomar las acciones pertinentes que permitan remediar los daños causados al medio ambiente por los incendios; sino y sobre todo, para mejorar la capacidad de respuesta de la ciudad frente a situaciones como las vividas semanas atrás.

El balance de los incendios ocurridos en Quito no podría ser otro que negativo. La muerte de los
cadetes Jonathan Nacimba, Jonathan Dionisio y del cabo Marco Bastidas, debe ser para todos los quiteños, no solo una noticia que lamentar, sino una realidad que debe ser explicada.

Alcaldías anteriores (Moncayo y Barrera) tuvieron que enfrentar épocas de fuertes incendios; de ahí nació el Plan Fuego que fue ejecutado por ambas administraciones.  En aquellos años, los alcaldes supieron priorizar el bienestar de la ciudad, por sobre su imagen y necesidades de protagonismo.

En el incendio de Puembo,  pudimos ver por las pantallas de los canales nacionales, cómo entre humo y llamas, los bomberos caídos eran rescatados por sus compañeros. Los vimos sin ropa adecuada para enfrentar incendios (se podría asumir que fue debido a que era el primer incendio de estas proporciones que enfrentaban), pues dos de ellos acababan de pasar el curso para ejercer este oficio y aún no contaban con la indumentaria de rigor. 

Esas imágenes sin embargo, no son las que más cuestionamientos han traído a la opinión pública; la más controversial fue aquella en la que el Jefe del Cuerpo de Bomberos desfilaba por las calles del centro de Quito escoltando los ataúdes de los tres fallecidos. Con sus trajes de gala recién salidos de la tintorería y la banda castrense tocando las notas fúnebres, los cuerpos de estos verdaderos héroes de la ciudad, eran mostrados como un elemento distractor para evadir las reales preguntas, que hasta ahora no han sido respondidas por el Comandante Eber Arroyo ni por el Secretario de Seguridad y menos aún por la máxima autoridad de la ciudad.

Está muy bien que el alcalde condecore a quienes sacrificaron sus vidas por proteger nuestra ciudad, que por cierto la condecoración debería hacerse extensiva a todos los bomberos de la ciudad; pero esto, por ningún motivo puede ser una excusa para que autoridades, familiares y toda la ciudadanía, dejemos de exigir una explicación sobre la muerte de estos jóvenes.

En otros años los incendios devastaron muchas más hectáreas que este y las condiciones fueron así mismo, más difíciles (menos equipamiento, elemento humano), pero se lograron combatir los incendios forestales sin pérdidas humanas que lamentar.

Esto no es un tema menor; el alcalde y los concejales deben exigir una explicación clara y una investigación por parte de la fiscalía de lo ocurrido. Ceremonias, homenajes y medallas no taparán el hecho que hay tres familias de luto, que perdieron a sus seres queridos por una negligencia que tiene responsables.

Ninguna muerte puede servir de pantalla política y tampoco de trampolín para falsos héroes que convierten a la tragedia en su momento de fama.

Claudia Armendáriz